Eros King
-Que tenga un buen fin de semana señor King- me desea mi secretaria.
-Usted también señorita Lily.
Son las cuatro y media de la tarde, Alexander hoy tiene una fiesta en el colegio donde celebran el inicio del invierno.
Como es un colegio bastante grande la directora ha decidido celebrarlo en grupos: los de tres, cuatro y cinco años harán una fiesta conjunta igual que primero, segundo y tercero y cuarto, quinto y sexto.
Como será la típica fiesta donde los niños hacen diferentes manualidades y juegos hemos decidido traer unos cuantos cupcakes para que no tengan que comer los típicos sándwiches que hacen las madres.
La verdad nunca entendí esa falta de creatividad en los padres de los pequeños.
Siempre es lo mismo, entrar y ver una mesa llena con cientos de bocadillos de embutidos diferentes.
¿Porqué esa obsesión? ¿Será que se comunican telepáticamente para arruinar la merienda de sus hijos?
Hace unas semanas hice una reserva de unos treinta cupcakes en uno de los restaurantes exclusivos de repostería de la cadena Grey los más famosos del país y casi del mundo.
Lo más caro y delicioso exclusivamente para él.
Entro en el restaurante y después de dar mis datos y enseñarles el pedido digital ya tengo a un grupo de personas acomodando todo en mi coche para que no se caiga. Pago la otra mitad y me voy.
Como aún faltan unos minutos para que salgan los chicos algunas madres siguen decorando y acomodando bocadillos y bebidas.
-Buenas tardes señor King- un grupo de madres se me acerca cuchicheando y mirándome detalladamente.
Nada nuevo.
-Buenas tardes señoras - les digo sin ninguna expresión en el rostro - ¿Podrían por favor ayudarme con las cajas?
-Claro que si señor King - habla una morena diferente a la primera que era rubia.
Abro la puerta trasera y empiezo a repartir todas las cajas que son unas seis con cinco cupcakes en cada una.
Cojo la ultima y me dirijo hacia el único espacio medianamente grande que hay en la mesa.
-Lo guardamos especialmente para su familia ya que el año pasada trajeron muchas cosas y como este año no dijeron nada por el grupo de lo que traerían quisimos guardarles un espacio para ustedes.
-Gracias- le habló a la rubia provocándole un sonrojo que me hace rodar los ojos.
Las dejo a ellas peleándose y hablando de como acomodar la comida para yo darme la vuelta e ir al coche a por uno de los libros que siempre traigo encima, para matar el tiempo.
Pero, como ya es tradición para mi cagarla e los eventos escolares siento como choco contra un pequeño cuerpo de mujer haciendo que se caiga todo lo que traía en manos.
Joder... es hermosa.
Pelirroja de algo más de metro y medio con unos grandes ojos verdes cristalinos que no dejan de mirarme con preocupación.
-Ay Dios mío no sabes cuanto lo siento - ella empieza a disculparse pero yo lo único en lo que puedo pensar es es que la hermosa mujer que tengo enfrente no me mira como los demás, ella no lo hizo a drede, ella solo pasaba por ahí cuando cuando yo me coloqué al frente de ella, nada más, sin segundas intenciones.
Entonces cuando empieza a dar pequeños pasos hacia atrás retorciéndose las manos comprendo que sigo con la misma mueca de seriedad en la cara y que la estoy mirando fijamente, asustándola. Así que me obligo a relajar el rostro que al hacerlo provoca que una pequeña sonrisa inevitable tire de mis labios.
-Tranquila, no pasa nada - le hablo suavemente haciendo que su cuerpo se relaje notoriamente.
Nos quedamos mirando fijamente por unos segundos sin decir nada haciendo que su cara casi coja el color de su pelo.
Adorable.
-Siento lo de tus galletas - ella me mira sin entender nada de lo que le estoy diciendo hasta que le señalo el suelo donde están todas las galletas que traía rotas y echas migas.
-Oh... no pasa nada, puedo pedir que me traigan más - dice agachándose para poder recoger los pedazos del suelo.
Me arrodillo junto a ella para ayudarla y aunque ella insiste en que puede hacerlo ella sola no le hago caso y sigo con lo mío.
Justo cuando iba a recoger el trozo más grande cuando ella pone su mano haciendo que la mía quede justo encima de la de ella.
Una corriente eléctrica me recorre todo el cuerpo y estoy seguro de que ella también lo sintió igual ya que me suelta de golpe.
-Emmm... lo siento - su cara se pone más roja si eso es posible y se retuerce las manos nerviosamente - emmmm... será mejor que vaya por una escoba para terminar de recoger las migas más pequeñas.
Veo como mira a los lados sin saber que hacer para luego salir corriendo hacia uno de los pasillos de la escuela.
Las mujeres de mi alrededor se acercan preguntándome si estoy bien y si me hice daño al chocar. También ay algunas de ellas que se arrodillan a mi lado para terminar de recoger todos los trozos sobrantes.
Yo seguía en el suelo mirando el pasillo por donde se fue cuando siento las manos de alguien cogiéndome el brazo y haciendo fuerza para levantarme.
-¿Que coño haces Eros? - no sé cuándo llegaron pero siento como uno de mis hermanos me arrastra lejos de todas esas mujeres.
Todos están aquí, Hades fue el que me levanto mientras Asher, Adriel y Ares nos siguen y Ander va delante girándonos hacia una de las aulas vacías.
Al entrar nos repartimos entre las mesas y la pared formando un silencio bastante denso.
-Se acabo, Asher lleva extraño desde la mañana y ahora tu, que te has quedado en el suelo como idiota mirando la pared - Hades habla mientras va alternando la mirada entre Asher y yo.
-Contar que pasa - ordena Adriel con un tono de voz poco propio de él.
Desde siempre hemos sido muy unidos y nos hemos contado absolutamente todo. Pero entonces Ares comenzó su carrera y se pasaba todo el tiempo entrenando o viajando, igual que Hades por sus hoteles. Yo al tener el hospital decidí independizarme y mudarme a un penthouse para estar más cerca del hospital.
Y así fuimos cada uno mudándonos por su lado, cada quien con su vida casi sin hablarnos entre nosotros.
Hasta hace cinco años, cuando nuestra madrastra y nuestro padre decidieron que era buena idea tener otro hijo, pero el que no tuvieron en cuenta fue que sus cuerpos ya no son lo que eran y nos informaron que querían darlo en adopción. Así que por primera vez en mucho tiempo nos reunimos todos juntos y adoptamos legalmente a Alexander provocando que compráramos una mansión lo suficientemente grande para poder tener cada uno su propio espacio y poder criar a Alexander todos juntos, en familia.
-Creo que la conocí - aseguró recordando sus hermosos ojos verdes y la forma en la que se sonrojaba a la mínima.
-¿Conocer a quien? - levanto la mirada encontrándome con la de todos.
-A la chica con la que nos vamos a casar.
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Mujeres King
Teen FictionEllas, mejores amigas de la infancia Ellos, hermanos de distintas madres ¿Que pasaría si dos de sus hermanos vinieran un día diciendo que han encontrado a la indicada, a la mujer con la que se casarán? ¿Y si en vez de una fueran dos? Desde hace ya...