Capítulo 35

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ITZIEL

¡Estoy casada! ¡Ya me casé con mi alma gemela! Y mientras él, mi amado esposo (que bien se siente y se escucha eso), me besa como si su vida dependiera de ello, el corazón me grita que ha llegado el momento de marcarlo como mío ¡Que debemos hacerlo!... La diosa me dijo que creyera en mí, en mi poder, en que llegado el momento yo lo sabría que era el momento indicado para marcarlo y en este momento yo sé ¡Siento en mi alma!, que debo marcarlo, que este es el momento indicado.

—Creo... Creo que ha llegado el momento de marcarnos —digo rompiendo el beso, para poder tomar su rostro entre mis manos y hacer que me mire a los ojos y entienda lo que le estoy diciendo... —Siento en mi corazón que es el momento.

—Yo también lo siento —afirma mirándome con la misma intensidad que yo a él.

—Entonces... Hagámoslos —me abro la capa, quedando así completamente desnuda ante él y ante la luna... Estamos un templo de piedra sagrado, que fue contraído por la primera bruja creada hace milenios para oficial este tipo de ceremonias. La cual como saben es diferente a todas las demás, por ser nosotros quienes somos, por eso solo llevábamos una capa ceremonial, las coronas de mis padres y solamente éramos los tres. Y digo éramos, porque luego de decir que podíamos besarnos, Victoria, se fue. Supongo que sabía que nos marcaríamos y por eso nos dio espacio... —Sin importar que pase mañana a partir de esta noche el mundo entero sabrá que la híbrida ha encontrado a su alma gemela y que está ocupando su trono —digo acostándome sobre la capa... —Aquí —le muestro el lugar donde va mi marca, porque contrario a la suya que va en el cuello, la mía va en el pecho, en el lado del corazón.

—¿Lista? —se quita la bata y la pone debajo de mi cabeza.

—Si —se acerca sus labios a esa zona y todo mi cuerpo se estremece cuando la besa con ternura... Reparte besos por toda la zona usando su lengua en el proceso... —¡Aaaaahs! —grito cuando sus colmillos se entierran sin previo aviso, haciendo que todo mi cuerpo se estremezca, mientras siento miles de emociones recorriendo mi cuerpo... —¡Maldición! —exclamó cuando un dolor casi insoportable me recorre desde su marca, hasta el vientre bajo, lo que me indica que la marca de su marca se ha empezado a formar... Cuando nuestro mate nos marca, de su marca aparece un hilo que va desde el pecho, hasta el bajo vientre, donde nos sale una rosa que parece tatuada con el hilo envuelto a su alrededor. Y cuando nosotros sellamos la marca, marcándolos a ellos, a ellos les sale el mismo hilo desde su cuello (desde la marca), hasta su pecho, donde se les tatúa un corazón con el hilo enredado.

—¿Estás bien? —pregunta lamiendo mi herida, sintiendo mi dolor.

—Sí —en un rápido movimiento lo giró quedando encima de él... Beso levemente sus labios y diciendo hasta su corazón y lo beso. En cuando lo hago una brisa fría nos azota, mientras el cielo se empieza a oscurecer... Con cada beso que le doy al hilo de nuestra unión el cielo se pone peor, es como si estuviera a punto de caer un diluvio, como si el cielo se fuera a venir abajo.

—Estoy listo —afirma haciendo a un lado su cuello una vez que llegó a él... Me pongo a horcajadas sobre él y me dejo caer de golpe sobre su polla, al mismo tiempo que mis dientes se entierran en su cuello y automáticamente su sangre entra en contacto la mía, el agua nos baña, los rayos iluminan todo el cielo sin cesar, mientras la luna (la cual a pesar de las nubes sigue siendo visible), se tiñe de rojo.

—¡Maldición! —exclamamos al unísono, cuando nuestra marca se completa y el dolor se hace presente... Me siente sobre él admirando el corazón de su marca y es hermoso. Es de un rojo intenso, del mismo color que el hilo, pero no parece tatuado, parece parte de su piel, como si hubiera sido creado en su piel, al mismo tiempo que su piel se empezó a crear y supongo que la mía está igual de hermosa y que la rosa también parece parte de mí... —¡Por la diosa! —exclamó cuando la cicatriz del trasplante empieza a desaparecer de su cuerpo —Tu cicatriz —susurro sin poder creer que este desaparecido... Bueno, no desapareciendo en su totalidad, pero sí haciéndose casi invisible.

—Creo... No sé, estoy confundido —dice tocándosela —Pero creo que es un efecto de nuestra marca.

—Yo también —digo sin saber qué más decir o que tanto nos va a afectar la marca. Aún nos falta sellarla teniendo sexo, pero sé que en cuanto la hagamos todo será un caos en nuestras cabezas, porque si apenas con marcarnos su cicatriz, la cual cabe destacar que fue antes de ser vampiro, ha empezado a desaparecer, no me quiero ni imaginar lo que pasara cuando sellemos el vínculo.

—Te parece si terminamos lo que empezamos —sugiere agarrándome por la cadera —Mañana nos preocuparemos por la marca, los efectos de ella y todo lo demás. Por hoy seamos solamente tú y yo.

—Tienes razón, esta noche es nuestra —atrapo sus labios entre los míos y me olvido de todo lo demás, porque esta noche es nuestra, solamente nuestra.

La Sombra De Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora