Hyun Joong había pensado que dejar a Saeng esa mañana hace unos días era lo más difícil que había tenido que hacer. Se había equivocado. Esperar en la sala de espera de un hospital mientras Saeng estaba pasando por una riesgosa cirugía era peor. Y no era más fácil por el hecho de que la única razón de que estuviera siendo abierto era porque Hyun Joong había querido experimentar en él. Nunca iba a hacer algo como eso de nuevo. Desde ahora, se iba a aferrar a lo tradicional. Cadenas, látigos y cuero nunca lo habían decepcionado. O puesto en una sala de espera con manos sudorosas. Se frotó las manos en sus pantalones. Cerró sus ojos e intentó dejar de mirar al grande y redondo reloj que colgaba sobre la puerta del pasillo.
Saeng no se veía ni la mitad de nervioso que él cuando lo llevaron por el pasillo. Creía que las cosas iban a funcionar, y no culpaba a Hyun joong. Debería. Era el chip de Hyun Joong el que había funcionado mal y los había puesto en esta posición.
Por favor déjame tener otra oportunidad para disculparme. Saeng no podía morir sin escucharlo. Hyun Joong tragó saliva. Había otras cosas que Saeng tenía que escuchar. Como el cómo Hyun Joong lo amaba. No importaba que fuera raro, o atemorizante, porque era cierto. Hyun Joong cruzó las manos como si estuviera orando. Su familia adoptiva había sido religiosa. Hyun Joong nunca lo fue, pero ante la posibilidad de que hubiera un poder mayor escuchando, este era el momento en que necesitaba ser escuchado. No estaba pidiendo demasiado. Sólo una oportunidad de hacer bien las cosas.
****
Sintiéndose aturdido, Saeng abrió los ojos. La tarea requirió más esfuerzo que de costumbre, como si de alguna manera el peso de sus párpados se hubiera duplicado. La habitación se veía demasiado brillante. Un pitido sonando en algún lugar. ¿Dónde estaba? Hospital. Correcto. Cirugía. Saeng gruñó cuando los recuerdos regresaron a él. Había sobrevivido. Otra vez. De alguna manera, recordó cómo sonreír. Sus ojos se enfocaron en una figura enfrente de él. Hyun Joong. La sonrisa llegó fácilmente.
―Hey tú. ― La voz de Hyun Joong, suave, casi silenciosa, pero era la voz de Hyun joong, y él podía escucharla sin doblarse. Y eso hacía que todo valiera la pena. ―Buenos días. ― ¿Era por la mañana? ¿Cuándo había sido la cirugía? ¿En la tarde? Dios, los detalles eran duros. Saeng tragó un dolor familiar en su garganta.
―Días, ― murmuró sobre el palo, de lija que se alineaba en su boca.
―Está bien. ― Hyun Joong encontró su mano bajo las sábanas y acarició su pulgar sobre ella en un gesto tranquilizador. ―Descansa un poco más; todavía voy a estar aquí.
―Bien, ― Saeng murmuró, sintiendo sus párpados caer. No dudó de esa promesa ni por un segundo.
Hyun Joong también se mantuvo fiel a ella. Cada vez que Saeng abrió los ojos, allí estaba él. A veces durmiendo en un reclinable junto a la cama, en su traje de negocios. A veces incluso babeando en él en sus sueños. La mayoría del tiempo, sin embargo, él estaba sentado justo al lado de la cama como si Saeng fuera a dejar de respirar una vez que dejara de mirar. Y una vez, Saeng incluso lo atrapó dándole esa misma mirada que le había dado a Yakim. Como si no hubiera nada más importante en el mundo. Si eso no compensaba el tener su cabeza abierta una segunda vez, nada lo haría.
Una vez que finalmente pudo permanecer despierto durante más de un par de minutos, le preguntó a Hyun Joong sobre su falta de ordenador portátil. ¿Se lo habían quitado quirúrgicamente mientras estaba aquí?
―Está en casa.
―Qué, no me digas que tu compañía puede sobrevivir sin ti por una semana.
Hyun Joong se encogió de hombros.
―Tiene que hacerlo. Tengo algunos empleados muy capaces.
La forma en que Hyun Joong abandonó su muy importante trabajo hizo a Saeng sentirse cálido de la cabeza a los pies, sin argumentos. Pero era preocupante también. ¿No acababa de invertir el hombre una gran cantidad de dinero en un proyecto que había fracasado? Y el cheque que Saeng había recibido no había sido pequeño tampoco.
― ¿Cómo está la compañía? ― Saeng preguntó, esperando que Hyun Joong mantuviera su respuesta lo suficientemente simple para que alguien con un cerebro post operatorio pudiera entender.
―No te preocupes. Estoy subastando tu información.
Saeng elevó una ceja hacia él.
― ¿Qué?
―No estoy interesado en seguir desarrollando ese chip. Otros lo están. Lo estoy vendiendo todo. Planes, datos... lo que sea. Que lo tengan.
― ¿Así que vamos a tener una relación sin chip, ¿eh? ― Eso había sonado más gracioso en su cabeza.
Hyun Joong le sonrió de todas formas.
―Sí, ― dijo. ―Haremos que funcione.
Saeng no pudo evitar sonreírle. Conseguir la cirugía había sido una buena apuesta.
―Te amo. ― Las palabras solo salieron de él y silenciaron a Hyun Joong. Él lo miró con algo como asombro y algo que Saeng esperaba fuera felicidad.
― ¿Me amas?
―Lo hago, ― Hyun Joong dijo. ―Creo que lo hago
― ¿Crees?
―Estoy bastante seguro.
Saeng bufó ante el tono burlón de su voz.
―Está bien. ― Hyun joong lanzó sus manos hacia arriba en una rendición burlona. ―Te amo. ― Se inclinó y le dio un beso que Saeng recordaría por el resto de su vida. Había apostado por algo que importaba y tuvo suerte. Las casillas giraron en la mente de Saeng cuando los dientes de Hyun Joong rozaron su labio inferior en la forma más dulce, y se entregó completamente a la sensación. Finalmente le había dado al premio mayor.
ESTÁS LEYENDO
¿𝐒𝐎𝐘 𝐒𝐔 𝐑𝐄𝐌𝐏𝐋𝐀𝐙𝐎? /𝐇𝐘𝐔𝐍𝐒𝐀𝐄𝐍𝐆/𝐘𝐀𝐎𝐈/𝐒𝐒𝟓𝟎𝟏
Fanfic𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐦á𝐬 𝟏𝟖. Cuando Young Saeng malgasta todo su dinero en drogas y juegos de azar, Hyun Joong se ofrece a pagar sus deudas. Pero su generosidad tiene un precio: Young Saeng tiene que convertirse en su rata de...