DYLAN
—Joder...
Mi voz suena extremadamente seca, me duele la garganta y la cabeza está apunto de estallarme. Me revuelvo entre las sábanas. La luz entra de la ventana directamente hacia mis ojos. ¿Qué hora es?
Busco en la mesilla de noche con la mano el móvil.
《Genial, sin batería.》
El susto me lo llevo cuándo me giro y veo un cuerpo que muestra la espalda desnuda. El primer nombre que se me pasa por la cabeza es Abby. Con una sonrisa de idiota en la vara paso mis dedos por la piel desnuda haciendo que se estremezca bajo mi toque.
— ¿Dana?
Joder, no esperaba que fuera justo ella en este momento cuando se ha dado la vuelta. Quito la mano inmediatamente y me levanto.
—¿Qué mierda estas haciendo aquí?
—Bueno, es mi casa-sonríe y pestañea un par de veces.
No he sido capaz, no he sido capaz.
《Sí, si que has sido capaz》
—Genial— . digo sarcásticamente mientras me levanto—. ¿Qué mierda estoy haciendo aquí?
— Divertirte amor.
—No tengo ganas de soportar tu mierda hoy— . Recojo la ropa que hay por la habitación y me visto.
— Yo estoy harta de tu mierda— . Grita cuando salgo de la habitación.
— Entonces no me busques más.
Encuentro las llaves de la moto en el bolsillo derecho del pantalón y la moto aparcada justo enfrente de la entrada. Arranco dirección a mi apartamento.
—¿Papá? ¿Qué haces aquí?
Estoy jodidamente sorprendido, una persona como él, parado esperando en un sitio como este.
—He llamado varias veces, aquí no abres, el móvil no lo coges y tu puto hermano no sabe donde estas.
Intento no hacer caso de ese puto comentario.
—Creí que nunca ibas a venir a un sitio como este. Y mucho menos esperar.
Abro la puerta y le permito el paso como buen hijo que soy.
— Siéntate por ahí por donde puedas-. Sonrío como un hijo orgulloso.
La verdad es que desde que Abby no está aquí no me he preocupado en recoger mucho. No es como si no pudieras estar o vivir en un sitio como este. Pero bueno.
—No esperes que te ofrezca algo para beber—añado.
—No he venido a hacer el gilipollas Dylan. Necesito que aceptes de nuevo tu compromiso con Rebecca.
—Si has venido a hablar sobre eso puedes coger tu abrigo y largarte.
—Está bien, por lo menos ves ahora a su casa, necesitaba ayuda y le dije que tú irías. Puedes aprovechar y hablar con ella sobre eso, pero como no lo hagas tu querida sobrina se quedará sin muchas cosas.
—Eres lo más hijo de puta que he conocido en un buen tiempo-. Mi respiración incrementa, mi pecho sube y baja a una velocidad impresionante, mi manos ahora convertidas en puños hacen fuerza a mis costados y mi visión por un momento es borrosa. La ira es presente por todo mi sistema pero consigo relajarme.
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WILD
Teen Fiction¿Qué pasaría si dos personas que se llevan mal a rabiar tienen que trabajar juntas? ¿Qué pasaría si tuvieran que actuar como enamorados? ¿Y si la realidad supera la ficción? Para Abby de 23 años le es bastante difícil combinar la universidad con su...