CAPITULO ONCE

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Saeng miró hacia el techo. ¿Cómo diablos iba a atravesar esta noche sin humillarse a sí mismo aún más? El doctor se fue después de algunas rápidas palabras con Hyun Joong, y los dos fueron dejados solos en la habitación. El aire se sentía opresivo y era difícil respirar. Saeng no podía olvidar que acababa de mostrarle a Hyun Joong un lado de sí mismo que no había querido que nadie viera. Yakim era el único con quien había llorado acerca de sus recuerdos. Saeng descansó su brazo sobre sus ojos cuando el colchón se hundió, diciéndole que Hyun joong se sentó a su lado. Si solo el colchón pudiera tragárselo. Si sólo el colchón pudiera darle algunas drogas.

― ¿Cómo lo llevas?

―He estado mejor, ― Saeng dijo secamente. Su lengua se sentía gruesa y extraña en su boca. Todavía tenía desacuerdos en su estómago, pero el doctor le había prometido que al menos eso se detendría en un momento. Lo que sería más difícil de superar era esta abrumadora necesidad de levantarse, salir por esa puerta, y buscar la siguiente dosis.

―Sabes, tomé drogas una vez, ― Hyun Joong dijo. Hyun joong bajó su brazo para mirarlo.

― ¿Lo has hecho?

―Nah, solo un poco de hierba con unos amigos.

―Consumiste cosas fuertes, grandote.

Hyun Joong sonrió.

―Aun así, nunca le dije a Yakim. Se hubiera puesto histérico.

Saeng se encontró sonriendo de vuelta ante eso.

―Casi me arrancó la cabeza cuando se enteró. ― Saeng cerró sus ojos. Su hermano no le mostraría simpatía por esto. Con toda su inteligencia, nunca había entendido los problemas de Saeng, pero Saeng aun así lo quería de vuelta.

―Apuesto a que se volvió loco.

―Tiene razón. Es estúpido.

Hyun Joong asintió.

―Deberías haber sido más inteligente.

―No soy el inteligente, ― Saeng dijo. Él siempre había sido -el gemelo estúpido- mientras Yakim estaba alrededor, y la etiqueta se había quedado con él incluso después. Si él fuera más listo, quizás ya habría encontrado una forma de pasar a través de Hyun Joong y salir de la casa. ¿Pero y entonces qué? Obtendría las drogas, pero seguramente perdería este trabajo.

―Joder.

― ¿Qué está mal?

―Necesito una dosis.

―No, no lo haces.

Saeng cerró sus ojos y exhaló.

―No lo entiendes. Necesito esas drogas. Realmente tengo que...― Se interrumpió cuando un pensamiento más simple se hizo cargo de su mente. Con los ojos fijos en la puerta, se levantó. Hyun Joong no entendía, pero si pudiera conseguir un teléfono, si sólo pudiera llamar a Kyu. Kyu le daría drogas.

Alguien dijo su nombre. Luego, alguien dijo, ―Young Saeng.― La palabra, algo en la forma en la que fue dicha, disparó directamente en su cerebro como una bala, empujándolo hacia atrás y rasgando a través de él. ―Young Saeng.― Escuchó su nombre otra vez, en una voz diferente. ―Young Saeng. Young Saeng, sube a tu cuarto, cariño, Papi estará en casa pronto.

Alguien gritó, un niño, un adulto, todo al mismo tiempo. Saeng no recordaba haber cerrado los ojos, pero cuando los abrió otra vez, estaba sobre su espalda, mirando a la cara de algún hombre. La cara de Hyun Joong. Las manos de Hyun Joong estaban en sus hombros, manteniéndolo abajo.

Pero no podía ser sostenido hacia abajo; tenía que llegar a su mamá, tenía que llegar a ella antes de que...

Se empujó hacia arriba, agarrando las manos de Hyun Joong. El otro hombre se mantuvo firme como el hierro.

―Cálmate. ― La voz lo alcanzó como si Hyun Joong estuviera gritando las palabras en una tormenta.

Saeng tenía problemas para identificar su significado.

―Cálmate con un demonio, Saeng.

Saeng respiró. Conocía esa voz, y no pertenecía a su infancia. Eso era correcto; él ya no era un niño. Parpadeó a la cara de Hyun Joong sobre la suya y en realidad lo vio esta vez.

―Hyun Joong...

―Bienvenido a la realidad; te extrañamos aquí.

Saeng suspiró. Demasiado por no hacer un tonto más grande de sí mismo.

― ¿Recuerdos?

Saeng asintió.

― ¿Quieres hablar de ello?

Saeng negó con la cabeza.

―Quiero olvidarlo. ― Cerró sus ojos otra vez, sintiéndose con sueño, pero su cabeza no había acabado con él todavía. Las imágenes se alzaban detrás de sus párpados cerrados, amenazándolo con llevárselo lejos.

No dejaría que eso sucediera, no de nuevo; no quería. Sus manos fueron a sus brazos, sus uñas se detuvieron por las vendas.

―Mierda, ― murmuró. Allí iba su forma de escape. Tal vez si presionaba hacia abajo, todavía dolería. Pero el dolor solo no era suficiente, no en este nivel. En este nivel, necesitaba ver sangre. El dulce color rojo de la vida.

―Deja eso, ― Hyun Joong dijo, su voz alcanzando a Saeng a través de una espesa nube de niebla. ―Deja de hacer eso, ― Hyun Joong dijo otra vez, alcanzando sus manos.

―Déjame, ― Saeng demandó. Hyun Joong no tenía idea de lo difícil que sería detenerse, lo que pasaría si se detuviera. Las voces, las imágenes...

―No. ― Hyun Joong apretó sus manos con fuerza, y Hyun Joong se escuchó rugir como un animal salvaje, deseando atacar al hombre que lo restringía.

― ¿Tengo que esposarte?

― ¿Estás jodidamente bromeando? ― Saeng se sentía más consciente de su alrededor ahora, una diferente clase de pánico se hizo cargo de su cerebro. ―No puedes...

―Sí, puedo.

Saeng vio el destello metálico que Hyun Joong sacó de un cajón. Bueno, mierda.

―Estás enfermo, ― Saeng dijo. ―Estás realmente enfermo. ― Y también posiblemente la única persona que incluso pensaría en esposar a Saeng a él en lugar de alejarse o echarlo fuera.

―Eres el único que está enfermo, y yo soy quien va a detenerte de lastimarte a ti mismo. ― La voz de Hyun Joong bajó una octava. Alcanzó ese nivel de barítono que hacía que el cabello de Saeng se levantará, incluso ahora. ―Quédate quieto por un minuto.

Saeng hizo todo lo contrario. Se retorció, tratando de alejarse del agarre de Hyun Joong, pero el otro hombre se mantuvo firme. Por alguna razón, el sentimiento de ser retenido por Hyun Joong hacía a Saeng sentirse mejor acerca de la situación en una forma que no podía describir. Tuvo que morderse un gemido cuando las esposas se cerraron alrededor de sus manos, detrás de su espalda.

―Y ahora, ― Hyun Joong dijo, ―Vas a decirme por qué diablos crees que puedes hacerte daño a ti mismo.

Su tono de voz implicaba que él debería ser el único que tenía permitido causar daño a Saeng. En una forma extraña, eso hizo que Saeng se relajara. Tomó una respiración profunda, probando las esposas. Se mantenían. Y mientras que tipo le gustaba, al mismo tiempo le daba escalofríos. ¿Cómo iba a combatir el siguiente episodio?

―Ayuda, ― dijo. ―Me mantiene... la sangre... me mantiene ligado a la realidad. Era lo mejor a lo que podía llegar.

― ¿Es por eso que solías cortarte?

―Sí, ― Saeng dijo, simplemente. ―Pensé que lo había superado.

―Bueno, lo has hecho. No regreses ahora.

―Jódete.

―No ahora.

―Te odio, ¿lo sabes?

Hyun joong envolvió sus fuertes brazos a su alrededor desde atrás y tiró de Saeng en su regazo, las manos esposadas de Saeng atrapadas entre ellos.

―Por supuesto que lo haces, ― Hyun joong dijo.

Saeng se inclinó contra él, tratando de aferrarse a la presencia del otro hombre, la calidez de aquel duro cuerpo.

―Voy a luchar contigo, ― advirtió a Hyun joong. ―Cuando suceda de nuevo, voy a luchar contigo. ― Decirle esto de antemano era simplemente justo. Si Hyun Joong mantenía cualquier pensamiento de querer correr, ahora era el momento. Saeng sentía sudor construyéndose en su frente. A pesar de haberse tomado sus píldoras, su estómago se estrechó un poco ante el pensamiento de ser dejado solo con esto.

―No me vas a dominar, ― Hyun Joong dijo. ―Y me gusta un poco de lucha en mis sumisos.

¿En serio? ¿Hyun Joong estaba tratando de coquetear con él ahora? Al menos eso funcionó para alejar la mente de Saeng de otros, más apremiantes problemas.

―Lo tendrás, ― él dijo. ―Jodidamente lo tendrás.

Después de todo, él era el idiota que estaba entre Saeng y sus drogas, y también el idiota que evitaba que sangrara. Era el maldito cabrón que seguía insistiendo en que Saeng podría hacerlo mejor. La primera persona además de Yakim que alguna vez había dicho eso. Ni siquiera Kyu pensaba que Saeng podía superar este problema de drogas.

¿Y por qué era eso? Porque eres el hijo de un drogadicto que mató a su esposa, que mató a tu madre, apuntando hacia ti. Saeng gruñó ante esa jodida voz en su cabeza. Las imágenes vinieron antes de que pudiera detenerlas. Diez a la vez, se sentían como imágenes primero, luego flashes, escenas, videos. Una voz estrangulada salió de su garganta. Esto tenía que parar ahora. Trató de tirar de sus manos fuera de las esposas, pero no cedían, y el agarre alrededor de su cintura se apretó imposiblemente hasta el punto de hacerlo sentir como si estuviera siendo sofocado.

Alguien dijo su nombre en algún lugar. Saeng casi no lo escuchó. Había sangre. Demasiada sangre. Avanzó con todo lo que tenía, sabiendo, de alguna manera, que tenía que escapar de los brazos que los sostenían. Fue tirado fuertemente contra algo duro y firme. ¿El pecho de alguien? Uno de esos brazos lo dejó, pero antes de que pudiera usar eso a su favor, una mano fue a su frente, presionándolo hacia atrás contra un hombro. Una voz habló en su oído, cálida y aterciopelado, y él se estremeció.

―Detente. No voy a dejarte ir, ― dijo. Saeng tomó una respiración temblorosa, tratando de perderse en esa voz y dejar que ahogara todos los otros ruidos. Como el sonido de su madre muriendo.

―Estás conmigo ahora, y lo que sea que estés viendo, no es real.

Oh por favor, por favor deja que eso sea real.

Dedos se apretaron en su cabello, tiraron un poco, y Saeng se inclinó hacia el leve dolor, dándole la bienvenida. Eso era real. Hyun Joong era real. Y Hyun Joong estaba realmente aquí con él. Saeng se hundió en él. Aunque mantuvo los ojos cerrados, las imágenes fueron lentamente remplazadas por oscuridad mientras Hyun Joong los sostenía en su lugar.

Cumpliendo su promesa, nunca dejándolo ir.



* * * *



Hyun Joong sintió que Saeng se relajaba, finalmente, después de lo que se sintió como una hora. Su cuerpo se quedó inmóvil, su respiración casi sincronizada con la de Hyun Joong. ―Allí, eso es bueno, ― Hyun Joong susurró en su oído. Era más fácil bajar la guardia con alguien que se había despojado de sus propias barreras protectoras.


*****



― ¿Saeng?― Hyun Joong intentó, deseando saber si la píldora para dormir de Morris estaba funcionando. No obtuvo respuesta. Bueno.

Cuidadosamente, tomó la llave de las esposas de la mesita de noche y deslizó sus manos entre ellos para desbloquear las esposas. Mientras estuviera dormido, Saeng estaba en más riesgo de lastimarse con las esposas puestas que sin ellas.

Hyun Joong solo tenía que mantener un ojo en él en caso de que despertara. Pero Hyun Joong estaba acostumbrado a mantenerse vigilando. Había perdido la cuenta de las noches -y días- que había mantenido un ojo en Yakim.

Lentamente, Hyun Joong bajó a Saeng sobre el colchón. Las características de Saeng se mantuvieron relajadas, casi apacibles. No había despertado. Hyun joong lo observó mientras dormía. Cuando dormía, Saeng se veía mucho como su gemelo. No había expresiones características para diferenciar entre ellos. Dormido, Yakim siempre había perdido su mirada pensativa, al igual que las características de Saeng perdían su cautela.

Hyun Joong acarició con la punta de su pulgar la mejilla de Saeng, preguntándose lo que diría Yakim si pudiera verlos ahora. Probablemente le diría a Hyun Joong que mejor mantuviera a Saeng alejado de las drogas. Y luego diría una sabionda línea acerca de lo rápido que Hyun Joong estaba apegándose a su hermano.

Esta situación era demasiado extraña. Si quisiera, podría dejarse olvidar que está viendo a alguien diferente a su mejor amigo, y eso era lo que hacía tan fácil estar alrededor de Saeng. Eso era todo.

No estaba teniendo un enamoramiento por Saeng más de lo que lo había hecho por Yakim. Cuidadosamente, Hyun Joong se levantó de la cama y salió por la puerta. Allí agarró su teléfono y marcó el número de Morris. El hombre no era su doctor; él también era su amigo.

Morris contestó su teléfono al segundo timbre, como si estuviera esperando por ello.

― ¿Cómo está? ― preguntó el doctor.

―Bien. ― Hyun Joong se frotó el puente de la nariz. ―Lo puse a dormir.

―Eso fue rápido.

―Hay una razón por la que la gente dice que soy bueno en la cama.


― ¿Tú en realidad no-

―Por supuesto que no lo hice. Caray, Morris.

―Contigo, nunca estoy seguro.

― ¿Estarás por aquí con las píldoras por la mañana? ― Hyun Joong preguntó. ― ¿Ayudarán con los recuerdos?

―Deberían. Espero que al menos Saeng no nos de tantos problemas con la medicación como Yakim.

Una sonrisa tiró de los labios de Hyun Joong ante la memoria de Yakim amenazando con un asesinato sangriento ante el pensamiento de depender de cualquier tipo de droga.

―No, no lo creo, ― Hyun Joong dijo. ―Saeng puede ser un drogadicto, pero es de hecho más fácil de manejar.

Morris hizo una pequeña pausa antes de hablar.

―Todavía estás tratando de seguir con esto, ¿no? El chip, quiero decir.

― ¿Alguna vez me has visto retractarme de cualquier cosa?

Su amigo estuvo tranquilo por un momento. Quizás estaba recordando la misma historia que Hyun joong. Donde Yakim comenzó a tirar cuchillos y Morris le dijo a Hyun Joong que se mudara por un tiempo. Pero Hyun Joong se había quedado, y eventualmente Yakim había mejorado, se había disculpado, tomó sus medicamentos, y no dejó su habitación durante una semana.

―No hemos tomado nada de esto en consideración durante el desarrollo. La Xylophine es un estimulante cerebral. No estoy seguro de que-

―Estará bien, ― Hyun joong dijo. ―Lo mantendré alejado.

¿𝐒𝐎𝐘 𝐒𝐔 𝐑𝐄𝐌𝐏𝐋𝐀𝐙𝐎? /𝐇𝐘𝐔𝐍𝐒𝐀𝐄𝐍𝐆/𝐘𝐀𝐎𝐈/𝐒𝐒𝟓𝟎𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora