Capítulo 27

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ITZIEL

—Regina Alfa Supremă —dice hincándose ante mí y todo mi cuerpo se estremece, mi mundo entero se desplomó ante mis pies con esa exclamación. Solo quien de verdad sabe quién soy se arrodillaría ante mí y me llamaron Reina Alfa Suprema en rumano.

—Estás equivocado —digo alejándome de él llena de terror, pánico, angustia y un millón de emociones negativas más... —Yo no soy esa persona.

—Tienes los mismos ojos de tu madre Itzibella —me dejo caer en el sofá cuando ese sobrenombre sale de sus labios. Solo lo había escuchado una vez en la vida y fue de Farhad la mano derecha y mejor amigo de mi papá, pero... ¿Cómo puede ser eso posible? ¿Cómo es que está vivo? ¿Pensé que todos los aliados de mis padres estaban muertos? ¡Que habían muerto con ellos en aquel maldito ataque que les quitó las vida! ¿Cómo es que él está vivo?

—¿Tío Farhad? —pregunto para confirmar que de verdad sea él.

—Sí, mi bella niña. Soy yo —se acerca a mí y me abraza —No tienes ideas de cuánto te he buscado, de todo lo que he hecho para encontrarte. Llevo siglos buscándote para cumplir la promesa que le hice a tus padres sobre sus cenizas.

—¿Qué promesa? —preguntó alejándolo de mí.

—Ayudarte a matar al consejo. Hice un juramento con sangre de apoyo y fidelidad hacia ti cuando aún ni siquiera habías nacido, por eso me infiltré entre los guardias del consejo. Yo necesitaba estar entre ellos para conocer todos sus pasos, sus debilidades y asquerosos secretos y así cuando el momento llegará poder serte útil y leal.

—Pero... Pensé que estabas muerto, que habías muerto con mis padres —digo un tanto confundida.

—Sentémonos y hablemos —pide y yo asiento... —Antes de iniciar quiero que sepas que me alegra que esté aquí, en tu castillo, muy cerca del trono que te fue arrebatado y con tu alma gemela —eso sí me sorprendió, porque aun sabiendo quién soy, no tiene por qué saber que encontré a mi mate, no usando mi amuleto y Sahamedi el suyo y mucho menos cuando aún no nos hemos marcado —Tienes el mismo color de ojos que tenía tu madre cuando estaba cerca de tu padre ―dice como si hubiera leído mis pensamientos.

—¿De qué hablas? Mis ojos son siempre grises o negros —digo confundida. Mis ojos son negros cuando Aisha está presente y gris el resto del tiempo. De pronto puede que sean rojos cuando tengo hambre o estoy comiendo y eso, pero mis ojos no tienen nada en particular que los haga verse diferentes.

—No, Itzi tus ojos son siempre azules —dice Sahamedi hablando por primera vez y yo me paro para mirarme al espejo —¿Lo ves? —dice acercándose a mí y si efectivamente mis ojos son azules.

—Pero... ¿Cómo puede ser eso posible? —preguntó volviendo a mi lugar ¿Cómo es posible que nunca antes lo haya notado?

—Son las feromonas de felicidad que desprende Aisha cuando está cerca de su mate y como también eres parte vampiro, esas feromonas se mezclan y les da ese tono a tus ojos, pero solo cuando están cerca —me explica Farhad —Los ojos de tu madre eran del mismo color cuando estaba con tu padre y cuando ambos se marcaron ese color se acentuó más.

—Pensé que eran así porque era la reina —digo recordando habérselo visto azules algunas veces y haber pensado que era su loba interna algunas veces. Yo era muy pequeña, pero recuerdo algunas cosas.

—No, eran así porque estaba con su alma gemela.

—Entiendo —digo respirando profundo —Ahora que ya aclaramos eso, cuéntame ¿Cómo terminaste trabajando para el consejo? ¿Por qué no estabas en el castillo cuando mataron a mis padres? ¿Por qué no estuviste ahí para ayudarlos? ¿Por qué los dejaste solos? ¿Por qué no estuviste ahí para ayudarme a escapar, para cuidarme, para protegerme?

La Sombra De Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora