DYLANMis brazos rodean a Abby en un cálido y tierno abrazo. Nunca doy abrazos pero con ella es diferente. Todo es diferente.
De un momento a otro mi cuerpo se queda frío, veo a Abby tirada en el suelo y encima a Dana quien le estira del pelo. En un momento el puño de Dana impacta en la cara de mi chica y cuando voy a separarlas el idiota de mi amigo Mark me agarra del brazo negando con la cabeza. Ahora lo entiendo. Abby le ha dado la vuelta a la situación y ahora es ella la que esta encima de Dana. Le dice algo que no llego a escuchar y comienza a repartir golpes por su cara como si fuera una profesional.
Nota mental: no meterse con el lado boxeador de la princesita.
En el momento que veo que se intentan levantar no aguanto mas, estiro los brazos rodeando la cintura de Abby alejándola. Mark hace los mismo con Dana.
-¡Apártate de mi chico! Vete con tus amigos los pijos.- La palabras salen a toda velocidad de la boca de Dana.
Refuerzo el agarre de mis manos sobre la cintura de Abby por si intenta escapar pero todo lo que dice me toma por sorpresa.
-Vaya, creo que ya no es tu chico, sino el mio.
Acto seguido siento sus cálidas manos en mi cara y sus suaves labios sobre los míos.
Me cuesta pero cuando reacciono al contacto de sus labios instintivamente los devoro.
El beso pasa de ser suave y simple a un nivel más alto, más salvaje. Mis manos refuerzan el agarre en su cintura pegándola a mi cuerpo todo lo posible. Nuestras lenguas se encuentran en una batalla la cual, claramente, está ganando ella.
-¡Iros a una habitación!
-¡Dana date por vencida!
-¡Eso, hasta la campanilla!
Las personas que nos rodean no paran de gritar. En un momento y por curiosidad abro los ojos, me doy cuenta que Dana ya no está, pero decido seguir con el beso hasta que un sabor a sangre se hace presente.
Rápidamente me separo de ella inspeccionando el corte del cual brota la sangre.
La arrastro por el brazo obligándola a subir de nuevo a la moto. Le pongo el casco bajando la visera para que la herida no le duela más con el aire.
- ¿Que se supone que estas haciendo?¿Te has enfadado? Si ha sido por lo de antes lo siento pero ella me ha tenta...
-Cierra el pico, nos vamos. - No le doy tiempo a acabar la frase ni a comenzar una nueva.
Una vez llegamos a mi departamento Abby entra sin decir ni una palabra sentándose en el sofá como le había ordenado. Si le he ordenado y no preguntado. Estoy demasiado cabreado en este momento no con ella sino conmigo mismo por no haber evitado esa jodida pelea.
No tengo ni puta idea de como curar esa mierda pero voy a hacer lo que mi madre hacía siempre. ¿Funcionará no?
Busco por todos los armarios del lavabo el jodido botiquín. Espera... creo que en ningún momento he tenido de eso. Suspiro de mala leche y mojo la esquina de una toalla.
Abby sigue en el sofá pero ahora esta recostada hacia atrás con los brazos encima de los ojos. Es jodidamente hermosa...vale, no se porque pienso esto...
Me acerco sin hacer ruido, paso la toalla por la herida y del susto rebota provocando que choquemos las cabezas.
-¡Joder! - Decimos los dos a la vez mientras nos frotamos con la mano el golpe.
Se ríe. En dos segundos pasa a ser una risa nerviosa y se convierten en lágrimas.
-¿Y ahora que se supone que te pasa? - Bufo realmente confundido.
-¡No lose! Déjame, iré a dormir.
-¿Que? ¿Quien te ha invitado y donde se supone que vas a dormir?
Se acerca peligrosamente a mi rostro, levanta un dedo y comienza a hablar.
-Uno: Yo me he invitado. Dos -Levanta otro dedo- Iré a la habitación de Ally. Tres-Otro dedo más - Buenas noches.
Y dicho todo eso gira encima de sus talones en dirección a la que se ha asignado como su habitación.
-¡Deja de ser tan bipolar ostia! - grito frustrado a a nada - No hay quien te entienda- acto seguido un fuerte portazo retumba en mis oídos.
ABBY
Cierro de un portazo. No alcanzo a oír las últimas palabras que dice pero creo que es mejor así.
Mierda he pensado donde dormir pero no me he traído pijama.
Ruedo los ojos y decido meterme en la cama con la camiseta puesta.
-Héctor, he dicho que pares de una vez. Estas borracho, no pienso escucharte así - mi paciencia se está agotando más rápido cada segundo que pasa.
-Y yo te te he dicho que me vas a hacer caso a todo lo que te diga porque ahora eres mía. - me agarra de los brazos fuertemente y me tira contra el sofá negro de su sala de estar.
Se pone a horcajadas encima de mi cuerpo mientras comienza a deslizar sus labios por mi cuello. El fuerte olor a alcohol que desprende unido al hecho que me esta obligando a algo que no quiero me dan ganas de vomitar.
Mi paciencia se ha agotado por completo. Le pego un puñetazo en la cara y aprovecho el momento de desconcierto para quitármelo de encima y escapar pero el es más rápido. Me agarra de de la muñeca clavandome me las uñas. Una vez me tiene contra contra la pared su palma impacta con un fuerte golpe contra mi mejilla. Instantáneamente se instala un calor y comienza a palpitar.
-aaaaaaaaaaaaaaaaah - grito y lloro con todas mis fuerzas arrastrando me por la pared hasta caer al suelo.
No puedo parar de gritar. Duele, quema y escuece.
Las grandes manos que conozco como si fueran mías ahora están en mi cuello tirándome hacia arriba. Se me corta la respiración de la fuerza que ejerce y aunque sigo gritando ya no es tan fuerte como al principio. Ahora es débil y entrecortado.
- Ppppara ppporfavor - suplico. Las lágrimas ya no caen por mis mejillas. Ya no me quedan. Tampoco me quedan fuerzas por lo que me dejo. Mi cuerpo queda a completa disposición de él.
Unos fuertes brazos me zarandean y escucho una voz gritando mi nombre. Me despierto de golpe y siento un dolor muy fuerte en la cabeza.
-Joder Abby, ¿vas a dejar de darme cabezazos en algún momento?
-L-l-losiento- la garganta me duele y mis voz sale mas rasposa de lo normal.
-Vale, no pasa nada. ¿Estas bien? No parabas de gritar hace un momento.
-¿Eh? Si, si, estoy bien.
- En ese caso, me vuelvo a la cama.
-Espera- le agarro por el brazo - quédate conmigo.
-¿Que?
-No quiero estar sola. Quédate a dormir conmigo. - me separo hacia un lado de la cama y voy dando golpecitos con la mano en el otro lado invitándolo a tumbarse.
La cama es individual por lo que Dylan ocupa la mayor parte.
Durante unos minutos la tensión es palpable por toda la habitación. Nuestras respiraciones es lo único que se escucha, hasta que la del idiota de vuelve lenta y profunda. Se ha dormido y yo sigo dando vueltas teniendo miedo que otra pesadilla invada mi momento de descanso. Instantáneamente como si pudiera leer mis pensamientos Dylan pasa su brazo por mi cintura en señal de protección.
-Duérmete, vas a estar bien. Estoy aquí contigo.
Y con esas palabras caigo rendida a los brazos de morfeo.
***
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WILD
Teen Fiction¿Qué pasaría si dos personas que se llevan mal a rabiar tienen que trabajar juntas? ¿Qué pasaría si tuvieran que actuar como enamorados? ¿Y si la realidad supera la ficción? Para Abby de 23 años le es bastante difícil combinar la universidad con su...