Flufftober: Infinonic 2022

𝑻𝒓𝒂𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒓𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒕𝒐́𝒙𝒊𝒄𝒂

"Oye de verdad me gustas mucho, pero creo que no vamos a funcionar, somos muy distintos..."

"Estoy enamorada de ti, pero no puedo acoplarme a lo que tu familia necesita, creo que es mejor terminar..."

"La idea del compromiso me aterra prefiero pasar, espero encuentres el amor que buscas..."

"Infinite, eres el hombre perfecto, pero no me puedo enamorar de ti..."

"No puedo estar al lado de alguien tan... ambiguo y poco moderno..."

[…]

—Sé que hemos tenido muchos inconvenientes en nuestra relación, pero Infinite agradezco tu tiempo y esfuerzo aun así es mejor dar por terminada está relación, tú y yo pensamos muy distinto y no vamos a funcionar, te amo y por favor sé feliz...

El chacal deja caer su celular al suelo mientras su mano tiembla, ya había perdido la cuenta de las veces que sus parejas lo terminaban. Amargas lágrimas caían de sus ojos hasta chocar contra su pecho lleno de dolor y su mente apenas procesaba lo que acababa de pasar.

Pronto cumpliría veintisiete años y no lograba conseguir una pareja estable para presentar a su familia. Con el alma destrozada y con ganas de irse a dormir, recogió su celular y se preparó para salir del trabajo. Limpio su rostro para que no se viera triste y se arregló la ropa.

—Anna cancela todas mis reuniones y postergalas hasta dentro de una semana, no estoy bien y me tomaré el resto de la semana —ordena por último mientras se va de su trabajo.

Era bien sabido que Infinite era un magnate de los negocios de inversión. Era el más importante inversionista de la mayoría de empresas de la ciudad y el soltero más codiciado para cualquier dama que lo conociera, pero parecía irónica si situación. Pues al ser el más codiciado su suerte era la peor, no lograba encontrar una pareja.

Muchas veces lo habían terminado por tonterías como sus creencias o cualquier otra idiotez que sus parejas creyeran.

Desde muy joven fue entrenado para hacerse cargo de los negocios de la familia, ya que era el único que podría entenderlos.

Pero cada que le rompían el corazón, se encerraba una semana en su casa para quitarse la amargura del corazón. Hacia yoga, escribía en su diario y veía dramas para alejar todo aquello que le molestaba.

Pero aun así cada relación le hizo temer a una sola situación.

Que sus parejas lo cambiarán por alguien mejor.

Y quizás no es que él no fuera el mejor, pero sí que era alguien difícil de tener pues estaba rodeado de muchos protocolos que lo hacían casi el hombre más difícil de entender.

Llegó a su hogar y de nuevo se sintió solo. Como deseaba con todas sus fuerzas encontrar a su alma gemela, aquella con la que pudiera ser él mismo sin temor a que lo juzguen.

Durante sus veintisiete años había tenido un poco más de seis relaciones (claro las de su adolescencia no contaban como relaciones importantes) que comenzó a creer que estaba destinado a estar solo.

Muchas veces se llenó de miedo y tristeza al verse perdido en su propia desdicha. Sus hermanas habían logrado casarse incluso más jóvenes y tener bebés sanos. Él era el hermano de seis chicas que tuvo su padre y madre.

Al ser el único chico sintió todo el peso de la familia y encontrar esposa se volvió una tortura. Su padre le pedía conocer a alguien y estaba volviéndose loco. Infinite no podía hacer más de lo que su vida le permitía y decidió dejar de buscar amor.

Se propuso visitar a sus amigos y una de ellas era Amy Rose. Una chica que conoció durante viajo a otro país para hacer sus prácticas universitarias en una empresa de bienes raíces. Ella era la hija de uno de los trabajadores y cuando la conoció sintió mucha ternura.

Ella fue la única mujer a la que no quiso tener como novia más bien la veía como una de sus hermanas. Se conocieron y comenzaron a tener una amistad hasta que inevitablemente ella le pregunto sobre el tema de parejas.

Infinite estaba mal.

En una ocasión la visito y salieron a ver alguna película en el cine. Justo cuando ambos salían Amy divisó a lo lejos a otro de sus amigos y allí Infinite sintió la curiosidad.

Un erizo azul abrazó a su amiga, se miraba muy triste y desanimado, sus ojos delataban que había estado llorando. La mirada de heterocromía del chacal se vio iluminada por ese chico que le pareció interesante.

No solo su color le atrajo, pero había algo más que nunca sintió con nadie más. Una energía que le hizo querer ir a hablarle, pero se notaba que ese chico ni siquiera se percató de su existencia. Amy se despide de él y vuelve con él mientras suelta un pesado suspiro.

—¿Quién es él? —le cuestiona con intriga.

—Es Sonic, mi amigo —dice brevemente luego nota que la chica muerde sus labios— tiene una relación muy tóxica y se niega a dejarla. Me ha pedido algunos consejos, pero ya no sé qué más decirle.

Infinite le mira impactado.

—Entiendo, espero que logre salir de ella —finaliza mientras que deja de lado ese tema.

—Sonic está cegado, se encuentra muy enamorado —termina ella mientras retoma el camino.

Infinite ve por última vez ese camino imaginario que Sonic dejó, cómo le hubiera gustado hablar con él y aconsejarle, pero ya suficiente tenía con sus problemas amorosos como para dar consejos sobre el mismo tema.

Sin embargo y sin motivo, esperaba volver a verlo y que en esa ocasión ambos pudieran hablar.

Solo era cuestión de tiempo... para que los dos se conocieran y supieran tener una relación bonita y agradable.

Pero en ese momento Infinite solo pidió que ese chico se diera cuenta de que era alguien realmente único.