Capítulo XXXVI

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Nota de la autora:  ¡¡ADVERTENCIA!! En este capítulo se tratan temas que para alguna personas pueden ser desagradables como la autolesión. Sé que estamos en Wattpad y apuesto a que la mayoría habéis leído cosas peores, pero no todas las sensibilidades están al mismo nivel y quiero que todos os sintáis cómodos con la lectura.

Si preferís saltaros el capítulo, debajo de todo he puesto un resumen de lo que ha pasado, si no tenéis problema, proceded a la lectura:


Pov Philip

—Hielo, fuego... Si lo pongo en esta posición. Fuego más hielo. El fuego derrite el hielo, pero el hielo vence al fuego... Según el tamaño. Un glifo, otro glifo, círculo...

Doy una cabezada. Llevo varios días sin dormir tratando de descubrir los secretos de los glifos. He notado que el glifo de hielo tiene muchas formas distintas y también he descubierto un segundo glifo, el glifo de fuego. También he estudiado que al combinarlo son más poderosos y que su tamaño y forma influyen mucho en su poder.

No puedo creerlo, si soy capaz de hacer magia dejarán de burlarse de mí. Por fin seré más que el insignificante humano.

—Caleb va a flipar con esto —le digo a la nada.

Caleb, ¡cuánto le echo de menos! Echo una mirada a la salida de la cueva y doy un suspiro. Me he sentido muy solo desde que partí. De hecho he empezado incluso a hablar solo. Creo que debería preocuparme.

Me levanto con decisión y observó todos los glifos que he dibujado en el barro. Sé que es un progreso, pero no es suficiente. Le doy una patada a la arena y doy una patada a una piedra molesto. No puedo hacer magia haciendo dibujitos, es una pérdida de tiempo. Creo que ocasionará más burlas.

—A ver, si las brujas pueden hacer magia desde dentro por el saco ese de mierda de su corazón —digo paseándome por la cueva de un lado a otro—. Los humanos podríamos hacer magia si la magia proviene de nuestro interior. Nuestra magia son los glifos, si pudiera pintar glifos en mí...

¡Eso es! Cuando aprenda las combinaciones perfectas puedo pintarlas en mi piel y ya no necesitaré estúpidos papelitos. Me levanto y trazo en la tierra distintas combinaciones mientras mi cabeza proyecta escenas de logro. Escucho a los estúpidos monstruos de esta isla aclamar mi inteligencia y dejar de decir su típicas frases de discriminación.

Ya no voy a ser inferior. Tampoco quiero ser superior, aunque después de este gran estudio y trabajo no me extrañaría que alabaran mi ingenio. Sacudo la cabeza para apartar esos pensamientos. No es el momento de fantasear con el respeto de estos herejes. No los necesito. Esto no lo hago por ellos, es ridículo. Esto lo hago por mí. Es un objetivo que seguir para no morir en esta isla de locos.

En realidad solo quiero ser feliz y me da igual cómo.

Pulso las combinaciones una por una y apunto sus reacciones. La tercera de ellas es la que más me llama la atención. Doy un suspiro y medito muy lentamente qué quiero conseguir con esto.

Desventajas: Todo seguirá siendo igual. Cada demonio o brujo de las Islas Hirvientes e incluso Caleb me ignorarán.

Ventajas: Los brujos y demonios ya no podrán excluirme de sus conversaciones y Caleb quedará impresionado.

Aprieto los puños. Da igual lo que pase después. Si consigo convencer a Caleb de volver al reino humano o quedarnos aquí es un plan del futuro. Lo que está claro es que va a quedarse impresionado y querrá que le ayude a aprender magia. Pensará que me he esforzado en lograr algo que él quiere y proponerle un plan distinto que tendrá que aceptar será muy sencillo.

Agarro un cuchillo con fuerza. Esto va a doler, pero es un precio que estoy dispuesto a pagar.

Me siento en el suelo y apoyo el cuchillo sobre mi brazo. Miro al exterior de la cueva. Tengo que hacerlo. Tengo que dejar de ser un donnadie en este lugar. Entierro el cuchillo en mi piel con lentitud. Cierro mis ojos con fuerza. Creo que es suficiente. Mis ojos se llenan de lágrimas mientras deslizo el cuchillo hacia abajo. Protesto un poco por el dolor. Abro los ojos con dificultad para continuar con mi trabajo. El cuchillo ha formado una perfecta raya blanca que pronto comienza a sangrar.

Creo que me mareo.

Hago una mueca y ahora trazo un círculo. Miro el glifo pintado en el suelo gimoteando de dolor. Escuece. Creo que si sigo voy a desangrarme.

Tengo que parar. Tal vez con los glifos a papel es suficiente. Los monstruos de esta isla se conformarán. Lo sé.

Solo que mis recuerdos no parecen estar de acuerdo.

Sí, bueno, lo que diga el humano seguro que sabe más de nuestro propio mundo que nosotros.

Mira, ya va a abrir la boca el humano. ¿Cuál será la estupidez de hoy?

Mira, pero si escribe en un diario y todo. Seguro que escribe toda su triste vida en el infierno.

Mis lágrimas comienzan a caer. No estoy muy seguro de si es por el dolor de los cortes o por los recuerdos. Me obligo a cerrar los ojos y gimotear. La sangre se desliza por mi brazo con una velocidad preocupante.

Duele.

Suelto el cuchillo y me deslizo por el suelto hasta mi alforja. Me envuelvo el brazo con una venda y lo aprieto contra mi pecho. El dolor sigue estando presente, pero ya puedo sentirlo menos.

La sangre es tan abundante que humedece la venda en tan solo unos minutos. Esto es preocupante. Más que impresionar solo me estoy haciendo daño.

Intento no entrar en pánico y busco una venda nueva. Mientras lo hago siento como la sangre asoma de la antigua. Encuentro una y la saco con prisas. Trago saliva. Está claro que no me cubrirá el brazo entero. La ato alrededor de él y la aprieto con todas mis fuerzas cortando la circulación. Me tiro de espaldas agotado y mareado y observó mi brazo. El sangrado se ha detenido.

¿De verdad he sido capaz de dibujar los glifos tan perfectos?

Mi brazo empieza a brillar. Me incorporo asustado y lo apoyo sobre mi mano del brazo contrario. ¡Los glifos están brillando!

¿Eso significa que puedo hacer magia?

Levanto mi brazo con decisión y señalando el exterior de la cueva con la otra mano temblorosa pulso uno de los glifos de mi brazo. El impacto me hace escocer más la herida. Me retuerzo de dolor con los ojos llorosos.

Los glifos no dejan de brillar.

Me siento con las piernas cruzadas sin dejar de mirarlos. ¿Qué significa eso? ¿Por qué brillan? Mi brazo empieza a temblar y provoca pequeñas ondas como si fueran olas del mar. Ahogo una pequeña exclamación.

—¿Qué está ocurriendo? —pregunto tan asustado que incluso el dolor pasa a un segundo plano.

Cada vez más ondas recorren mi brazo e incluso ha empezado a crecer y a engordar. Trago saliva. Tengo tanto miedo que apostaría ser capaz de cortármelo.

—Por favor para —suplico cerrando los ojos con fuerza. Al momento mi brazo deja de temblar.

Abro los ojos lentamente con el corazón a mil. Mi brazo ha dejado de brillar y solo tiene mis propias heridas que yo acabo de hacerme.

Me da un escalofrío. Estoy solo y tengo miedo. Necesito ver a Caleb.

Nota de la autora: Bueno aquí explico lo que ha pasado para los que habéis preferido saltaros el capítulo. Philip ha descubierto los glifos y para no tener que usar papel ha decidido tallarlos en su piel. Esto ha provocado que tenga una reacción extraña y como está tan asustado quiere regresar con Caleb para sentirse protegido.

Este capítulo ha sido incómodo, pero necesario. Además ya sabéis que es el único de hoy porque después hay diario. Sin embargo, para quitaros el mal sabor de boca he publicado Cómo sobrevivir a las Islas Hirvientes sin morir en el intento (literalmente) la obra de lo que os hablé ayer que está muy alejada del drama de esta y donde solo quiero pasar el rato y reírme. 

Bueno, con esto me marcho y hasta luego!!!

Dime quién cometió traición (La historia de Caleb y Philip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora