"Dios"
Esta muy cansado. Eso de qué le hayan cambiado tres días el turno de mañana al de tarde no le hace ninguna gracia. Él está acostumbrado a llegar a eso de las tres de la tarde, calentarse algunos de esos tuppers que había estado elaborando todo el fin de semana y echarse la mejor siesta de su vida.
Louis es una persona perfecta. O al menos eso le decían todos.
Precisamente la cosa de los tuppers, no es sino una de sus muchas obsesiones con llegar a alcanzar los niveles de realización y constancia que ninguna otra persona en su sano juicio duraría más de una semana en mantener.
Estaba suscrito a una app que le realizaba un menú semanal basado en sus objetivos. Se veía bien y le veían bien, así que pensó que mantenerse y definir un poco aquellas partes de su delicado cuerpo que había descuidado con los años, sería suficiente.
Eso, junto con sus clases de spinning los lunes y miércoles y el yoga de los viernes, supone que completa lo que muchos llamarían una vida saludable y equilibrada.
Sus pasatiempos no dejan nada que desear. Leer es su pasión, mientras el cine y el futbol son sus planes favoritos un viernes por la noche. Reunirse con sus amigos para hacerlo es algo que ama. Le encanta la sensación de que su apartamento este lleno, tal y como pasaba en su casa de la infancia con siete personas viviendo en ella.
Se moría de ganas por organizar la hora, los aperitivos y quien debe traer las cervezas, sin olvidarse que la de Louis tiene que ser exclusivamente la artesanal del mercado del centro porque si no, no la soporta.
Tampoco es que Oli, Matt, Liam, Isaac o, sobre todo Zayn, quien le tiene debilidad desde pequeños; vayan a quejarse. Al fin y al cabo era Louis quién ponía el lugar y hacía esas hamburguesas para chuparse los dedos.
En los estudios tampoco le había ido mal. Se graduó con nota en Marketing y Publicidad en el Imperial College London, lo que le valió el puesto que tiene en una de las mayores empresas de todo Londres. Le pagan bien para la corta edad de veinticuatro años, aunque sabe que podría aspirar a más en un futuro; lo que hace que esté siempre lleno de energía y con ganas de aprender cada día más.
Todo el mundo le ama en su trabajo. Los saludos e invitaciones a la hora de comer no escasean; invitaciones que si bien en numerosas ocasiones acepta, cuando su batería social se agota, Louis no va a forzarse a ir y estar por estar.
Le gusta dar tiempo de calidad a la gente con la que está en ese momento. Nada de móviles ni de malas caras, mucho menos de llegar tarde. Para Louis lo más preciado es el tiempo, y si alguien te está regalando una parte del suyo, que menos que hagas que valga la pena.
Mientras se apoya contra la pared del recibidor de su loft después de cerrar la puerta con llave, se quita los zapatos haciendo ruiditos de alivio para, acto seguido, enderezar su espalda y hacer un par de estiramientos. Al final su madre tendría razón y estar tanto tiempo sentado le iba a pasar factura.
Deja las llaves encima de la mesa del pequeño espacio y se apresura a llegar a su habitación, no sin antes mirar su teléfono para ver si alguien de su familia o amigos le habían contactado mientras trabajaba, cosa que duda porque se había encargado de recordar por todos sus grupos de WhatsApp como lo estaban esclavizando y cuanto lo iban a echar de menos el día que acabase muerto aplastado en informes. Es un dramático, sí. Algún defecto tendría que tener.
Una vez que llega a su espaciosa y, al mismo tiempo, acogedora habitación, se quita la corbata y la camisa de su traje que había vestido sin chaqueta, pues este agosto en la ciudad londinense no estaba dando ningún tipo de tregua. Desnudándose por completo, entra al baño que conecta a su habitación echando las prendas en el cesto de la ropa al lado del lavamanos.
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Little work || l.s
Fanfiction"Hola, monstruitos". Como cada mañana desde hace un mes, dos pares de pequeños brazos le rodean el cuello, llenando de risas el vestíbulo de aquella oficina en la quinta planta situada en uno de los edificios centrales de la ciudad. "Lou" El diablil...