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Narra Sadie

Han pasado varios días desde lo que pasó en la habitación de Katherine, al día siguiente nos estuvimos ignorando y por mensaje quedamos en que nadie diría nada de lo que pasó y que cada una seguiría con su vida como si nada hubiera pasado. ¿Me jodía? si, pero en el fondo creo que es la mejor decisión por ahora.

-Señorita Sink -Me acomodé en la silla del despacho de Miller- Queda usted castigada por llenar el barril de agua de las jugadoras de futbol con vinagre. Su castigo va a consistir en decorar absolutamente todo el pabellón deportivo para el baile de invierno. -Yo asentí- Espero que no se vuelva a repetir su comportamiento.        

Ayer, el querido trío de locas, cambió el yogur de Sabrina y Millie por queso podrido, y aunque conmigo fuese, se lo iba a devolver una a una. De momento le ha tocado a Katherine, pero el día es muy largo. 

Me levanté y salí de aquel despacho. Quedaban dos días para el baile de invierno y tres días para volver a casa por las vacaciones de Navidad. Llamé a Millie para que se presentase en el aula de música ya que nos quedaba aún un poco para terminar la actuación del concurso de talentos.

Al ser en el recreo, teníamos solamente 30 minutos para practicar todo lo que quisiéramos sin que nadie nos molestase. En la clase de música estábamos Millie, Mitchell, Sabrina y yo, de los cuatro solo nos presentábamos Millie y yo.

Empezamos a ensayar nuestra canción, pero mientras tanto mi cabeza se llenaba de pensamientos, ¿y si en el escenario no lo hacíamos así de bien? ¿y si no ganábamos?, obviamente me presentaba para ganar, sino, no lo haría.

Tras estar la media hora ensayando, nos tocó volver a clase. Me tocaba matemáticas y para ser sincera no me apetecía nada, por lo que me presenté en el despacho de Miller, toqué a la puerta y esperé a que me diese paso.

-Adelante -dijo su anciana voz, a lo que yo abrí la puerta encontrándome a Katherine, quien me miraba de forma vacilona, sentada en la silla enfrente de la directora.- Hombre señorita Sink, ¿en qué puedo ayudarla?

-Hola directora, ante todo, lamento interrumpir -A lo que Miller negó con una gran sonrisa- Venía a ver si podía empezar ahora mi castigo para que no me ocupe mucho tiempo de estudio de la tarde, como aún seguimos de exámenes...

-Voy a mirar su horario -Miller abrió un cajón de su mesa y cogió el horario de mi clase- Ahora mismo tendría matemáticas, que la tiene aprobada con un 10, después fotografía y por último lengua extranjera -Me miró seria y suspiró- Con las notas que tienes no creo que pase nada por faltar a clase.

-Muchas gracias directora, y lamento de nuevo haber cortado su reunión.

Salí de allí y me fui directa a secretaría para coger las llaves del almacén donde se guardaban todas las decoraciones. Mañara era el último día de exámenes y la verdad que me apetecía decorar todo el internado como siempre vi hacer a los alumnos. Tras tener las llaves me dirigí directamente al almacén y, en un carrito de la compra empecé a meter las primeras cajas que contenían manteles para las mesas de la cena de esa noche, los globos nuevos, y mas decoración que no pesaba. Cerré la puerta con llave tras de mi y me guardé la llave en los pequeños pantalones que tenía debajo de la falda del uniforme.

Empujé el carrito hasta la puerta del pabellón deportivo, cuando de pronto vi una mano abriéndome la puerta, seguí aquel brazo y la vi, ¿qué coño hacía ella aquí? ¿No puedo estar un solo momento a solas con mi conciencia?

-¿Qué haces aquí y por qué no estás en clase?

-¿No te alegras de verme?

-Sinceramente no, ¿qué haces aquí?

-Iba a intentar ayudarte pero ya veo que no me lo ibas a agradecer

-No necesito ayuda, gracias -Empujé el carro hacia dentro y fui a cerrar la puerta, pero ella ya había entrado.- vete a clase y déjame en paz.

-Sads, déjame estar aquí contigo y hablamos -Se empezó a acercar a mi, a lo que yo empecé a retroceder hasta que mi espalda chocó con la pared, ella se acercó lo máximo posible a mi- Vaya, no tienes escapatoria guapa

-Por favor Jade, déjame en paz -Ella negó con la cabeza y me besó.

Intenté separarme con todas mis fuerzas, empecé a pegarla golpes en el pecho, escuché un portazo y mi cuerpo se estremeció, pensaba que vendría alguien en mi ayuda pero allí no aparecía nadie y Jade seguía besándome. Las lágrimas caían sin frenos por mis mejillas y al notarlo Jade se separó.

-Jódete zorra -Se rio- eso te pasa por cambiarme por otra persona

Tras decir eso se marchó dejándome en el suelo llorando, ¿por qué había hecho eso? no entendía nada. No sabía que hacer, a quién avisar, todo el mundo estaba en clase, Mitchell tenía examen y Millie y Sabrina no iban a contestar. Mi cuerpo tembloroso iba por libre y abrió Instagram.

"@ kate_adams"

"Kate, ¿estás en clase?"

"Te necesito"

"¿Donde estás?" 

"En el pabellón"

La conversación terminó, ahora solo me quedaba esperar y rezar para que viniera. Mis ojos no podían parar los ríos de lágrimas que caían, me senté y puso mi cara entre mis piernas, no había dejado de llorar y me costaba respirar. No sabía qué hacer, ni tampoco sabía como me sentía o como me tenía que sentir. Noté una mano en mi hombro y me sobresalté, miré y la vi.

Mi cuerpo iba sin control y de un momento a otro me levanté y la abracé, a lo que ella me correspondió aún más fuerte. Lloré desconsoladamente escondiéndome en su pecho mientras ella me acariciaba el pelo.

-Cuéntame preciosa -me susurró Kate- ¿Qué ha pasado para que esos ojitos tan bonitos lloren tanto?









Indomable // Sadie SinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora