A Riley Tobinski no le gustaban las series policiacas. Algunas tenían momentos interesantes, pero en la mayoría de episodios los guionistas se inventaban cosas rocambolescas para mantener el interés de la audiencia.
Que si el autor de un crimen es un mono de una archiconocida compañía circense de un país del este. Que si el asesino ocultó el arma del crimen en un tren y acabó en el bolsillo de un carterista de Chicago. Que si tenían que ir a unos prestigiosos estudios de Hollywood para descubrir que habían ocultado el cadáver del director con maquillaje.
Una retahíla de sandeces que estaban bien para un rato pero que realmente no podían alimentar su sed de resolver misterios con una solución lógica.
Cuando Ethan le propuso unirse al club de teatro, puso la misma cara que ponía cada vez que su madre le obligaba a ver un episodio de serie policiaca que fuera en esa línea.
—¿Pero para qué íbamos a unirnos al club?
—Ya te lo he dicho. Jodie es una estirada —repuso Ethan—. No podemos acercarnos a ella y pedirle que nos hable de su mejor amiga muerta sin más.
—Desaparecida —corrigió Riley.
—Sí, bueno, desaparecida.
Riley sonrió brevemente. Parecía que Ethan empezaba a entenderlo.
—Pero unirnos al teatro no nos da garantías tampoco de que quiera hablar con nosotros, Ethan.
—Puede que no, pero no perdemos nada por intentarlo. —Ethan alzó las cejas con una pequeña sonrisa—. Además, será como meterse en la piel de Sally. Esto te permitirá acercarte un poco más a cómo era su mundo cuando desapareció.
Riley parecía confuso. ¿Cómo que meterse en la piel de Sally? Al ver su cara, Ethan se rió por la nariz y con tono condescendiente, elaboró:
—Jodie se unió al club de teatro porque Sally se apuntó primero. Básicamente la apuntó a ella también. —Ethan se rascó la barbilla, recordando—. De hecho, es que yo conocí a Sal allí, en el club.
Para la sorpresa de Ethan, Riley parecía aún más confuso. No, no era confusión. Ahora sus ojos se habían abierto con sorpresa.
—¿Qué? —Ethan se encogió un poco—. ¿Qué pasa? ¿Qué no entiendes?
—¿Os conocísteis, —Riley necesitó una pausa. Inclinó la cabeza y terminó la pregunta—, en el club de teatro?
—Síp, Sally y yo. Bueno, y Jodie también iba, claro. Yo no le caía muy bien. No le molaba nada que saliera con su amiga, supongo.
Riley apenas había escuchado. Simplemente, no le cabía en la cabeza.
—¿Ibas a teatro? ¿Tú?
Daba igual cuál fuera la respuesta. No se imaginaba a ese chaval vago y dejado haciendo algo que requería tanto esfuerzo como aprenderse un guion.
—Sí, tío. Estudio Artes Escénicas. Esa es mi carrera.
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Magnum Delta
Gizem / GerilimSally Perkins no está muerta y yo debo encontrarla. Es el mantra que Riley Tobinski se repite una y otra vez desde que su mejor amiga desapareció. Siempre tuvieron en común ese amor por los misterios y los crímenes que había que resolver, pero nunca...