Su cama es demasiado cómoda.
Louis es un madrugador nato, pero un sábado por la mañana le resulta un poco imposible salir de entre sus sábanas.
Decide que es hora de hacerlo cuando el techo se ilumina con la luz proveniente de la pantalla de su teléfono, el cual está en la mesita de noche que tiene en el lado izquierdo de su cama, dónde acostumbra a dormir.
Con movimientos lentos y perezosos comprueba que es una notificación del grupo de sus amigos.
Zayn quiere quedar para comer en un restaurante cercano al colegio donde trabaja Matt, para ver si puede pasarse a verles, a pesar de tener una conferencia ese día.
Louis nunca haría eso un sábado, pero Matt insistía en atender a todas esas charlas para poder mejorar su pedagogía con los niños de primaria. Era admirable, sin duda.
Tecleando un escueto mensaje confirmando su asistencia, se dirige a su cocina para comenzar el día con su desayuno favorito: tostadas con queso mozzarella y tomate, acompañado de un té, sin leche y con una cucharada de azúcar por supuesto.
Zayn le insistía constantemente en probar a ponerle aguacate a la tostada. Jamás.
Con tan solo un pantalón de pijama que apenas le llega por encima de las rodillas y sin parte de arriba que le cubriera su bronceado torso parcialmente tatuado, sigue teniendo un calor exagerado, por lo que se aproxima a abrir la ventana del pequeño espacio para que entre un poco de brisa mañanera y descargue el ambiente pesado.
Su cocina es de las partes más pequeñas de su casa lo cual es curioso dado lo que le gusta cocinar. Sin embargo es bastante útil el tener todas las cosas al alcance de la mano y el hecho de que todo sea pequeño le obliga a ir limpiándolo todo a medida que trabaja, lo cual definitivamente es una ventaja.
Mientras abre los cajones y agarra lo necesario para preparar su comida, una melodía de alguna canción de Sam Smith sale tarareando de sus labios, viéndose opacada por el sonido de la tetera estando lista para retirarla del fuego.
Echándole algo de sal y aceite por encima de su plato para darle el toque final, escucha la puerta abrirse.
"¡Cariño, ya estoy en casa!"
Louis rueda los ojos con cariño al escuchar la voz de su mejor amigo. Desde que le dio las llaves se pasea por allí como si fuese su casa.
No le molesta, pero le gusta fingir que sí.
Va a coger el vaso ya servido y el plato para llevarlo al salón, cuando siente como le dan un pellizco en la cadera y un beso en la mejilla por detrás. "¡Liam!" Le grita con falso reproche.
"¿Cómo estas, Lou?" De repente se fija en las manos de Louis y en lo que sostienen. En cuestión de segundos esta cogiendo una tostada y comiéndose más de la mitad de un mordisco.
"Ahora que te veo, mal" Le mira con ojos entrecerrados, justo antes de dejar su plato en la encimera y arrebatarle la tostada de la mano para depositarla nuevamente en el plato. "Deja de comerte mi comida, pareces un agujero negro"
Caminando hacia el salón para sentarse en la mesa para dos personas, siente como Liam le sigue "Cariño, es que no he desayunado" Una vez sentados Louis le lanza una mirada alzando la ceja "Bueno, sí he desayunado, pero poquito" Hace un gesto con el pulgar y el índice indicando la poca cantidad de alimento que ha tomado esa mañana.
Cómo si Louis no supiera que se ha comido, al menos, un paquete entero de galletas.
"Lo que tú digas, Li" Mastica lentamente y le da un sorbo a su té. "Por cierto, ¿qué haces aquí tan temprano?" El reloj de la pared marca las nueve y media de la mañana. Un sábado y siendo Liam, aquello no era normal.
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Little work || l.s
Fanfiction"Hola, monstruitos". Como cada mañana desde hace un mes, dos pares de pequeños brazos le rodean el cuello, llenando de risas el vestíbulo de aquella oficina en la quinta planta situada en uno de los edificios centrales de la ciudad. "Lou" El diablil...