Capítulo XI

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Pov Caleb

—Supongo que entonces se cancela la visita a las Islas Hirvientes, ¿no? —pregunta Evelyn cuando vamos de camino a la plaza. Yo me encojo de hombros.

—Por como hablas de ese mundo me encantaría ir a verlo —respondo encogiéndome de hombros—. Siempre he sentido que no soy para vivir en el mundo real. Siempre acaban aprovechándose de mí y nunca soy capaz de endurecerme. Es como si estuviera hecho para ayudar sin importar qué y la gente fuera lo suficiente consciente de eso para aprovecharse de mí. —Caleb suspira—. Pero cuando hablas de tu mundo, todo parece perfecto.

—Bueno, todo, todo no. —Evelyn suelta una risa tímida—. Hay muchos brujos que son malísimas personas. Aunque después de ver este mundo, puedo asegurarte de que el mío es mucho más avanzado en pensamiento. Aquí están obsesionados con Dios y el demonio.

—Ya. —Me rasco la nuca con nerviosismo—. Aunque si a Philip le hace más feliz, a mí también.

Evelyn me dedica una sonrisa.

—Bueno, si cambias de idea y quieres visitar mi mundo "perfecto" —hace comillas con los dedos en la última palabra— quiero que sepa que siempre habrá un lugar para ti en la casa de los Clawthorne.

—¿En serio? ¿Dejarías entrar en tu casa a un cazador de brujas? —bromeo.

—Tú no mereces ese título, Wittebane.

—Bueno, supongo que eso es algo irrefutable.

Evelyn ríe de nuevo.

—Será mejor que nos centremos —dice con más seriedad—. Nunca he hecho un hechizo de ilusión tan fuerte y estoy algo nerviosa.

—Lo harás bien —le prometo. Evelyn asiente con la cabeza.

—Más me vale.

Nos asomamos desde el callejón a la plaza. En ella ya está Philip con cinco mujeres con sacos en la cabeza que van a ser quemadas, entre ellas debe de estar la amiga de Evelyn. Le echo una mirada a Evelyn, parece que ver la situación le ha puesto más nerviosa de lo que estaba.

—Puedes hacerlo —le susurro. Ella asiente con la cabeza.

Dibuja un círculo en el aire con sus brazos y una pequeña estela de luz azul me ciega durante unos segundos. Abro los ojos lentamente. En la plaza continúa estando mi hermano junto a las cinco brujas. Solo que ahora son réplicas.

—Lo estás haciendo muy bien —le digo a Evelyn apoyando mis manos en sus hombros. Ella responde asintiendo con la cabeza—. Voy a buscar a Philip y a las demás. Aguanta.

—Sí —contesta.

Me separo de ella y salgo del callejón en dirección contraria a la plaza. Philip tiene que estar al llegar con las cinco brujas. Espero mirando hacia los lados. No sé ni por dónde llegará. Mi corazón late a mil.

—¡Caleb! —Philip levanta una mano. Lleva a la amiga de la Evelyn de la otra—. Las otras chicas han escapado. Parece que no eran brujas de verdad, pero aquí está ella. Ya pueden volver a casa, ¿no? Y no aparecer nunca más.

—Creo que tu hermano está impaciente porque desaparezcamos —comenta la amiga de Evelyn. Arqueo las cejas mientras Philip rueda los ojos.

—Nos estáis poniendo en peligro —responde molesto.

—Perdona, eh. Supongo que lo que hacéis es peor que estar a punto de ser quemada en una hoguera delante de un puñado de fanáticos religiosos.

—Pues...

—¡Dejad de pelear! —suplico. La amiga de Evelyn y Philip comparten una mirada de odio antes de mirarme—. Philip, llévatela al bosque, ya sabes, en la zona donde solíamos jugar. —Él hace un gesto contrariado—. Yo me quedaré con Evelyn y luego le diré dónde estáis.

Dime quién cometió traición (La historia de Caleb y Philip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora