Capítulo 8

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Holaa he apuntado la historia a los Premios Watty asi que espero que os siga gustando y no os olvideis de votar, ahora más que nunca porfavor. Gracias

ABBY

Siento un peso bastante grande alrededor de mi cintura. Abro los ojos de golpe y al bajar la mirada veo una mano.

《¿Una mano?》

Me giro y comienzo a gritar. Ahora mismo no reconozco a la persona que esta junto a mi y de una patada tiro el cuerpo al suelo.

-¡Deja de gritar! -hago caso omiso y sigo gritando como una loca mientras me tapo con las sábanas negando con la cabeza.

Espera... esa voz... la conozco.

-¿Dylan?

-No, el fantasma de la ópera. No te jode- su voz suena realmente molesta.

-¡Ay Dios! Lo siento-. Me acerco al borde de la cama y alargo la mano para ayudarle pero al contrario de mis planes el muy idiota estira de ella haciendome caer encima suyo. Se ríe y mi cuerpo tiembla por la cercanía.

- ¿Y a tí que coño te pasa? ¿Eres imbécil? ¡Ya me puedes soltar!-.

-¿Y si no quiero, que vas a hacer?-. El tono que utiliza es arrogante y me entran ganas de pegarle, cuando lo voy a intentar da la vuelta a la situación y ahora es él quién está encima mío.

-¿Esto?-. Digo con un tono burlón y aprovecho su desconcierto para pegarle una patada cerca de sus partes sin llegar a ellas pero tambien dolorosa.

Cae lloriqueando como un niño pequeño y lo aparto de encima de mí. Salgo de la habitación dando saltitos.

Como si estuviera en mi propia casa me pongo a cocinar. No conozco la cocina por lo que busco por todos lo armarios y cajones las sartenes y los cubiertos. Hago un par de huevos fritos, tostadas, bacon y zumo. Lo llevo todo a la mesa esperando sentada al idiota, quién se presenta a los poco minutos. Va vestido con unos tejanos oscuros, una camiseta blanca que se ajusta a la perfección a su cuerpo y sus Stan Smith. Su cara de sorpresa me sorprende. ¿Porque se sorprende? No creo que sea nadatan fuera de lo normal como para sorprenderse tanto. Sin decir una palabra se sienta y comienza a comer. No me siento cómoda con el silencio que se instala entre nosotros por lo que intento entablar conversación de alguna manera.

-¿Cuánto conseguimos ayer? Creo que voy a necesitar ir un par de veces más...

-Unos tres mil.- se lleva un trozo de bacon a la boca- ¿Cuánto necesitas?

-Más, mucho más-. Suspiro frustada.

Me paso las manos por la maraña de pelo haciéndo un moño.

-¿Para que quieres el dinero princesita?-.

-¿Para comprar un castillo?- Digo con voz recelosa - Eso no es de tu imcumbencia Dylan. Ya lo hemos hablado, tu me ayudas a conseguir el dinero y yo te ayudo esta noche.

-¿Cuánto?

-Diez. - Ahacho la cabeza por la verguenza que siento al confesarselo.

-¿Diez mil? Veo que esto no es algo jodidamente normal por lo que o me lo cuentas o paso de ayudarte.

Intento responderle que tambien necesita mi ayuda pero no me deja tiempo ni siquiera para acabar de pensarlo.

-No, se lo que estas pensando princesita. Piensas que necesito tu ayuda esta noche pero no, tú misma me lo dijiste, existe Dana creo que estará encantada de ayudar si por la noche le hago gritar como a ella le gusta.

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