—¿Estáis preparados? —grita Martín a través del megáfono.
Todos responden con energía en contestación, menos algunas personas, entre ellas las chicas de mi grupo. En este momento no tengo fuerza ni para motivarlas. Mi boca se abre sin que pueda remediarlo y me tapo como puedo para intentar disimular mi cansancio, el cuerpo me pide cama y sé que hasta dentro de unas cuantas horas no podré dársela.
Ayer me quedé hasta tarde hablando con Román. Bueno, hablando y lo que no es hablar. No sé si me entendéis... Conseguimos solucionar los problemas que habíamos tenido por la tarde, me pidió perdón mil veces por su comportamiento: simplemente se sentía muy inseguro frente a Martín. Además, el no saber si entrará en el ciclo superior que quiere estudiar el año siguiente le ha tenido bastante preocupado desde que comenzó el verano. Nos dimos muchos besos, hicimos muchas promesas y disfrutamos de la noche.
Cuando me fui a dormir me encontraba en una nube, pero en este momento lo único que quería era que el día pasase rápido. Mis acampadas estaban de acuerdo, el juego de este día sería una gymkana de orientación a través del bosque que duraría hasta bien entrada la tarde. Llevan el almuerzo y merienda en sus mochilas, preparados para comer en mitad del bosque.
No iré con ellas, pues los monitores de los grupos de más edad nos vamos a quedar dando vueltas por los puntos de control repartidos por el bosque para así ayudar a los chicos a resolver las pruebas y actuar en caso necesario, ya que, para hacerlo más interesante, Martín decidió que solo él y Fran supiesen de la resolución del juego.
—¡Perfecto! En diez minutos saldrá el primer grupo. Los monitores que actuáis de apoyo podéis dirigiros a vuestra ubicación. ¡Que la suerte esté siempre de vuestra parte!
Me río ante la referencia mientras me adentro en el bosque. Román también, pero en seguida nos separamos con un beso porque su mapa indica que estamos en zonas distintas. Me cuesta orientarme debido al sueño y tardo más de lo necesario en llegar al punto de encuentro. Sé que estoy en el lugar adecuado porque una cinta verde está colgada en la rama de un árbol, tal y como nos habían indicado. Tengo que acordarme de recogerla cuando me vaya, para causar el menor impacto posible en el medio natural.
Las horas van pasando y los acampados van llegando a la zona. Los vigilo desde la distancia, para no interferir en el juego a no ser que sea necesario. Me he comido mis provisiones y creo que son escasas, pues aún tengo hambre. Cuando llegan Mariela y Coral con sus respectivos grupos no puedo aguantarme y salgo a saludarlas. Mariela está muy contenta y su grupo animado con la actividad; a pesar de ser pequeñas, tienen muchísima energía. Coral está de mejor humor que otros días, creo que contarnos lo que le pasaba ha ayudado a que se quite un peso de encima.
Al final, solo he tenido que ayudar a uno de los grupos: el de mis chicas, que se iba en sentido contrario. Era peligroso, pues en la zona a donde se dirigían había terrenos bastante inestables y pequeños barrancos ocultos por la maleza y no quería que ninguna de ellas acabase con una pierna rota.
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Como el primer verano
Teen Fiction🌸🏕️🌟KALOPSIA🌟🏕️🌸 Julieta tiene todo lo que una chica de su edad podría desear: un novio guapo y simpático, unos amigos fieles y va a entrar en la universidad que siempre había querido. Además, ha conseguido su primer trabajo y es con el que si...