CAPITULO NUEVE

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Hyun Joong cerró la puerta contra el tempestuoso clima exterior. Una vez adentro y quitándose la ropa, escuchó la voz de Saeng, que sonaba molestamente parecida a la de Yakim. Hyun Joong suprimió un gemido mientras se giraba para ver a su huésped. Saeng parecía molesto. ¿No podría todavía estar molesto por el paseo en coche?

―No estoy de humor, Saeng,― Hyun Joong dijo, colgando su abrigo.

― ¿No estás de humor para qué? ¿Para tratar conmigo? ¿Es por eso que te fuiste? ― Saeng se acercó.

―No estoy de humor para un pequeño niño enfadado lanzando una rabieta. ― Se había ido a poner flores en la tumba de Yakim, pero no iba a decirle eso a Saeng. No ahora.

―No estoy teniendo una rabieta. ― Saeng se acercó increíblemente cerca. ―Y no soy un pequeño niño. Eso te convertiría en un pedófilo.

―Está bien, bien, si no estás teniendo una rabieta, entonces puedes retroceder. ― Hyun Joong no se iba a permitir ser presionado contra la pared por Saeng.

―Recuerdo que dijiste algo sobre mantenerme entretenido. ¿Así que por qué no lo estás haciendo? ― Saeng se inclinó más cerca de modo que Hyun Joong podía probar su aliento en sus labios. Los ojos de Saeng estaban fijos en los suyos. ― ¿Lo ves a él cuando me miras a mí? ¿Es por eso?

¿Cómo no podría? Hyun Joong lo agarró por la camisa y los giró a ambos hasta que Saeng era quien estaba con su espalda contra la pared. Como debería ser.

― ¿Qué si lo hago? ― Hyun Joong preguntó. ―No eres tu hermano. Nadie podría remplazar a tu hermano. ― Esta no era una conversación que quería tener, o que debería estar teniendo en ese momento. No cuando acababa de regresar del cementerio. No cuando todo estaba crudo dentro de él. Pero Saeng no parecía entenderlo. Saeng sólo empujaba.

―Sólo estaban jodidos, ― él dijo. ―Viviendo juntos, no saliendo con otras personas, ¿y reclamando que no era una relación? Y entonces él está muerto y tú vas y follas a su hermano gemelo y luego estás decepcionado de que no sea lo mismo.

Hyun Joong apretó su agarre en la camiseta de Saeng, aunque solo fuera para evitar darle un puñetazo al otro hombre. No era para nada así. ¿Él extrañaba a Yakim? Como el infierno. Pero eso no era por lo que follaba a Saeng.

―No estuve decepcionado, ― Hyun Joong dijo.

― ¿Así que tu fantasía era lo suficientemente fuerte para compensar la realidad?

Hyun joong lo dejó ir, sintiéndose disgustado ante la idea de usar el cuerpo de Saeng para tener fantasías sexuales con su amigo muerto.

—Te follé porque quise follarte. Puedes buscarme cuando estés listo para sacar la cabeza de tu culo. ― Hyun Joong subió las escaleras sin mirar atrás. Quizás Saeng era la llave para salvar su compañía, pero en ese momento, no parecía poder importarle. Saeng lo llamó. Hyun Joong azotó la puerta de su oficina. Realmente no estaba de humor.



*****



Saeng respiró profundamente cuando la puerta azotó escaleras arriba. Está bien, la había jodido. Y ni siquiera se sentía un poco mejor. Peor, de hecho. Porque cuando Hyun Joong había sujetado su camiseta, Saeng todavía lo había encontrado atractivo como el infierno. Había suspirado aliviado cuando Hyun joong lo había dejado ir, pero su polla había estado decepcionada.

Saeng se giró, enfrentando a la pared, y golpeó su cabeza contra ella.

Subió a la habitación de Yakim, se salió de la mayoría de su ropa, cepilló sus dientes, y trepó en la cama. Levantó la manta por encima de su cabeza para que no tuviera que ver nada. Algo que a menudo hacía como un niño asustado. Especialmente después de que su hermano se había ido. Acostado en la cama, en la oscuridad, contemplando la vida, se estaba volviendo cada vez más difícil no pensar en la Xylophine que Kyu le había ofrecido. De todas las cosas que Saeng había intentado a lo largo de los años, eso seguía siendo la mejor manera de parar de pensar. Una dosis y todos sus problemas lo abandonaban.

Dibujó figuras en la sábana sobre su cabeza. Estaba dirigiéndose hacia los síntomas de abstinencia. Eran sólo los síntomas de abstinencia que le hacían querer levantarse, vestirse, y dejar este lugar en busca de algunas drogas.

Saeng odiaba ser adicto, tener estas ansias. Después de todo, había terminado igual que sus padres.

Pero había poco que pudiera hacer al respecto ahora. Cerrando sus ojos, imaginó una botella de vodka. Como la que su papá había usado para cortar la cara de su mamá una vez. Sí, ese pensamiento no era tan relajante.

Pero no había manera de detenerlo. Detrás de sus párpados cerrados, el recuerdo se repetía tan vívidamente como si hubiera sido justo ayer. No sentía el mismo miedo, pero las imágenes estaban allí.

Saeng habría matado por algunas drogas para hacerlos alejarse.

Respirando hondo, hizo un capullo de sábanas alrededor de sí mismo.

Todo iba a estar bien. Había hecho esto antes. Había pasado por los síntomas de la abstinencia antes, cuando había sido lo suficientemente estúpido para pensar que podía dejar de ser un adicto cuando quisiera. Como si no estuviera codificado en sus genes.

La realidad lo había golpeado duro. Y Saeng tenía la sensación de que golpearía incluso más fuerte ahora. La primera vez que había intentado dejar las drogas, las había estado tomando solo por poco tiempo, hasta que se dio cuenta de que lo que estaba haciéndolo olvidar estaba consumiendo más de la mitad de su sueldo.

Arrojó sus mantas más apretadas alrededor de sí mismo. La última vez. ¿Cómo había atravesado la última vez? Kyu lo había salvado. Había aparecido con drogas. Kyu Jong, siempre allí para salvar el día. No era tan buena cogida, pero cuidaba de Saeng cuando lo necesitaba.

Levantando la sábana un poco, Saeng miró sus pantalones, que yacían en el suelo. Su celular estaba allí. Si pudiera llamar a Kyu, quizás él ayudaría, pero Saeng tendría que dejar la cama para eso. Y la cama era segura. Saeng sentía como si tuviera tres años otra vez y el piso estuviera hecho de lava que lo quemaría si lo pisaba. Sólo que esta vez, en realidad podría.

Cuando era niño, en algún lugar de su cabeza sabía que todo era ficción.

Cuando era niño, había sido capaz de detenerse cuando quería. No tenía tanta suerte ahora.

Gimió y presionó su almohada. Adrenalina recorría su sangre y lo hizo gatear bajo las sábanas. El mundo era un lugar peligroso, para salir. Lo mataría. Esta noche. Del mismo modo que su padre había matado a su madre. El mundo entraría por la puerta y pondría una bala en su cabeza.

Saeng tiró de las sábanas alrededor de sí mismo hasta que estaba respirando en suavizante de telas. Su pecho constreñido. Iba a sofocarse.

Pateó las sábanas fuera de sí mismo, pero entonces estuvo expuesto.

Expuesto a los peligros del mundo en nada más que sus bóxers.

¿Estaba malditamente loco?

―Mierda, ― Maldijo.

Cerrando los ojos, él vio sangre. Gotas de color rojo brillante, gota, gota, goteando de la cabeza de su madre. Se inclinó por un lado de la cama, casi tocando la peligrosa lava, y vació el contenido de su estómago por todo el piso.

―Mierda, ― murmuró de nuevo.

Su estómago dolía. Tenía frío. Y quería algunas malditas drogas. Nunca debería haber sido tan estúpido para empezar a usarlas, pero había hecho la vida un poco más fácil, al menos por un tiempo.

Tratando de distraerse, Saeng clavó los dedos en sus brazos, las uñas presionando en su piel. Se había hecho sangrar cuando era adolescente, pero ese era un hábito que había superado. O eso pensaba.

Mientras estaba sentado allí, ansiando drogas y anhelando un final, su estómago se agigantaba y amenazaba con hacerle vomitar de nuevo, clavó sus uñas más duro en su piel. Quería ver su sangre, como si fuera la única forma de probarse a sí mismo, al mundo, que aún estaba vivo. Que no había muerto ese día junto con su madre.



*****



La primera cosa que Hyun joong hizo cuando llegó a su oficina, después de azotar la puerta, fue abrir la alacena de al lado y atacar su escondite de licor. Yakim lo habría matado por tener alcohol en su oficina, pero Yakim no estaba allí ahora, y Hyun Joong quería un trago. Se sirvió un poco de whisky y consumió el trago de una sola vez. Luego exhaló.

Poniendo el vaso y la botella en su escritorio, se sentó en la silla de su oficina. Tenía mucho trabajo que hacer, y mejor se ponía a ello antes de que estuviera demasiado ebrio para ser eficiente. Sin importar cuánto Saeng empujara sus botones, no podía dejar que el hombre llegara a él.

Hyun joong encendió su computadora y comenzó a trabajar en órdenes de clientes. Pronto tendría que encontrar a alguien para hacerse cargo de la parte del trabajo de Yakim, pero no quería pensar en ello ahora. Estaba acostumbrado a hacer un poco de trabajo extra. Cuando Yakim pasaba por su depresión, realmente no era bueno para nada. Por un tiempo, Hyun Joong pretendería que esto no era diferente. Distraído por sus propios pensamientos, Hyun Joong abrió el cajón de su escritorio y sacó el sobre azul que había encontrado en la habitación de su compañero. Se parecía mucho al que había entregado a Saeng, sólo que este llevaba su nombre, y la instrucción de no abrirlo por cinco semanas. Cinco semanas; eso era ridículo.

―Ya estás muerto; ¿Por qué tengo que esperar? ― Hyun Joong giró el sobre en su mano.

¿Cómo se suponía que dejara descansar al hombre cuando todavía estaba esperando por sus últimas palabras?

Hyun Joong volvió a meter el sobre en el cajón y se sirvió otra copa.

En ese momento sonó su teléfono. Lo sacó del bolsillo y contestó la llamada sin mirar quién era.

― ¿Hyun Joong? ¿Tienes un minuto?


― ¿Morris? ― Hyun Joong se inclinó hacia atrás en su silla. ― ¿Qué sucede? ¿Tienes los resultados de la prueba?

―Los tengo. Bueno, no todos, pero hay algo que no estaba esperando.

― ¿Qué, le va a crecer una segunda cabeza a Saeng?

―No exactamente.

―Está bien suéltalo. ― Quizás estaba un poco impaciente, pero no había tenido el mejor de los días.

―Bien, la buena noticia es que no tiene ninguna ETS, pero no está limpio.

― ¿Qué quieres decir con que no está limpio?

Drogas, ― Morris dijo.

Hyun Joong se quedó quieto, con el teléfono en la mano, procesando las palabras.

― ¿Qué tipo de drogas? ¿Quieres decir en realidad drogas ilegales? ― Frotó la parte posterior de su cuello. Bueno, eso explicaría porqué Yakim no había invitado a Saeng a ninguna cena familiar.

―Sí, ― Morris dijo. ―Me refiero a estimulantes. Me refiero al tipo del que Yakim me golpeaba por usar en la universidad.

―Tienes que estar bromeando. ― ¿Qué diablos más podría ir mal en este día?

―Desearía estarlo. Hay rastros de Xylophine en su sangre.

―Esa mierda es cara. ― La gente aún tiraba su dinero en ella, porque era fácil de esconder. La perfecta droga de la sociedad. Había sido grande en los periódicos hace unos años.

―Lo quiero limpio antes de la cirugía, ― Morris estableció.

Hyun Joong tomó una respiración profunda.

― ¿Cómo diablos hacemos eso?

― ¿Nosotros? Oh no, ese es tu trabajo. Estoy ocupado manejando la clínica.

―No sé una mierda acerca de adictos, ― Hyun joong dijo. ¿Cómo diablos Yakim era hermano de un drogadicto cuando Hyun Joong nunca podía ni siquiera conseguir que el hombre mismo tomara sus malditos anti depresivos?

―No te preocupes, ― Morris dijo. ―Los síntomas de abstinencia de la Xylophine lleva días para golpear. Llegaremos a algo para entonces. Por ahora, mantenlo alejado de eso. 

―Bien. ― Hyun Joong terminó la llamada y se levantó de su silla. Como si este día no fuera lo suficientemente malo ya.

¿𝐒𝐎𝐘 𝐒𝐔 𝐑𝐄𝐌𝐏𝐋𝐀𝐙𝐎? /𝐇𝐘𝐔𝐍𝐒𝐀𝐄𝐍𝐆/𝐘𝐀𝐎𝐈/𝐒𝐒𝟓𝟎𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora