Capítulo XXI

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POV Caleb

—¿Y cómo funciona este portal? ¿Solo es una puerta mágica? ¿Es cosa de la madera o le habéis echado un hechizo después de crearla?

Me alegra ver a Philip tan emocionado por la magia. Sé que no tiene por qué gustarnos lo mismo, pero tengo la pequeña esperanza de que le acabe fascinando tanto como a mí y ¿quién sabe? Tal vez mudarnos aquí.

—Es un portal normal y corriente —responde Evelyn seca—. Ahora pasad antes de que alguien más nos vea.

La obedecemos al momento y cruzamos el portal. Me quedo contemplando las vistas. Creo que es algo de lo que nunca me voy a acostumbrar.

—¿Eso es un cráneo? —interroga Philip señalando la enorme cabeza del titán a lo lejos—. ¿Y eso las costillas? —Me acerca a él tirando de mi brazo—. Caleb, ¿sabes que en algunas culturas se considera que el infierno está sobre un cadáver?

—¿Desde cuándo crees en esas cosas? —pregunto divertido.

—Desde ahora, que lo estoy viendo —contesta. Me encojo de hombros. Evelyn se acerca a nosotros para escuchar.

—¿Va todo bien? —cuestiona. Parece incómoda. En las otras visitas no estaba así. Espero que no sea por la presencia de Philip. Sería un sueño que se llevaran también bien.

—Sí —respondo—. Solo que a Philip le ha impresionado mucho el cadáver del titán. —Le quito importancia con un gesto de mano—. No es nada.

—Vale. —Evelyn sigue pareciendo insegura.

—Es que es muy turbio —insiste Philip en voz baja para que Evelyn no le escuche—. Vivir sobre el cadáver de algo.

—El titán es como su dios —trato de explicarle. Philip abre mucho los ojos de la sorpresa.

—¿Viven encima de su dios? —Esta vez lo dice lo suficiente alto para que Evelyn pueda oírle. Ella se vuelve a él.

—¿Tienes algo en contra? —inquiere a la defensiva. Philip asiente con la cabeza decidido. Por favor, que no discutan...

—Es muy turbio, la verdad.

—Creo que es más turbio el hecho de que queráis comeros el cuerpo y beberos la sangre de vuestro dios —dice Evelyn muy lento. Me quedo impresionado. Vaya corte—. Pero ya está —añade—. Cada uno con lo suyo.

—Tiene una razón —se molesta Philip—. Es que... en la última cena... el cuerpo... el vino... esto...

—No seas ridículo. No tienes ni idea.

Vale. Creo que debería frenar esto.

—¿Qué deberíamos enseñarle a Philip primero, Evelyn? —le pregunto rodeándola con el brazo. Philip frunce el ceño así que la suelto.

—Pues se me ocurren muchos sitios, la verdad —dice Evelyn—. Lo que no sé es si le van a gustar. Él se toma muy en serio su título.

—No seas ridícula —responde Philip—. Estoy preparado para cualquier cosa. Soy una persona muy camaleónica, es decir, puedo comprender y aceptar distintos puntos de vista aunque yo no esté de acuerdo.

Pone las manos en las caderas con orgullo. Evelyn me echa una mirada y después ríe. Me cubro la cara con la mano. No. Adiós a la fantasía de que se lleven bien.

—Entiendo lo que quieres decir —dice Evelyn caminando con las manos tras la espalda. Su tono suena algo irónico, espero que no salga ninguna burla ingeniosa de esto—. Aquí en las Islas Hirvientes nos referimos a ese tipo de personas como hipócritas.

Y ahí va.

Philip frunce el ceño y acelera el paso. Oigo a Evelyn reírse. Doy un suspiro y me pongo a su altura.

—Oye, te has pasado —le regaño. Ella deja de reír—. Le cuesta mucho socializar y va a decir muchas tonterías para encajar. Intenta seguirle el rollo. Le llamaré la atención esta noche.

—Caleb, no quiero ofenderte, pero ¿no crees que deberías dejar que de vez en cuando tu hermano compruebe las cosas por sí mismo? —Niego con la cabeza para demostrarle que no le sigo—. A lo que me refiero es que quizás deberías dejar que se dé cuenta de que hace las cosas mal él mismo. No puedes protegerle toda la vida de las críticas.

Aparto la mirada a Philip. Sé que él tiene que vivir su vida y eso conlleva cometer errores de los que no le puedo salvar, pero ¿qué tiene de malo evitar los que sí puedo?

—Solo intenta ser menos dura con él —suplico. Evelyn da un suspiro.

—Está bien —acepta—, pero espero que tu conversación de esta noche también mencione que él no debería comparar mi hogar con el infierno. —Trago saliva—. Porque sé cómo veis vosotros el infierno y las Islas Hirvientes son mucho mejor que eso.

—Lo siento.

Evelyn pone los ojos en blanco. Me siento estúpido.

—Haz el favor de no disculparte por tu hermano, anda. —Bajo la cabeza—. Que sepas que eres de esas típicas personas que de buenas son tontas.

—Dices verdades a la cara con mucha facilidad.

—Tú lo has dicho. —Evelyn acerca su cara a la mía tanto que no puedo evitar sentirme intimidado—. Verdades.

—¿Qué hacéis? —pregunta Philip girándose a nosotros. Evelyn se aparta al momento con las mejillas encendidas. Podría jurar que las mías están iguales.

—Nada —respondemos a dúo.

Philip frunce el ceño.

Nota de la autora: ¡Hola! He publicado a esta hora porque he tenido que volver de la universidad pronto por un ataque de pánico. No me encontraba muy bien y lo más turbio es que justo me ha pasado hoy después de que ayer escribiera exactamente la misma situación. XD 

El punto es que me hace muy feliz publicar así que para relajarme es lo que he querido hacer. Muchas gracias por comentar y votar me anima muchísimo. No sé cómo agradeceros todo <3

(Cuando publique el diario os diré si hay capítulo doble) Ahora voy a descansar.

Dime quién cometió traición (La historia de Caleb y Philip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora