Capítulo 26

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Cuando cree que no puede llorar más, una oleada de nuevas lágrimas le azota junto con el recuerdo de lo que pasó aquella noche.

Harry no se había sentido peor en su vida. Sentía que dejaba de respirar al intentar dormirse después de la discusión con Louis en su cocina. El recuerdo de su chico llorando por su culpa le venía provocando pesadillas desde ese fatídico sábado.

Ya es miércoles y no ha tenido ni una noticia suya. Al menos no de él directamente.

Sus hijos por su parte sí habían estado con él ayer por la tarde. Su madre, después de descubrirle llorando el domingo por la noche mientras intentaba concentrarse en el trabajo, le había comentado cómo Louis le había pedido ver a los niños un rato; que los necesitaba.

Anne, por supuesto, se extrañó ante eso, por lo que fue a hablar con él encontrándolo en ese estado deplorable. Una pequeña explicación le valió a su madre para abrazarle y consolarle diciendo que todo iba a estar bien. No se lo creía ni un poco.

Todos los días, Harry le envía mensajes a Louis. Sabe que le dijo que no le buscara, pero no puede evitar intentar solucionarlo todo ya, o al menos saber si el ojiazul estaba bien. Prefería mil veces que no le doliese tanto la separación a imaginarle llorando por las esquinas tal y como lo hace él todo el tiempo.

Sin embargo, ningún mensaje tenía respuesta. Ahora sabe que eso no significa que Louis no los lea, ya que su dulce chico se lo explicó después de su primer malentendido hace ya casi siete meses. Recordar eso vuelve a hacer que sus ojos brillen.

La incertidumbre le está matando. Está decidido a darle todo el tiempo que necesite, no es para menos después de cometer el mayor error de su vida. Pero eso no significa que su nudo en la garganta se vaya a ir pronto.

Es idiota. Idiota, idiota, idiota.

En qué momento decidió que decir aquello era buena idea. No solo le echó en cara todo lo de Sam, lo cual le provoca nauseas solo de recordarlo; sino que también dijo aquella frase que lo terminó de romper todo.

No lo pensaba, de verdad que no. Fue una frase fruto de la frustración y la tristeza que le invadía. Flashbacks de su anterior relación vinieron a él y le salió solo. No es excusa, lo sabe perfectamente y jamás se lo perdonará.

Ahora espera con todo su ser que Louis le perdone, porque realmente no ha contemplado la otra posibilidad. No quiere ni pensarlo. Tiene claro de que sería de las cosas más duras que atravesaría en su vida.

Louis se había incrustado en su corazón de una forma irreversible. No iba a salir de allí nunca, jamás había tenido algo tan claro. Le ama más de lo que alguna vez podría haber imaginado amar a alguien. Realmente piensa que ha descubierto lo que es el amor con él; lo de antes ni siquiera se puede comparar.

No le avergüenza comenzar a llorar de nuevo, se ha acostumbrado.

Está en el sofá de su casa, tumbado y con las luces apagadas. Sus hijos están durmiendo la siesta en su habitación, así que decide tomarse su tiempo para desahogarse. Está seguro de que sus niños saben que algo le ocurre, pero por ahora no han insistido.

Las vacaciones que pocas veces se tomaba las estaba utilizando para martirizarse en su salón. Piensa que es mejor así.

No quería que toda la oficina lo viese en esas condiciones y mucho menos ver a Louis, aunque a estas horas no tendría que estar allí, no quiere arriesgarse. Había dos posibilidades y con las dos terminaría destrozado. Podría verle y comenzar a sollozar desconsolado, o bien querría acercarse a él y Louis simplemente se alejaría con una mueca triste que odia ver. Y menos por su puta culpa.

Little work || l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora