🎩🔍🌼 ... ❝En una época llena de reglas, ella seguía las propias❞
Donde 𝙍𝙤𝙨𝙖𝙡𝙞𝙣𝙚 𝘽𝙖𝙧𝙣𝙪𝙢 es una institutriz huérfana cuyo trabajo ha consistido por años en enseñar a la menor de los hijos de Eudoria Vernet Holmes: 𝙀𝙣𝙤𝙡𝙖. Tan solo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
15 de julio de 1884 Ferndell Hall, Inglaterra
Querida Daisy,
Siento que han pasado décadas desde la última vez que recibí noticias tuyas. Las últimas cartas llegaron hace casi dos meses, y aún así, sigo sin tener respuestas sobre la situación que hay en casa ¿Acaso al tío Barnum le sigue yendo bien en el negocio familiar? ¿Usó el dinero que mandé para comprar el vestido de cumpleaños de la pequeña Violet? ¿Y qué hay de nana Maggie? ¿Continúa viviendo sola en la vieja casa de Glasgow o ya decidió que es hora de retornar a Carter Village?
Hace poco estaba mirando el calendario en la puerta de mi habitación, y me di cuenta de que ya casi son cinco años lejos de vosotros, de la cabaña y lejos de todos las personas que dejé atrás en el momento que decidí marcharme. A veces me pregunto que habrá sido de cada uno de ellos, pero son pensamientos que desecho al instante.
¿Sabes? A pesar de que me gusta vivir aquí, también extraño mucho como era todo en casa antes de perder a madre. A veces, pero solo a veces, creo sentir el olor de su jardín o el perfume de agua de lavanda que tenía en la mesita del tocador. Retazos de una vieja memoria que me es imposible olvidar del todo. Eudoria suele decirme que la añoranza suele traer ese tipo de cosas consigo, especialmente en una persona con un corazón tan blando como el mío, pero trato de no prestarle mucha atención a eso porque dentro de unos días la joven Enola cumplirá dieciséis años, y Dios mediante, dentro de poco podré regresar a por tí y Violet.
Ahora debo despedirme, mi hora límite de forzar la vista bajo la luz de la vela ha acabado. No obstante, no quiero finalizar esta carta sin antes suplicarte por una respuesta. Os echo de menos todos los días. Por favor, no te olvides de tu pobre prima.
Sinceramente.
Rosaline.
La joven guardó la pluma dentro del tintero, sintiendo los dedos de la mano derecha completamente entumecidos. Consecuencia de querer escribir tan rápido para acabar antes del tiempo propuesto. Para ese entonces, la llama de la vela que iluminaba sobre la mesita había comenzado a extinguirse lentamente, así como la luz de los últimos rayos solares que se ocultaban tras la colina. La frialdad de la noche temprana colándose con antelación para enfriarle los huesos, apenas cubiertos por la tela del camisón de dormir que llevaba puesto.