El pequeño altavoz, que hace algunos años le regalaron sus hermanas por su cumpleaños, se encuentra reproduciendo su playlist preferida desde su teléfono.
Louis tararea alguna canción antigua de Miley Cyrus, satisfecho al no verse interrumpido por los molestos anuncios de Spotify que estaba acostumbrado a escuchar. Harry acertó de lleno entregándole hace unas semanas una flor con una tarjeta pegada al tallo, la cual le hacia tener la versión premium de la aplicación durante todo un año.
Es tan detallista. No importa si es un día especial o uno horrible. La vida no paraba de recordarle la suerte que tenía cuando el rizado tenía con esos gestos con él.
Louis suspira ante el recuerdo mientras continua guardando la pasta con salsa de verduras que acaba de hacer en un tupper, esta vez algo más grande, ya que hizo raciones extras para el lunes, pues la familia Styles vendría a comer y los tres integrantes le suplicaron que les hiciera ese maravilloso plato.
No se pudo negar ante esos hermosos pucheros. Nadie podría.
En realidad, no haría la comida de toda la semana un viernes, pero sabe que ese día seguramente Harry se quede a dormir con él en casa y mañana lo pasaran entero acaramelados y perezosos, por lo que prefiere adelantar las cosas y no verse agobiado después.
Un pitido en su teléfono corta la música y, después de limpiarse las manos con un paño, examina la bandeja de mensajes encontrándose con una preciosa imagen.
Valeria y Alex están disfrazados de hada del bosque y calabaza, respectivamente. Si alguna vez pensó que esos bebés no podrían ser más tiernos, estaba equivocado.
Alex salía con el ojo entrecerrado y llevándose un puño a la cara, intentando, seguramente, quitarse pintura naranja que le habría entrado en el ojo al estar esta esparcida por todo su rostro. La gran mano de Harry agarrando su brazo intentado retirárselo le hace soltar una carcajada.
Valeria sale tan preciosa como siempre. Posando como una niña de anuncio, sujeta los laterales de su falda de tul marrón y sonríe muy amplio, dejando asomar sus diminutos dientes fuertemente apretados.
La imagen alegra el corazón de Louis como si fuesen sus propios hijos quienes están a punto de estrenarse como pequeños actores en la obra escolar de la temporada otoñal.
Se muerde el labio al pensar en ellos de tal manera, pero no lo puede evitar. Esos niños han conquistado su vida de una manera increíble, tal y como lo ha hecho su padre. En su cabeza son una familia unida y feliz.
Salvo que esos niños no son suyos, Harry y él apenas llevan tres meses conociéndose y los hermanos no saben la relación que su padre tiene con él.
Detalles sin importancia.
Riéndose de su fantasía, limpia un poco la cocina y se quita el delantal, contento por no haberse manchado su bonita camisa de tonos cálidos para hacer conjunto con Alex y Valeria. Ya quiere ver la sonrisa que de los pequeños al verle combinado con la temática.
Coge las llaves del coche del mueble del recibidor para después resoplar al darse cuenta de que su móvil está en la cocina, ya que un pitido que anuncia una notificación nueva revela dónde se encuentra el aparato.
Mira el nuevo mensaje, pensando que sería alguna queja de su novio por su prolongada ausencia o un comentario de algo gracioso que han hecho sus hijos. Sin embargo, frunce el ceño y siente su corazón pararse al ver que el remitente del mensaje es un número que no tiene agregado.
"Hola, quiero hablar contigo, por favor"
Un segundo mensaje llega casi al instante y siente que está a punto de soltar el teléfono ante el miedo que inunda su cuerpo en ese momento.
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Little work || l.s
Fiksi Penggemar"Hola, monstruitos". Como cada mañana desde hace un mes, dos pares de pequeños brazos le rodean el cuello, llenando de risas el vestíbulo de aquella oficina en la quinta planta situada en uno de los edificios centrales de la ciudad. "Lou" El diablil...