Saeng inhaló lentamente, tratando de luchar con la necesidad que estaba construyéndose en la boca de su estómago. ¿Por qué Hyun Joong tenía que ser más alto que él? ¿Y por qué diablos eso lo encendía? Debido a que un hombre fuerte siempre había sido la ruina de Saeng.
―Creo que realmente deseas esto, Saengie.
―Y yo creo que necesitas dejar de llamarme así.
Hyun Joong envolvió su brazo alrededor de la cintura de Saeng, y maldición era un agradable brazo. Hombre fuerte, fuerte agarre.
―Yakim no pudo nunca realmente entrar en esto. Nunca usamos ese gancho.
¿Así que Saeng podía darle algo que Yakim no pudo, ¿eh? Porque sí, él quería esto. Su polla estaba pulsando con el pensamiento, subrayándolo. ¿Sería tan malo, realmente? ¿Sólo algo de diversión? Había sido un maldito largo tiempo desde que había tenido propiamente su cerebro jodido.
― ¿Cómo sé que vale la pena mi tiempo?
―Sé lo que estoy haciendo. ― No había duda allí.
―No soy como mi hermano. ― Tenían que ser completamente claros en eso.
Hyun Joong se inclinó hacia abajo para cerrar sus labios sobre los de Saeng. Saeng sintió la burla de los labios del Dom sólo por un momento, tirando de los suyos, antes de que Hyun Joong se separara y lo dejara con hambre.
―No, no lo eres, ― Hyun Joong confirmó. Arrastró sus manos por los costados de Saeng, permitiéndole sentir lo largas que eran. Podrían hacerle perder el control si Hyun Joong era la mitad de bueno de lo que él anticipaba. Por mucho que él podría no resistir, la imagen de ser encadenado por este hombre le hizo difícil mantener sus hormonas bajo control.
Hyun Joong deslizó una mano callosa debajo de la camisa de Saeng, trazando hasta su pecho, presionando a Saeng de vuelta contra él. La polla de Saeng estaba empezando a volverse más que un poco interesada mientras Hyun Joong respiraba en su cuello, el firme cuerpo de Hyun Joong contra él. Si había un punto de retroceder y detener esta locura antes de que una línea fuera cruzada, era ahora. Hyun Joong encontró las protuberancias en el pecho de Saeng y las retorció. El aliento de Saeng se contuvo en su garganta.
―Carajo, ― Saeng dijo, tirando de sí mismo lejos de Hyun Joong. Tal vez era imprudente a veces, pero no era un cabrón en esta escala. ―No puedo hacer esto.
Hyun Joong le disparó una mirada interrogativa cuando Saeng se dio la vuelta para enfrentarse a él.
―No sé tú, ― Saeng dijo, ―Pero yo amaba a mi hermano. Y no puedo estar follando al tipo que él pudo haber amado ni siquiera dos semanas después de su muerte. No se siente bien. No está bien.
Hyun jooong negó con la cabeza.
―No es-
―No me importa cómo definas las cosas. ― Él no podía confiar en la visión de un fabricante de juguetes sexuales en el romance de todos modos.
―Me voy, ― Saeng dijo. Entonces recordó que había llegado a la casa en coche. Tenía que llamar a Kyu para un aventón.
―Caramba, no te pongas así. ― Hyun Joong dio un paso hacia él, y Saeng retrocedió.
―Mantén una distancia segura, señor. ― Si Hyun Joong llegaba demasiado cerca otra vez y susurraba más sexys promesas en su oído, Saeng no sería responsable de cualquier acción que pudiera tomar.
―Puedo tener a alguien que te lleve a casa, pero debes escucharme en primer lugar. ―Saeng levantó una ceja a Hyun Joong. ¿Qué podría haber dejado por decir el hombre?
―Hablaba en serio sobre esa oferta de trabajo, ― Hyun Joong dijo.
― ¿Cuál, en la que me convierto en tu juguete sexual?
―No mi juguete sexual. La persona con la que pongo a prueba juguetes. Si llamarte así te hace sentir mejor.
Saeng reprimió un gemido. ¿No era todo lo mismo? Lo que era aún más irritante que la insistencia de Hyun Joong era que Saeng sabía que podía ser persuadido. Él era persuadido con demasiada facilidad. Todo el tiempo.
Cuando veía algo que quería, salía y lo conseguía. Y Hyun Joong parecía cada vez más como algo que quería, incluso cuando la parte racional de su cabeza le decía que era una locura.
―Si no vas a escucharme, ¿vas por lo menos a escuchar a Yakim?
― ¿Qué quieres decir? ― Saeng había estado a punto de ir a la puerta, pero esto le hizo detenerse. ¿Cómo podría escuchar a su hermano muerto?
―Encontré una carta para ti cuando estaba limpiando su habitación.
― ¿Y sólo mencionas esto ahora? ― Saeng entrecerró los ojos a Hyun Joong. ― ¿Qué dice?
―No lo sé. No la abrí. ― Hyun Joong lo miró como si eso debería haber sido obvio, pero él no sabía la clase de personas con las que Saeng solía pasar el rato. Pocos de ellos tenían los buenos modales para no abrir algo que les daba curiosidad. ―Está en mi oficina, sígueme de vuelta.
―Bien, ― dijo Saeng, cediendo. Yakim le había escrito de vez en cuando. Había aclamado que le gustaba, que era más personal. Por supuesto, podría simplemente haber llamado o visitado, pero casi nunca lo hizo. Él ponía las cosas en cartas de modo que Saeng no podía girarse inmediatamente y arrancarle la cabeza. Algunos días, sin embargo, había sido agradable encontrar algo más aparte de las facturas que no podía pagar en su buzón.
Hyun Joong extendió el sobre azul para él en su oficina. Azul había sido el color favorito de Yakim.
El de Saeng también. Algunas de las cosas que compartieron, si no tantas como las personas esperaban de gemelos idénticos.
El sobre tenía el nombre de Saeng en él, en las ordenadas letras de Yakim, excepto que decía Saengie en lugar de Saeng. La única razón por la que Saeng siempre rasgaba esos sobres y escondía las letras de sus amigos. No los necesitaba empezando a llamarle por ese estúpido apodo. Sólo era aceptable de Yakim, e incluso apenas entonces.
Saeng abrió el sobre y sacó una sola hoja de papel. Estas eran las últimas palabras de su hermano para él. Debería estar leyendo esta carta en casa, en algún lugar privado, alejado de los ojos de Hyun Joong que lo miraban. En algún lugar donde su reacción no iba a ser juzgada por nadie.
―Consigue que alguien me lleve de vuelta, ― Saeng dijo.
― ¿Vas a leerla?
―Lo haré, pero no aquí.
Hyun joong asintió.
―De acuerdo entonces. Llámame cuando tengas todo resuelto.
―Quizás lo haré. ― A pesar de que Saeng no tenía idea de lo que el hombre aún quería hablar. Saeng había hecho clara su postura.
* * * *
Saeng llevó la carta con él a su habitación y cerró la puerta tras de sí. Kyu estaba en algún lugar en el apartamento. Saeng escuchó ruidos, pero su compañero de cuarto no parecía haberse dado cuenta de que estaba en casa todavía. Era mejor así. De esta manera él no sería molestado sobre su contrato de alquiler, o acerca de la carta que estaba sosteniendo en sus manos.
El apartamento era pequeño y deteriorado y su habitación estaba abarrotada, pero por ahora era un refugio seguro.
Saeng se sentó en su cama sin hacer y desdobló el trozo de papel que había estado dentro del sobre.
Hey, Saengie. Sí lees esto, estoy muerto. Imagina eso.
―Malditamente correcto, estás muerto...― Saeng murmuró. Era tan propio de su hermano haber anticipado hasta lo imposible. ¿Cuántos otros de veinticuatro años de edad planificaban por adelantado sus muertes?
Estoy escribiendo esta carta porque, como sabes, tengo estos estados de ánimo a veces. A veces es como si sólo quisiera saltar. De un edificio, dentro de la siguiente gran aventura. Tengo a alguien que cuida de mí, pero sabes que yo planifico el futuro para los peores escenarios. No me siento como si estuviera muriendo en estos momentos, pero podría suceder.
Así que, en caso de mi fallecimiento, hay algo que quiero que sepas. Te amo, Saengie. Siempre lo hice, siempre lo haré. No me importa que creciéramos separados después de que mamá murió. Quiero que estés seguro de ello. ¿Te dije que siempre te protegería, recuerdas? Cuando éramos niños y tú estabas tan asustado. No eres más ese niño, pero recuerdo la promesa que hice. Tal vez no pueda mantenerla cuando esté muerto. Pero si existe una forma, confía en mí, la encontraré.
Saeng hizo un sonido que estaba en un lugar entre una risa y un sollozo ante la lectura de esas líneas. Yakim siempre hacía lo inesperado. Si el fantasma de su hermano se materializara frente a él diciendo que había encontrado esa forma, no habría sorprendido a Saeng en absoluto. Pero la habitación permaneció vacía, horriblemente vacía. Saeng no habría perdonado a Yakim si él se hubiera ido por sí mismo. Entonces él realmente habría roto su promesa.
Espero que puedas sacarte del agujero que cavaste, Saengie. No, para eso, tú eres mi hermano. Sé que puedes. ¿La pregunta es, lo harás? ¿Lo harás, Saengie? Eres mejor que esto. Lo sé.
Saeng apretó los labios en una firme línea. Esto había sido una fuente constante de discusión entre ellos. Yakim no aprobaba la vida que Saeng había hecho para sí mismo. No le gustaba el juego o los amigos de Saeng o lo que hacían juntos. Yakim probablemente tenía un punto, pero ¿y qué? Saeng no necesitaba el martillo de la moral de alguien que hizo una vida vendiendo juguetes sexuales de BDSM y pensaba en suicidarse con la frecuencia suficiente para tener una nota de suicidio de emergencia. Saeng se burló ante la carta.
Quizás habrás conocido a Hyun Joong para ahora. Sé que puede parecer arrogante, pero no le des un tiempo demasiado duro. Confío en él. Si me maté, no fue su culpa, ¿está bien? Él es un buen amigo. Él me ha impedido hacer algo estúpido con más frecuencia de lo que puedo contar. Y.... si yo muero, él va a necesitarte, Saengie. Él puede ayudarte con tus problemas de dinero también. ¿No te límites a apartarlo, bien? No en mi consideración tampoco. Puedo prometértelo, estoy totalmente bien con dondequiera que mete su polla.
Saeng casi rio ante esas palabras. Era como si el mundo estuviera conspirando en su contra. Pero sonó como si Yakim no hubiera estado enamorado del hombre. Él confiaba en Hyun Joong, sin embargo, y eso era grande para su gemelo. A Yakim le gustaba estar en control. Algo más por lo que habían peleado. Yakim le había ayudado económicamente, pero nunca le había dado mucho dinero, sólo cada vez lo suficiente para salir del paso. Le había dicho que no podía confiar en Saeng con el dinero. Inteligente de él. Saeng había llegado al máximo de todas las tarjetas de crédito que había tenido. Y algo más.
Así que supongo que esto es un adiós, hermano. Sé feliz, Saengie, prométemelo.
La carta estaba firmada en grandes letras onduladas. A Yakim le había gustado escribir su nombre en grandes letras. Había puesto su nombre en todo lo que era suyo cuando niño. Una vez había usado un marcador para escribir en el brazo de Saeng, lo que terminó en todo el mundo pensando que Saeng era Yakim.
Parpadeando contra la quemadura detrás de sus ojos, Saeng enterró la carta en el cajón de su mesita de noche donde guardaba todas las otras cartas de su hermano. Eran las únicas cosas de valor sentimental en este cuarto. Por haber recolectado tantas deudas, no poseía muchas cosas. Hacía más fácil despedir a los cobradores de deudas, sin embargo. No tenía nada que ellos pudieran tomar. Literalmente nada.
Un golpe en la puerta hizo a Saeng mirar hacia arriba.
―Adelante, ― Saeng dijo.
Kyu asomó la cabeza en la habitación.
―Ah, sabía que te había oído entrar. ¿Estoy ordenando pizza, quieres un poco?
―No tengo dinero, amigo.
―Va por mi cuenta. ― Kyu le sonrió a Saeng. A Kyu nunca le había importado pagar, a pesar de que estaba trabajando en el mismo trabajo de mierda en el que Saeng estaba, haciendo el mismo dinero. Sólo que Kyu no acababa con todo su dinero en las máquinas tragamonedas.
―No, no tengo hambre, ― Saeng dijo. Kyu le dio una mirada divertida. Saeng por lo general no rechazaba ofertas de comida. ―Guarda tu dinero para ti.
―Hombre, tu hermano acaba de morir, ¿de acuerdo? Sólo estoy tratando de ser amable.
―Tú siempre eres amable. ― Y tal vez era hora de que Saeng recompensara ese favor.
Kyu inclinó la cabeza, observándolo.
― ¿Así que, pizza?
―Voy a salir, ― Saeng dijo, levantándose de la cama. Ya pasaba de las ocho, pero tenía la sensación de que a Hyun Joong no le importaría una llamada tardía. Quería que Saeng lo escuchara, y ya que Yakim había confiado en él, Saeng al menos podía hacer eso.
― ¿A dónde vas? ― Kyu preguntó cuando Saeng lo pasó.
―Sólo... obtuve una especie de oferta de trabajo. ¿Te pondré al corriente después, bien? ¿Todavía estamos para mañana? ― Él realmente necesitaba elevarse, sin importar lo que Hyun Joong tenía que ofrecer.
― ¿Encontraste un mejor trabajo que el Greasy Spot? Sólo estás jodiendo conmigo.
Saeng sonrió a Kyu.
―Quizás. ― Sus puestos de trabajo en el café tenían que ser los más jodidos en la ciudad, pero nadie más le daría alojamiento a empleados no fiables y currículos de mierda.
―Te veo mañana. ― Saeng no estaba seguro cuando había decidido que no era probable que volviera esa noche, pero se dio cuenta de que probablemente se quedaría en lo de Hyun joong cuando las palabras salieron de su boca.
En el exterior, Saeng consiguió su teléfono celular fuera de su bolsillo. Marcó y sostuvo el pequeño dispositivo cerca de su oído para escucharlo sonar sobre el ruido de los coches pasando.
― ¿Saeng― La voz de Hyun Joong sonó en sus oídos. ― ¿Listo para escucharme?
―Resulta que mi hermano es muy bueno en conseguir que haga cosas.
― ¿La carta?
―Así que puedes ser rápido también. Bravo, Sr. Bolsas de dinero. ― Tal vez no fue inteligente reírse de Hyun joong, pero se sentía bien. La carta le había dicho que no desquitara su coraje en el hombre -su hermano lo conocía muy bien- pero todavía tenía que hacerlo, sólo un poco. ¿Dónde estaba Hyun Joong cuando Yakim había conseguido ser asesinado? Pensar así no era justo, pero por ahora, no le importaba.
―Yakim dijo que me necesitarías. ¿Qué quiso decir con eso?
La línea quedó en silencio durante unos segundos.
―Preferiría hablar de eso en persona, ― Hyun joong dijo entonces. Saeng suspiró.
―Bien... pero mantendrás esa distancia segura.

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¿𝐒𝐎𝐘 𝐒𝐔 𝐑𝐄𝐌𝐏𝐋𝐀𝐙𝐎? /𝐇𝐘𝐔𝐍𝐒𝐀𝐄𝐍𝐆/𝐘𝐀𝐎𝐈/𝐒𝐒𝟓𝟎𝟏
Fiksi Penggemar𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐦á𝐬 𝟏𝟖. Cuando Young Saeng malgasta todo su dinero en drogas y juegos de azar, Hyun Joong se ofrece a pagar sus deudas. Pero su generosidad tiene un precio: Young Saeng tiene que convertirse en su rata de...