ABBY
Un mes ha pasado. Un mes en el que todos los planes que tenía para mi futuro se han desmoronado. Me gustaría pensar que ha sido para bien, pero algo me dice lo contrario.
Este mes ha sido relajado, no queremos que nadie conozca lo que tenemos ya que ni nosotros mismos sabemos qué tenemos por lo que solo Livy sabe de esto.
En la universidad pasamos desapercibidos ya que ni siquiera nos miramos a la cara, pero en el trabajo es diferente, en la última sesión que hicimos Blanca nos echo la bronca por la poca seriedad, pero no podíamos para de reírnos.
Prácticamente vivo en el apartamento de Dylan. Prácticamente no oficialmente ya que paso más noches ahí que en casa con Livy, pero a ella no parece importarle ya que por lo que veo los días que voy su novio siempre está ahí.
Ahora mismo me encuentro entre los brazos del idiota, no puedo apartar mi mirada de su cara. La luz que entra por la ventana resalta sus facciones y sus ojos color avellana brillan cuando los abre.
Paso una mano por su pelo, bajando y acariciando su cara hasta llegar a sus labios, recorro la silueta con los dedos y le doy un casto beso.
Sonríe y con sus grandes manos me atrae más hacia él.
-Buenos dias.- Susurra contra mis labios.
-Lo mismo digo.
Después de conseguir sacarlo de la cama y hacerle el desayuno me ha arrastrado a la ducha, a lo que no me he podido negar. Se nos ha echo tarde y ahora estamos en serios problemas.
-Por vuestra culpa me he perdido los delfines.
Ally se encuentra parada delante nuestro con los brazos en jarras alrededor de su cintura, su bonita cara deja de serlo gracias al ceño fruncido que muestra y los labios de pato. Dylan y yo solo podemos estar de pie uno al lado de otro pasando nuestras miradas de Ally a nosotros mientras evitamos reírnos.
-Princesa...- Comienza a decir Dylan pero no le deja acabar.
-Prinsesa no, estoy enfadada.- dice con voz de mamá mientras cruza los brazos.
Hacía veinte minutos que teníamos que haberla recogido para llevarla a un espectáculo de delfines que hacían en el acuario, pero por culpa de un idiota no hemos llegado a tiempo.
-¿Qué tal si compramos hoy vamos al parque de atracciones y otro día volvemos al acuario?.-
Mi intento por calmarla parece dar sus frutos cuando deja caer los brazos a cada lado de su pequeño cuerpo, rueda los ojo aún con el ceño fruncido y rápidamente se posiciona entre los dos nos coje a cada uno con una mano y nos arrastra hacia el coche.
Dylan me mira con cara de pocos amigos yo en respuesta me encojo de hombros como quien no quiere la cosa y le dedico una sonrisa radiante, niega con la cabeza.
No tengo muy claro en que momento hemos acabado con algodón de azúcar, globos de colores y un par de orejas encima de nuestras cabezas. Dylan se ha resistido a las orejas pero ya se sabe, las mujeres tenemos poder y solo una palabra como ''cama'' nos dan el poder necesario.
Diez veces en las tazas giratorias, tres en la montaña rusa, dos en la noria, cinco en el tio-vivo y no sé cuantas veces más en otras atracciones me han matado. Dylan lleva a Ally dormida en brazos hacia el coche, mientras me quedo unos pasos atrás admirando las vistas que estas personas producen.
Nunca en mi vida había pisado un parque de atracciones por lo que la más emocionada de los tres creo sinceramente que era yo. Desde que era pequeña he oído a muchos de mis compañeros de clase hablar sobre cómo se siente ir al parque de atracciones un día con tu família, lo divertido que era jugar a un juego que consistía en atrapar patitos de colores para conseguir premios, las magníficas vistas de hormiga que obtenías cuando te subías a una noria, y porfín después de tantos años he logrado sentir esos mismos sentimientos con unas personas que se han convertido en mi única família.
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WILD
Teen Fiction¿Qué pasaría si dos personas que se llevan mal a rabiar tienen que trabajar juntas? ¿Qué pasaría si tuvieran que actuar como enamorados? ¿Y si la realidad supera la ficción? Para Abby de 23 años le es bastante difícil combinar la universidad con su...