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Narra Sabrina

Katherine me miraba expectante, por lo que me tocaba hablar. No tenía ningún porcentaje de posibilidades de que esto saliera bien, ni por parte de Sadie, ni mucho menos por la de Katherine.

-Bueno qué -dijo cruzándose de brazos- ¿vas a hablar o te vas a quedar callada todo el día?

-A ver -empecé a decir- necesito tu ayuda -a lo que ella me miró extraña- es para un consejo. Necesito una opinión objetiva sobre un tema, y quién mejor que tú.

-Mmmm, la verdad que tu vida me la suda un poco -a lo que yo asentí- pero venga vale.

-Quiero saber qué harías tú si una amiga tuya quiere hacer una cosa, que puede resultar tóxica para alguien, pero no sé lo quieres decir porque te da miedo.

-¿Como? -dijo un poco extrañada- ¿Sadie quiere hacer una broma que resulte tóxica?

-No exactamente, pero algo así... -a lo que ella se frotó la cara- Solo te digo, ten cuidado y sobretodo, cuidado con acercarte a Jacey.

Tras decir eso, me fui y bajé corriendo al baño donde me esperaba Mitchell. Al verme entrar me dijo con señas que cerrase la puerta con pestillo, y así hice.

-¿Se lo has dicho? -yo asentí- ¿Y estás segura que va a funcionar?

-Espero que si, Katherine no me va a hacer caso y se va a acercar a Jacey, por lo que Sadie se pondrá celosa y se empezarán a acercar más... Lo que no he entendido es la broma de las chicas, ¿para qué querían líquidos del laboratorio?

-Por lo que escuché decir a Millie, son para bombas fétidas, y ahí entraremos nosotros cambiando los botes.

Estuvimos hablando sobre nuestro plan para juntar a Sadie y a Katherine, puesto que los dos sabíamos que se estaban empezando a atraer. A la hora de la comida nos juntamos cada uno con sus amigos y empecé mi parte del plan.

-Sadie -la miré- antes vi a Jacey diciéndole a Katherine algo de unas bromas que habíais escrito en un papel o algo así -a lo que ella abrió los ojos.

-No me lo puedo creer, ¿enserio me estás diciendo que sigue usando a mi hermana como topo? -yo asentí- Te juro que me la cargo. Millie, hora de hacer nuestras bombitas -Millie la miró asustada.

-Estás segura Sads, no sé yo si eso va a salir bien.

-Saldrá, estoy segura.

Narra Katherine

Tras la comida, fui a la biblioteca a buscar un libro que mantuviese mi mente en otra cosa distinta que no fuese en una zanahoria andante. Rebusqué entre las estanterías hasta que encontré un libro de misterio y terror, "El instituto" de Stephen King.

Avisé a la bibliotecaria Ruth y firmé el papel, divisé a Chloe en una mesa sola, se encontraba mirando sus apuntes de historia, por lo que dejé a un lado el libro y me senté a su lado.

Tras explicarle el punto que hoy habíamos visto, me levanté, cogí el libro y me dirigí a los jardines. Tan solo me faltó abrir el libro por el prólogo para notar un trozo de papel en su interior. Saqué el papel y lo abrí.

No te basta con ser la persona más odiosa de todo el instituto, que ahora tienes que usar a gente cercana para joderme, ¿verdad?
Sadie

¿A esta mujer qué la pasaba en la cabeza? En fin, debe de ser que ser pelirroja afecta a las neuronas. Empecé a leer el libro hasta que noté que se sentó alguien a mi lado.

-Espero que tú indeseable presencia no altere demasiado a mi lectura -dije sin levantar la vista del libro y escuché una risa que no conocía, a lo que me giré.

-Katherine Adams, ¿me equivoco? -Yo negué sorprendida- Siento mucho interrumpir tu paz pero, quería hacerte una pregunta. ¿Puedo?

-Claro, dime Mitchell.

-Es sencilla, ¿qué haces para que mi hermana te odie tanto pero ande babeando por ti? -Le miré extrañada- Es mi hermana y la conozco, se cuando le llama la atención alguien, y ese alguien eres tú.

-Yo no hago nada, simplemente nos odiamos y ya.

-Las personas que se odian no se besan en los vestuarios -le miré con los ojos bien abiertos- Me lo contó.

-No sé si me odia de verdad o si le gusto, lo que si sé es que somos enemigas, y eso no lo va a cambiar nadie.

-Vale, pero, ¿y tú quieres ser su enemiga?

Me quedé callada, ¿realmente quería ser su enemiga? Pues no lo sé, pero no me imaginaba de otra forma con ella, ¿o sí? Mira no sé.

-Cuando la ves, ¿sigues queriéndola besar?

-Dijiste que solo iba a ser una pregunta. -él se rio y yo me levanté- Creo que es mejor que me vaya.

-Siento mucho si te he incomodado, de verdad -Se levantó- Pero cualquier duda o mental breakdown que tengas con este tema, puedes acudir a mi -pasó mi brazo por mis hombros y a lo lejos vi a Sadie mirándonos, te vas a cagar Zanahoria.

-Gracias Mitchell, -Me giré y le abracé, a lo que él correspondió- eres buen chico -dije separándome- no entiendo como tu hermana no es así.

Me despedí y entré al edificio. Empecé a sentir como alguien me seguía, así que, subí a la azotea. Me escondí detrás de la pequeña estructura donde se encontraba la puerta y esperé.

Me bastó con esperar tan solo minuto y medio cuando escuché abrir y cerrarse la puerta. Vi una cabellera pelirroja buscando a alguien y me apoyé en el muro mientras comía un chupa-chups.

-¿Buscas a alguien? -Se giró sobresaltada y me reí.

-¿Qué hacías abrazando a mi hermano? -Se acercó a mí.- Espera, ¿ese chupa-chups es mío?

-Mitchell me ha caído bien, muy majo. Me cae mucho mejor que tú... podrías aprender de él. -Me miró indignada- Ah, y lo del chupa-chups... me lo dio Jacey, muy tierna.

-Aléjate de mi familia, eres demasiado mala influencia y eso tendrá consecuencias hacia ti. -Yo negué riendo.

-Sadie, no creo que te venga bien amenazarme de esa forma -Me acerqué mucho más a ella y la acaricié la mejilla.

-No creo que te venga bien a ti volverte a acercar a uno de los míos -Me quitó la mano de un manotazo y se fue.

Su actitud me ha calentado bastante, está muy sexy enfada la verdad.

Indomable // Sadie SinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora