Capítulo 11

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ABBY

-No me voy a detener a partir de aquí princesita.- Su voz suena realmente grave y áspera, cosa que me excita más todavía.

-No he dicho que te detengas idiota.-Vuelve a pegar sus labios contra los míos en un beso cálido, hasta que lo cojo de la nuca, enrollo las piernas en su cintura y lo empujo lo más cerca posible de mí y el beso se vuelve profundo y ansioso. Sé que no es lo más normal del mundo lo que estoy apunto de hacer, pero lo deseo tanto como el me desea a mí.

《Solo una noche》

Esas tres palabras retumban en mi mente, ''solo una noche'', una noche y se acabó, se acabó algo que ni siquiera habíamos empezado.

Sé que con él va a ser fácil, somos dos personas que no nos gustan las relaciones por lo que, ¿que hay de malo en solo una noche? yo no le veo nada malo. Suspiro y me vuelvo a centrar en el idiota.

Sus manos recorren todo mi cuerpo en suaves caricias mientras deja tiernos y húmedos besos por mi cuello. Mis manos van directamente a sus pantalones, los desabrocho y los lanza fuera de la cama. Lo mismo pasa con mi sujetador, con una sola mano y de un solo intento consigue sacarlo y lo lanza a la otra punta. ¿A cuántas le habrá quitado el sujetador para conseguir semejante técnica?

Intento eliminar todos esos pensamientos de mi cabeza. Ahora no es momento de interrumpir esto, es momento de saciar el dolor que se establece en mi bajo vientre.

-Te necesito.- Las palabras salen de mi boca antes de que siquiera las pudiera pensar pero causan el efecto necesario mientras mis manos juegan con el elástico de sus boxers.

-Joder, no hace falta que lo digas dos veces princesita.- Aparta los boxers de una patada, mis caderas se elevan y con una mano saca fuera mis bragas.

Mi mente ha colapsado, no puedo pensar en nada más que no sea su cercanía y mis nervios están a piel de flor. Empieza a posicionarse y rápidamente mi mente vuela al condón.

-Un condón idiota.

-Mierda.- Se estira, abre el último cajón de la mesilla a la derecha. Se lleva el plástico plata a la boca y lo abre por una esquina.

Tras unos segundos se posiciona entre mis muslos, mis nervios se elevan y estoy anticipando lo que va a pasar. Deposita tiernos besos entre mis pechos, por mi clavícula y cuello hasta llegar a mi boca otra vez. Un gemido sale de mi boca involuntariamente cuándo me llena por completo de un solo movimiento. Mis caderas se elevan y Dylan se queda quieto para que me acostumbre. Sé que le cuesta estar quieto por la rigidez que su cuerpo demuestra encima del mío.

-¿Estás bien?.- ¿A qué viene la pregunta? Que yo recuerde no es que sea virgen...

-Joder sí, tú sigue.-

Ante el tono de súplica de mi voz arremetió contra mí, manteniendo el ritmo, una y otra vez. Su boca permanecía por mi oreja, mordisqueando el lóbulo y por debajo. Encuentro el punto perfecto haciendo que mi mirada se nuble y todos mis sentidos desaparezcan. Mis gemidos cada vez son más ruidosos hasta el momento que alcanzo el punto máximo. Dos segundos más tarde Dylan me sigue gimiendo y estremeciéndose encima mío.

Se deja caer a mi lado. Medio adormilada y cansada me giro y le doy la espalda. Ante esto pasa su mano por mi cintura y me acerca a él. No me quejo del tacto en ningún momento, me siento bien con su cercanía. En pocos segundos oigo que su respiración se relaja por momentos.

Creo que he echo algo jodidamente malo.

Ese es el mensaje de texto que le envío a Livy, sé que no lo leerá ahora pero necesitaba desahogarme.

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