°8°

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Itadori y Deian se encontraban a un lado del otro, observando como la ahora maldición Movía sus brazos, agarraba la tela que tenía en su cintura hacia el suelo y la hacia pedazos mostrando unos paños menores, junto con sus largas piernas.

— ¿Intentas decir que es más fácil moverse en ropa interior? —Se burla Itadori— ¿Qué diablos hacemos? Yo no cómo utilizar la energía maldita. Y Deian-Sempai no se cuánta fuerza tiene. Pero eso no importa ahora, solo debemos ganar tiempo..

— ¡Cuidado! —Grita Deian hacia Itadori.

Pero claro, el chico no alcanzó a esquivar la onda de ataque de la maldición, mandandolo contra la pared.

— Mierda... —Maldice Deian estando en la otra punta.

¿Qué fue eso? ¿Algún tipo de barrera? —Pensaba Itadori, alzando la cabeza, hasta que jadea sorprendido al ver a la maldición frente suya preparando otro ataque.

El cual fue mandando pero desviado gracias a Deian que le dio un golpe en el costado del cuerpo de la maldición, obviamente no pudo evitar que Itadori recibiera parte del impacto y atravesara la pared cayendo al otro lado medio inconsciente.

Deian chasquea la lengua y pasa en medio del hueco cayendo de pie a un lado de Itadori, justo cuando iba a revisar su pulso, escuchó como la maldición canalizaba energía maldita pura recargando otro poder.

Iba a colocarse delante de Itadori pero este se puso de pie y lo puso tras suyo para estirar sus brazos como si eso fuera a funcionar de algo, la maldición liberó otra onda de poder, destrozando la mano del chico.

Deian miraba detrás de Itadori sorprendido por la acción de este, como estaban en el Área Innata de la maldición, podía sentir las emociones fluir del chico. ¿Sintió pena por él? No. Deian era conocido entre los hechiceros por no tener nada de empatía hacia el otro, solamente por el hechicero que le salvo la vida y le ha enseñado varias cosas del mundo humano.

Desesperación.

Miedo.

Y luego de la nada determinación.

— ¡No pienses! —Grita Itadori y ambos son lanzados hacia la pared.

Deian abrió sus ojos estando detrás de Itadori al amortiguar el golpe, alzó la mirada viendo a la maldición bajar del agujero y estirar sus brazos sin quitar esa sonrisa de su cara.

— Qué asco me das... —Murmura Deian.

— Fui un engreído. —Escúchame decir de Itadori— Creí que era fuerte. Me creía capaz de poder elegir el momento de mi muerte. Pero estaba equivocado. —Itadori alza su mano para ver la mitad d sus cuatro dedos— Soy débil... ¡Soy demasiado débil!

Deian ve como Itadori se pone de pie quedando el sentado.

— ¡Demonios, no quiero morir! ¡No! ¡No quiero! Pero sí voy a morir... —Escucha sollozos por parte del chico.

Si fuera antes, Deian se reiría de lo patético que se ve el menor en estos momentos. Pero claro, muchas veces Satoru le repetía...

— Cada vez que veas a alguien mal... No te rías, aunque no tengas empatía... No lo hagas. Verás como la gente con esa mínima acción le agradarás más... —Sonríe Satoru.

Deian sonríe leve, pero esa sonrisa desaparece al ver como el puño de Itadori se torna con energía maldita color rojiza con negro y este va corriendo hacia la maldición. Para pegarle un puñetazo, que claramente es detenido por la susodicha.

Debilidad -Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora