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12 | Silent night, holy night
Sábado 31 de Diciembre de 2022 Zermatt, Suiza
Todo el restaurante estaba decorado con lucecitas amarillas y muchos nudos de globos dorados y negros, mientras las mesas eran adornadas con unos delicados manteles blancos; las mismas estaban acompañadas con vajilla dorada y blanca, además de copas y unos hermosos centros de mesa luminosos que le daban cierto encanto y ambiente festivo al lugar. En el techo habían colgadas miles de luces que finalizaban en el centro del restaurante, donde abajo habían dejado espacio para la pista de baile. También, al lugar le acompañaban un sector con cartones con huecos para poner la cabeza y sacarse fotos, además de unas mesas llenas de cotillón como sombreros y lentes festivos para que los huéspedes pudieran colocarse llegado el momento de la celebración. La gente ya estaba llegando en oleadas al restaurante, incrementando notoriamente el barullo y la música, con un elegante vestido Max que estaba mirando detalladamente todo a su alrededor ya que se encontraba sentado en solitario en una mesa, mientras guardaba un asiento a su lado a la ansiosa espera de Julie que estaba algo atrasada esa noche.
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-Hola, Max... lamento el retraso, ha habido un problema con la comida... y la cámara y... todo se ha salido de control...- apareció al rato la muchacha, hablando rápido un tanto apurada y nerviosa mientras observaba cómo el hombre se ponía de pie para saludarla y recibirla caballerosamente en aquel precioso atuendo blanco.
-Descuida, no pasa nada...- sonrió a escasos centímetros, plantando una firme mano en su cintura para acercarse y dejarle un casto beso en su mejilla, provocando un sonrojo muy grande en la pelinegra que se había quedado sin aliento y estática de repente. -Por cierto, estás hermosa...- comentó coqueto mientras la miraba de arriba a abajo con sus ojos celestes brillosos, admirando el precioso atuendo que llevaba esa noche.
-Gracias...- titubeó nerviosa y con una tonta sonrisa en su rostro mientras colocaba un mechoncito de cabello por detrás de su oreja, al mismo tiempo que él abría la silla y esperaba a que se sentara con caballerosidad. Ella portaba un bonito top negro, acompañado de una falda dorada brillosa y unos tacones de terciopelo oscuro, con algunas pulseras y collares brillantes que complementaban su atuendo, mientras tanto, él vestía una camisa blanca, acompañado de un pantalón y zapatos de vestir grises, además del llamativo rólex en su muñeca izquierda. -¿Y qué opinas de la decoración?- añadió ansiosa mientras ambos se acomodaban mejor en sus asientos.
