Pov Philip
En cuanto Caleb cierra la puerta me dejo caer sobre la cama. Entiendo que no le parezca bien. En realidad a mí tampoco. La caza de brujas siempre la encontré algo exagerada e innecesaria, solo que después de tantos insultos he aprendido una cosa: Hay que adaptarse. Esta ciudad persigue y quema a personas cualquiera que consideran brujos y yo, quiera o no, soy de esta ciudad. Tengo que ser como ellos. Así funciona el mundo.
Caleb me trajo aquí hace ocho años para no tener que mudarnos más. Un lugar apartado y con suficientes recursos para sobrevivir. Y a pesar de eso seguimos teniendo las mismas dificultades. Sí, hay agua y comida abundante, pero también odio. Mucho odio.
No voy a dejar que sigan burlándose de mí. Hay que ser realistas y el mundo solo funciona de una manera: O atacas o te atacan. No pienso dejar que pase un día más siendo el atacado. Tampoco Caleb. No tenemos por qué sufrir más. Creo que ya ha sido suficiente.
Obviamente todo esto no es culpa de los brujos, pero tampoco ha sido mía todo lo que yo he pasado. Así es la vida. Nadie se preocupa en otra persona que no sea ella misma. No pienso dejar que yo o Caleb seamos los únicos idiotas que lo hagamos. Nadie se ha preocupado por nosotros. Nunca. Ya es hora de darle al mundo de su propia medicina.
Solo queda que Caleb lo entienda.
Busco bajo mi cama mi máscara y mi diario. Son las primeras cosas que recibí cuando llegué aquí. Primero Caleb me regaló el diario y después me talló la máscara. Doy un suspiro melancólico y abrazo ambos regalos. Quizás no quiera solo el trabajo para pertenecer a este pueblo de mierda. Quizás también quiera proteger a ese niño interior que aún vive en mí.
Vuelvo a guardar las cosas bajo la cama y me tumbo boca arriba. En realidad no tengo tan claro lo que quiero. Eso es lo que más molesta. No tener una ambición que seguir. Es tan complicado. Parece que estoy apunto de alcanzar el camino a la felicidad y de pronto todo se nubla de gris volviéndome a preguntar si de verdad algún día llegaré a ella.
Me incorporo al momento. Basta ya de ponerse sentimental. Soy más fuerte que eso. Salgo de la cama y me encamino al espejo. Contemplo mi reflejo y unos pequeños nervios despiertan en mí.
Cazador de brujas.
Pardiez. No sé si me gusta el título. No es cualquier cosa pensar en que puedo llegar a ser algo así. Maltratador y asesino, pero a su vez respetado y alabado. Oh, sí. Esa sí que es una buena ambición.
—Philip.
Me separo del espejo al momento. No sé cuánto tiempo he estado debatiendo todo esto conmigo mismo.
Caleb ha llegado. Con una mano sostiene tres barras de pan y la otra la mantiene sobre el pomo de la puerta. Parece asustado. Jadea un par de veces y sin cambiar de posición dice muy serio:
—Acepto.
Mis labios esbozan una inevitable sonrisa.
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Dime quién cometió traición (La historia de Caleb y Philip)
Fiksi PenggemarToda historia tiene dos versiones, sentimientos propios y diferentes batallas. Esta historia no es la excepción. Caleb es un alma libre, no necesita ser aceptado por nadie y su único propósito es cuidar de sus seres queridos. Philip le teme a la sol...