Decidme, hermano, ¿Dónde os encontráis ahora mismo? Anhelo que sea junto a vuestro amado y podáis recibir toda la felicidad que este cruel universo decidió arrancaros.
¿Quién fui yo para usurparos vuestro mayor tesoro? Asimismo, ¿Quién fui yo para privaros de vuestra existencia terrenal? Cometí un error que me amenazará hasta que la Diosa Fortuna decida arrancarme el corazón sin piedad y quede enterrada alejada de vos. El peor de los castigos debe recaer en mí, pues tres vidas cargan en mi conciencia mientras me asfixian sin compasión.
El arrepentimiento crece desde lo más profundo de mi alma, corrompiendo cada minúsculo rincón y tiñendo del mismo tono que la sangre que derramasteis. La sangre que yo dejé ser derramada. Quiero regresar junto a vos, sentir nuevamente la libertad que me entregabais sin esperar nada a cambio.
Caí en las falacias de Lord Lee, quien sin previo aviso se inmiscuyó en mis decisiones y procuró que actuara a su voluntad. Quizá gustéis saber que padre quedó desterrado junto a Qiao Kun y vuestros pensamientos llegaron a los corazones de todos los presentes el día de la tragedia. Sois el héroe que todo rey anhela ser, un ejemplo a seguir si quieren ser dignos y conservar su honor.
Madre a pesar de la tristeza también rebosa orgullo, y confesó por qué repudió de nosotros. Nunca lo hizo, empero, padre nunca debía conocer el control que ejercía desde El Círculo. ¿Recordáis? El lugar donde acudía madre y, posteriormente, yo. No obstante, les fallé como a vos. Mis principios debían ser míos y no debí dejar que la influencia ajena actuara sobre mí.
¿Sabéis? Desde vuestra partida el castillo está extremadamente vacío. Ya no es posible escuchar vuestra voz cuando el alba amenazaba con aparecer o vuestros gritos mientras lidiabais con Lord Lee. La corte real y los esclavos que vos ayudabais perdieron su vivacidad, todo está invadido por una agonía invisible.
¿Sabéis algo más? Una de las más arduas batallas llegó a su fin, fui coronada reina de estas tierras junto a un rey bondadoso.
Por otro lado, he de confesaros que nunca regresé a nuestro lugar escondido. Los recuerdos se aglomeran de una forma tan dolorosa que es imposible mantenerse firme, mas os juro que en un futuro próximo acudiré y le confesaré al firmamento todos los tormentos como solíamos hacer vos y yo.
Donghyuck, mi querido hermano, no habrán vidas suficientes para perdonar todos los pecados que cometí, mas recordad que nunca estuvisteis enfermo. Amar es sinónimo de belleza y pureza. De vos rebosaban ambos.
Minhyung y vos estabais destinados a reencontraros, y así ocurrió. Yo tan solo fui un impedimento que alteró el hado y, por ende, la culpable de vuestra muerte. Perdonadme, os lo imploro. Es la reina Youngeun quien debería haber cruzado las puertas al infierno, pues el cielo no es una opción para ella.
La soledad ha invadido todo a mi alrededor, ya no existe luz ni esperanza que guíen el camino que debo seguir. No obstante, no puedo reunirme con vos. Mi sentencia reside en el mundo terrenal, sintiendo como la aflicción se apodera completamente de mí sin piedad. No la culpo, pues vuestro sufrimiento no tiene comparación y no fuisteis merecedor de él. Ni vos ni ninguno a los que la muerte os arrebató la vida.
De este modo, os ruego que recordéis a la reina como vuestra hermana, no como la asesina que os arrebató todo en cuanto teníais. Olvidad el rencor que habita en vos y dejad que cargue con él, pues no es vuestro deber, sino el mío; el castigo que debo cargar en todas las vidas en las que mi alma habite.
Fuisteis un príncipe que merecía ser coronado rey, todas vuestras virtudes eran excepcionales y este globo necesitaba a alguien como vos. La bondad y la justicia jugaban un papel muy importante en vos y jamás dudasteis de vuestros ideales. A pesar de la pérdida, lograsteis reinar sin vida, demostrando una última vez la valentía y el poder que poseíais. El rechazo que emergía de los ajenos se esfumó, instalándose un orgullo en todos los habitantes que tuvieron la suerte de coincidir con vos. Para la reina Lee Youngeun siempre fuisteis el rey Lee Donghyuck.
Recordadme como os recuerdo a vos, pues os hallaré siendo Lee Youngeun, una aldeana, una dramaturga e inclusive siendo un astro deambulando por el abismo sin fin.
Fuisteis y siempre seréis a quien le debo mi propia vida.
Mi querido hermano, Lee Donghyuck.
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Comentar que una oda es una composición generalmente cantada que se utilizaba para alabar las cualidades de alguien más.
