02

1.4K 137 17
                                        

<<<

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

<<<

Miraba mis pálidas muñecas con desinterés, si me concentraba, podía escuchar los latidos de las personas que pasaban por la calle, evadiendo este lugar que simulaba ser una casa abandonada y destruida. Y sí lo era, pero aquí habitaba un monstruo.

Yo soy el monstruo.

Veía algunas ratas pasar por el piso de vez en cuando, pero cuando me miraban, se asustaban e iban con rapidez. Hasta la rata me tenía miedo.

Estuve varios días pensando si podía morderlas y alimentarme, para así no tener que hacerlo de ningún humano.

Pero el olor que soltaban no era agradable, seguro que su sangre lo era menos.

Jaehyun me había acostumbrado a tener la sangre a mi disposición, ahora yo me las tenía que buscar y era difícil.

No quería matar a más gente, pero el hambre se estaba convirtiendo en un problema cada vez más grande e incontrolable, estaba utilizando todo de mí para no cometer una masacre.

Mis ojos brillaban en un tono carmesí, y sentía que me controlaba menos con el paso de los minutos.

Y no quise, de verdad. Pero cuando un borracho entró a la casa buscando cobijo en el frío de la media noche, mi instinto más irracional se activó, y se sintió como si solo fuera un animal esperando por la presa que tarde o temprano llegaría.

No me importó que apeste a alcohol y vómito, mis colmillos crecieron inmediatamente, y tuve que callar el grito que salió de su boca al ver aparecer una criatura de entre las sombras de la casa.

Su sangre estaba llena de alcohol. Y aunque hubiera pensado que sabría asqueroso, estar sin comer tantos días hizo que se sienta tan refrescante que logró embriagarme un poco con su particular sabor.

Sus gritos ahogados por mi mano se convirtieron en balbuceos inentendibles, y su forcejeo se redujo a pequeños espasmos.

Seguí bebiendo, esperando la señal de JaeHyun para que pare, y así no mate a la persona.

Pero nunca llegó, y fue demasiado tarde cuando me di cuenta que Jaehyun no estaba conmigo, en esta ocasión nadie iba a detenerme.

La sangre dejó de llegar a mi boca y el humano cayó sin vida al piso, pálido y con los ojos cerrados.

Caí al piso a su lado, rogando entre susurros que no haya muerto de verdad. Le sacudí un poco, llamándolo solo “Señor” ya que no sabía su nombre. Pero era obvio que el crimen ya estaba terminado, no iba a abrir los ojos de nuevo, al menos no en esta vida.

Y tuve que volver a recoger mis cosas para salir de ese escondite, porque no sabía qué hacer con el cuerpo y empezaría a heder tarde o temprano.

A las tres de la mañana, dejé el lugar abandonado donde me había quedado, ahora con un cadáver reposando sobre el cemento roto.

CATHARSIS | Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora