Saeng no estaba del todo seguro de cómo terminó en la misma posición que había estado en simplemente hace unas horas, de pie en el dormitorio de un extraño, con dicho extraño detrás de él. Al menos era un extraño caliente.
―Prueba de compatibilidad― Hyun Joong lo llamó, pero mientras el cuerpo duro de Hyun Joong se presionó contra su espalda, Saeng estaba bastante seguro de que el hombre sólo estaba caliente. No es que Saeng no lo estuviera. No podía mirar a alguien como Hyun Joong por un prolongado periodo de tiempo, saber sus perversiones alineadas, y no estar caliente.
Las manos grandes de Hyun Joong encontraron su camino bajo su camiseta otra vez. Tomando una respiración profunda, Saeng se mantuvo en su lugar. Su piel se estremeció en anticipación donde Hyun Joong le tocaba. Todavía se sentía extraño seguir adelante con esto, pero ¿qué tan malo podía ser? Sólo era sexo. Sexo bastante impresionante si sus instintos estaban en lo cierto, y usualmente lo estaban. Inhaló ese olor, el olor de Hyun Joong, que lo encontró tan embriagador, y su aliento se detuvo en su garganta cuando la sensación se cruzó con dedos retorciendo sus pezones.
―Sensible, ― Hyun Joong murmuró. ―Brazos hacia arriba. ― Su voz se había dejado caer una octava. Hablaba como si no tuviera duda de que su mando iba a ser seguido. Saeng se había acostado con algunos Doms que hacían cada sonido como una pregunta. Hacían que fuera difícil someterse a ellos. Pero Hyun Joong iba a ser diferente. Saeng levantó los brazos.
Su camiseta se desprendió y aire frío tocó su piel, en contraste con las manos calientes de Hyun Joong, que se deslizaban por sus costados y creaban piel de gallina.
―Tienes que perder tu ropa también, ― Saeng dijo, probando las aguas un poco más allá.
Por mucho que le gustaba ser tironeado un poco, él quería ver lo que Hyun Joong escondía debajo de esas capas de tela.
―En mi momento. ― La fina barba en el mentón de Hyun joong arañó el cuello de Saeng. ―En mis términos.
―Lo que tú digas. ― Saeng presionó de nuevo en la dureza construyéndose detrás de él. Si Hyun Joong quería tomar las cosas con calma, Saeng no iba a hacerlo más fácil para él.
―Deja de moverte.
―Oblígame. ― Él era un sumiso, pero no iba a someterse para cualquiera. Balanceando sus caderas, Saeng movió su culo sobre el bulto en los pantalones de Hyun Joong. Se humedeció los labios. Alguien estaba definitivamente caliente, y definitivamente bien equipado.
Hyun Joong puso sus manos en las caderas de Saeng, apretando con fuerza. Los pantalones de Saeng se apretaron con ese familiar torrente de hormonas mientras esperaba para ver como un nuevo Dom iba a reaccionar a sus provocaciones.
―Actúas como si no pudieras esperar a ser atado. ― Hyun Joong respiró por el cuello de Saeng, permaneciendo completamente inmóvil.
―Tu actúas como si fueras la fantasía más salvaje de cada pasivo, pero todavía tienes que demostrarlo.
Hyun Joong clavó sus dedos en la tela de los pantalones vaqueros de Saeng
― ¿Cómo sé que puedes manejarme? ― Su voz salió baja en el oído de Saeng, revolviendo su cabello.
―Pruébame, ― Saeng dijo. ―Soy más duro de lo que parece. No me voy a romper. No voy a gritar.
― ¿Oh? ― Hyun Joong se rio. Un sonido profundo y oscuro que hizo a la sangre de Saeng correr caliente. ―Yo no estaría tan seguro sobre eso.
Saeng tragó. Había pasado un largo tiempo desde que había sentido la clase de necesidad que Hyun Joong agitaba en él. Hyun Joong dio un paso atrás, rompiendo el contacto. Saeng se dio la vuelta para enfrentarse a él, disparándole una mirada interrogante.
―Desvístete, ― Hyun Joong dijo. ―Quítate los pantalones.
Saeng desabrochó su cinturón y lo sacó de las presillas de sus pantalones, lentamente. Hyun Joong permaneció inmóvil, observándolo. Era imposible saber si estaba molesto o no por la expresión de su cara, pero golpeaba su pie en el suelo muy ligeramente. Y gimió cuando Saeng lanzó su cinturón al piso. Mirando a la tienda de campaña en los pantalones de Hyun Joong, Saeng sonrió.
No había nada mejor que tener este efecto en los hombres, especialmente en arrogantes Doms.
― ¿Quieres que vaya más despacio?
En respuesta, Hyun Joong lo empujó sobre la cama y le bajó los pantalones antes de que Saeng pudiera formar otro pensamiento claro. Los calzoncillos se fueron junto con los pantalones. (Y el desesperado es Saeng jajajajaja)
Alguien estaba impaciente, y un poco agresivo. Cuando la ropa de Saeng se había ido, Hyun Joong dejó vagar su mirada sobre el cuerpo de Saeng. Saeng separó las piernas, su pene de pie en toda su atención bajo la mirada de Hyun Joong.
― ¿Me veo como él?
Hyun Joong vaciló por un momento, como si el pensamiento no se le hubiera ocurrido. Entonces una sonrisa tiró de la comisura de sus labios. Lo hizo ir de sexy a comestible. Nadie tenía derecho a poseer una sonrisa como esa. ¿Quién podía decir no a algo así?
―Diferente decoración, ― Hyun Joong dijo. ―Tu hermano iba al descubierto.
Saeng no pudo detener la risa que se le escapó mientras se miraba a sí mismo. Rizos castaño oscuro descansaban alrededor de su pene. Los recortaba, pero no completamente.
― ¿Te importa?
Hyun Joong acarició dos dedos sobre el vello alrededor del pene de Saeng como si hubieran estado haciendo esto por siempre.
―No, ― dijo entonces, ―te queda bien. ― Él se inclinó, sus labios a pulgadas de los de Saeng. Whoa, ¿Deberían besarse? ¿Eso era parte de ser compatibles? Hyun Joong cerró la distancia antes de que Saeng pudiera tomar una decisión. Una vez que sus labios se encontraron, su resistencia se desvaneció como un mal sueño. Siempre le había gustado besar. Un buen beso podía ser mejor que algo del sexo que había tenido. Y Hyun Joong era bueno. Lento al principio, luego más insistente, estimulando. Saeng abrió la boca enseguida. La sensación de la lengua de Hyun joong en la suya envió electricidad a su pene, hizo que la parte inferior de su cuerpo pulsara mientras sus labios se movían juntos.
Inclinando la cabeza, Saeng abrió más ampliamente mientras sus pensamientos huían de su mente, superados por las endorfinas que corrían por sus venas. Cerró los brazos alrededor de la espalda de Hyun Joong, tirando del cuerpo más grande encima de él, queriendo sentir todos esos músculos duros.
Hyun Joong se escapó de su agarre.
―Jódete, ― Saeng jadeó.
Agarrando sus manos, Hyun Joong las presionó en las sábanas frescas sobre la cabeza de Saeng.
―Mantén tus manos allí, y no te muevas.
―Pensé que ibas a atarme, grandote. ― Saeng arqueó una ceja ante Hyun Joong.
―Eso es lo que quieres, ― Hyun joong dijo. ― ¿Por qué te lo daría?
Así que Hyun Joong no iba a hacerlo fácil, ¿eh? Saeng debería haber esperado que el bastardo arrogante hiciera exigencias.
― ¿Qué quieres que haga?
―Autocontrol, corazón. Mantén tus manos en alto. ―Hyun Joong apretó las manos de Saeng y las dejó ir.
Saeng lo fulminó con la mirada. ¿Cómo diablos había deducido su debilidad tan rápidamente? ¿Suerte? No. Hyun Joong respondió su mirada sucia con una sonrisa. Una que decía lo sabía. Saeng cerró sus manos en puños. No iba a rendirse fácilmente.
―Bien, ― dijo. ―Puedo hacerlo.
―Veremos, ― Hyun Joong dijo, aún con esa mirada de suficiencia en su rostro. ―Quieres que pruebe que soy un buen Dom, pero tienes que probarme que puedes ser un Sub también.
Saeng respondió al desafío con una mirada determinada. Y luego dejó que sus ojos se cerraran cuando Hyun joong bajó sobre él. Sus manos y su lengua atacaron el pecho de Saeng, y Saeng dejó caer su cabeza en las sábanas y trató de no moverse mientras ásperos labios se cerraron alrededor de sus pezones. Hyun Joong había tenido razón acerca de eso también. Él era sensible. Algo que por lo general no lamentaba. Ahora, sin embargo, era difícil mantenerse quieto mientras Hyun Joong chupaba la protuberancia izquierda y pellizcaba la otra con sus dedos. Hyun Joong no le había prohibido a Saeng hacer ruido, pero él no quería darle al bastardo ese tipo de satisfacción tan pronto.
Por desgracia para Saeng, su falta de autocontrol se extendía a su boca, y un pequeño gemido se escapó cuando dientes rasparon sobre su sensibilizado pezón.
Sólo sirvió para que Hyun Joong duplicara sus esfuerzos. Tomando respiraciones profundas, Saeng trató de controlarse mientras Hyun Joong se trasladaba para atacar el otro lado del pecho de Saeng con sus labios. Hyun Joong tiró de la piel sensible con sus dientes, y la sensación disparó directamente a la polla de Saeng. Joder, quería esos labios en su pene. Contrólate. Hyun Joong lentamente -demasiado lentamente- avanzó hacia abajo, su boca dejando un rastro húmedo sobre la piel de Saeng. Saeng se presionó de nuevo en el colchón como si el fresco material podría de alguna manera calmar la ardiente necesidad en su ingle incluso cuando el caliente aliento de Hyun Joong cayó sobre él.
―Oh, te gustó eso, ― Hyun joong dijo cuando sus dedos rozaron la erección de Saeng. Saeng suprimió un estremecimiento.
―Un poco. ― De ninguna manera iba a admitir que él habría disparado su carga si Hyun Joong hubiera tocado su pene mientras trabajaba en sus pezones. ―Me gustaría incluso más si me chuparas ahora.
―Lo haría, ― Hyun Joong dijo. ―Pero, ¿Podrías mantenerte quieto para eso?
―Pruébame, ― Saeng dijo, más confiado de lo que se sentía. Hacía tiempo que no había sido empujado.
Hyun joong le sonrió a Saeng como un depredador mirando a su presa. Con sus manos, presionó las piernas de Saeng en el colchón. Después de bajar su rostro hasta los muslos de Saeng, Hyun Joong esparció besos de mariposa en la piel sensible de allí. Saeng dejó que sus ojos se cerraran otra vez.
Calor irradió a través de su cuerpo por todos esos pequeños toques de los labios de Hyun Joong. Necesitaba moverse, maldita sea, empujar su polla en la cara de Hyun Joong. Necesitaba que Hyun Joong lo atara y lo chupara, pero le dijo que esperara. Podía hacer esto.
Y luego los labios de Hyun Joong finalmente rozaron la cabeza de su polla. Una chispa de necesidad al rojo vivo hizo que Saeng lo persiguiera, levantando sus caderas mientras la boca de Hyun Joong lo dejaba. Saeng gruñó.
―Abajo, ― Hyun Joong ordenó y lamió una gota de líquido pre seminal de la polla de Saeng que no se había dado cuenta que había dejado salir. Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Saeng, un abrumador deseo por más de eso. ―No te muevas, ― Hyun joong dijo, haciendo eco de sus pensamientos. Y luego la boca de Hyun Joong se cerró cálida y húmeda sobre Saeng, quien dejó que sus ojos se voltearan en su cabeza.
Las manos de Hyun Joong en sus caderas lo mantenían anclado a la realidad mientras su mundo era reducido a la sensación de la lengua de Hyun Joong en su palpitante pene. Un gemido escapó cuando Hyun Joong lo tomó por completo, presionando la lengua en la parte inferior de su pene. Era imposible querer algo más que la forma en que Saeng quería empujar en la boca de Hyun joong justo en ese momento. Pero no iba a perder. Saeng apretó los puños en las sábanas. Hyun Joong subió y bajó lentamente. Tan. Malditamente. Lento.
No te muevas, no te muevas, no te muevas. Saeng cantó las palabras en su cabeza. Hyun Joong hizo girar su lengua alrededor de la polla de Saeng, manteniendo quieto el resto de su boca. Antes de que Saeng supiera lo que estaba haciendo, sus manos fueron hacia Hyun joong. Sus dedos clavándose en el pelo de Hyun Joong. ¡Muévete, haz algo! Saeng presionó a Hyun Joong hacia abajo, pero Hyun Joong se resistió y levantó la cabeza fuera de la polla de Saeng.
―Te dije que no te movieras.
Joder. Saeng exhaló. Por un segundo, lo había olvidado. Había fallado.
―Lo intenté, ― dijo, mordiendo su labio inferior.
―Sé que lo hiciste. ― La calma en el tono de Hyun Joong tranquilizó a Saeng, aun cuando el otro hombre se levantó de la cama. ―Tienes otra oportunidad. Gírate; colócate sobre tu estómago. Cierra los ojos.
Saeng se revolvió para hacer lo que se le dijo. Iba a hacerlo bien esta vez. Iba a ser bueno.
La tela de la ropa de Hyun Joong se frotaba sobre la piel de Saeng cuando el otro hombre se arrastró sobre él. El aliento de Hyun Joong agitó su cabello. Levantando sus caderas, Saeng trató de presionar contra la ingle de Hyun Joong. El hombre todavía estaba agradable y duro para él detrás de esos pantalones. Saeng suspiró, frotando su propia excitación en las sábanas.
― ¿Cuál es tu palabra de seguridad? ― Hyun Joong preguntó, las palabras un susurro en el oído de Saeng.
―Monocromo,
― ¿Monocromo? ― Hyun joong repitió. Saeng asintió. Odiaba la ausencia de color.
Hyun Joong se alejó de él, y Saeng se mantuvo inmóvil, mordiendo sus labios, sintiéndose incluso más desnudo sin el peso del otro hombre encima de él.
―Vamos a ver cuánto puedes tomar, ― Hyun Joong murmuró.
Saeng no se movió. Tomaría todo lo que Hyun Joong le lanzara. Hebras de cuero se deslizaron sobre la piel desnuda del culo de Saeng. ¿Qué era eso? ¿Un látigo? Por favor. Saeng tembló en anticipación. Ni siquiera podía recordar la última vez que había recibido una adecuada azotaina. Kyu Jong era demasiado cobarde para hacerlo bien.
El objeto se levantó y bajó de nuevo con más fuerza y un sonido de palmada. Saeng arqueó su cuello ante la picadura. Definitivamente un látigo. Le golpeó en su nalga izquierda, y casi quería abrir los ojos y darse la vuelta para ver si su piel se había enrojecido. Pero no desobedecería órdenes de nuevo. Iba a complacer a su Dom esta vez.
El segundo golpe llegó en el lado derecho, un poco más duro que el primero. Saeng se quedó sin aliento.
― ¿Te gusta? ― Hyun Joong dijo, su voz tan profunda que hizo a Saeng preguntarse si Hyun Joong se encendía con esto tanto como él. Con un ajuste en sus entrañas, Saeng esperaba que lo hiciera, esperaba que no fuera uno de esos tipos que pensaban que habían terminado después de cinco golpes o menos. La mayoría de los hombres realmente sólo querían follar el culo de Saeng y no se preocupaban de una manera u otra de cuáles eran sus gustos. A Saeng no le importaba, en su mayoría, pero en este momento, diablos sí, quería que Hyun Joong lo tratara de la manera correcta. Lo que significaba que quería que Hyun Joong lo tratara muy, muy mal.
―Me gusta, ― Saeng dijo, esperando que eso hiciera a Hyun Joong continuar. Hyun Joong trajo el látigo sobre él de nuevo. Picó, mucho. Hyun Joong no alojó.
Saeng contó cuatro golpes. En su nalga izquierda, en su derecha, un poco más arriba. Saeng apretó los puños en las sábanas y suspiró en la almohada, el sonido una mezcla de un quejido de dolor y un gemido necesitado. No sabía exactamente cuál quería que fuera.
Hyun Joong le dio a Saeng una pausa de un segundo, acariciando una mano sobre la piel caliente.
―Bien, ― dijo. La palabra hizo a Saeng relajarse. Lo estaba haciendo bien. ― ¿Tomarías un poco más por mí?
―Sí. ― Saeng ni siquiera tenía que pensar en ello.
Hyung joong se lanzó a otra serie de golpes, y la boca de Saeng se abrió. ―Dios.
La palabra se derramó de los labios de Saeng.
―Oh Dios. ― Hyun Joong golpeó más duro ahora, poniendo atención en puntos que ya estaban calientes y heridos. A medida que el dolor aumentaba, también lo hacía el placer. Saeng gimió cuando Hyun Joong se detuvo para acariciar su mano sobre la piel agitada en su parte trasera.
Los dedos de Hyun Joong trazaron las nalgas de Saeng, luego le dio una ligera bofetada. Saeng gruñó.
Hyun Joong lo hizo otra vez, más duro. Saeng gimió.
Hyun Joong deslizó el látigo hacia abajo por la piel de Saeng, desde su cuello hasta la espalda. Saeng tembló en anticipación. Y luego Hyun Joong lo puso sobre él. El látigo se convirtió en una herramienta perversa en las manos de Hyun Joong, golpeando sin descanso a Saeng. Saeng se tensó y se relajó, tratando de montar las sensaciones, las chispas de dolor y placer que corrían a través de él simultáneamente.
Perdió la cuenta del número de golpes que llovieron sobre él mientras él se retorcía en las sábanas, su cuerpo deseando el dolor y deseando alejarse de él al mismo tiempo. Pero entonces Hyun Joong hizo un sonido complacido, y ya no era más sobre Saeng. Se perdió en las sensaciones de ser un buen Sub, de entregar las riendas a otra persona y complacer a ese alguien.
Mantuvo los ojos cerrados y la boca abierta. Ante un azote particularmente duro, hizo una mueca de dolor. Hyun Joong hizo una pausa, y Saeng contuvo el aliento.
―Creo que te mereces estos, ― Hyun Joong dijo, arrastrándose sobre Saeng y haciéndole levantar las manos hasta la cabecera. Con los ojos todavía cerrados y sus pensamientos nadando, Saeng lo aspiró. Su pene dolorosamente duro mientras se frotaba contra las sábanas. Saeng sacó algo más del cajón. Algo que lo hizo temblar. El corazón de Saeng dio un vuelco. ¿Eran...?
Frío metal se cerró alrededor de las muñecas de Saeng, y él suspiró, satisfecho, hundiéndose en la sensación.
―A alguien le gustan las cadenas, ― Hyun Joong dijo mientras sujetaba el metal al gancho con un sonido de tintineo. ―A alguien le gustan mucho las cadenas.
Saeng quería decirle a Hyun Joong que se callara y continuara, pero se sentía demasiado sin huesos para poner sus pensamientos en palabras. Tomando una respiración profunda, puso a prueba la elasticidad de las cadenas. No podía bajar las manos, y la restricción le dio todo tipo de graciosas y buenas sensaciones. Hyun Joong deslizó sus manos hacia abajo sobre el cuerpo desnudo de Saeng mientras Saeng descansaba en las cadenas, temblando ante el toque.
―Se ven bien en ti, ― Hyun joong dijo, apreciativamente. Otra pieza de metal fue unida a las piernas de Saeng. Una barra de separación, Saeng se dio cuenta con una sacudida de su pene. Jesús, el chico rico realmente tenía de todo. Saeng saltó cuando Hyun Joong le separó las piernas, y exhaló en las sábanas.
―Jódeme ― murmuró.
―Paciencia, corazón.
Mirando hacia atrás hacia él, Saeng lo vio recoger el látigo de nuevo. Saeng inhaló, sus ojos vidriosos. Hyun Joong sonrió. Y golpeó. Saeng se hundió en las sábanas, sintiendo la picadura más intensamente de lo que había hecho antes. No tenía que concentrarse más en no moverse, esa responsabilidad había sido tomada de él, y eso lo dejaba libre para enfocarse solamente en lo que Hyun Joong le estaba haciendo. Tiró de las cadenas cuando los golpes se volvieron más duros, pero se sostuvieron, y Saeng gimió ante la mordedura de metal en su piel y cuero en su culo. Su pene se retorció y pulsó, y una fina capa de sudor comenzó a cubrir su piel. Saeng respiró a través de su boca abierta, ojos cerrados, alejado de la realidad. El dolor no importaba más. Hyun Joong podría haber continuado golpeándolo por siempre, y Saeng no lo habría detenido. Él sólo quería. No era consciente de su entorno o que estaba actuando como una puta para un chico que solía follar a Yakim. No recordaba su trabajo o las cuentas que tenía que pagar. Estaba perdido en el dolor y el placer y la melodía que el látigo y sus gemidos creaban.
La experiencia lo llevó tan lejos fuera de su cabeza que no se había dado cuenta de que Hyun Joong se detuvo hasta que el hombre agarró su barbilla.
― ¿Estás conmigo?
Saeng parpadeó.
―Sí. ― Lentamente se volvió consciente de su entorno y el dolor en su culo y la necesidad en su ingle. ―Dios, sí.
Hyun Joong sonrió, y en ese momento, Saeng podría haberlo besado. Hyun Joong se movió, sin embargo, fuera de la vista de Saeng. Saeng presionó su rostro en las sábanas.
―Fóllame, ―dijo. ―Dios, necesito que me folles.
Cuando oyó el roce de la tela, Saeng giró su cabeza para mirar a Hyun joong. Hyun Joong se estaba quitando la ropa. Por fin. Músculos tonificados aparecieron debajo de su camisa, y Saeng se lamió los labios cuando las manos de Hyun Joong fueron a su cinturón. La mirada de Saeng siguió el oscuro camino del tesoro que corría hacia abajo desde el ombligo de Hyun Joong.
Dios, cómo necesitaba Saeng un pene duro en su culo en este momento. Se retorció en sus cadenas, tratando de girarse sobre su espalda, pero no sirvió de nada. El metal no cedió. Saeng aspiró a través de la bruma de deseo que nublaba su visión cuando Hyun Joong se bajó los pantalones.
Maravilloso. Era la única palabra para describirlo. La mirada de Saeng se pegó a la polla de Hyun Joong, y su boca se hizo agua un poco cuando Hyun Joong se movió para conseguir una botella de lubricante de un cajón.
Silbó cuando Hyun Joong aplicó el frío líquido a su piel ardiente. Acomodándose detrás de él, Hyun Joong frotó el lubricante en su grieta. Las piernas de Saeng aún estaban muy abiertas para Hyun Joong por la barra entre ellas. Hyun Joong sumergió un dedo, presión insistente, dentro de Saeng, y lo aceptó fácilmente. Picó un poco más de lo habitual, pero le gustaba la quemadura.
―Más, ― Saeng exigió. ― ¿Por favor?
―Obtendrás más cuando yo te dé más, ― Hyun joong dijo, retorciendo su dedo dentro de Saeng. Rogar funcionaba con algunos Doms. No con este, parecía. Saeng trató de relajarse.
A decir verdad, lo prefería de esa manera. Finalmente, Hyun Joong añadió un segundo dedo. Fue profundo. Saeng presionó contra él también tanto como pudo, dadas las cadenas. Cuando Hyun joong curvó sus dedos contra la próstata de Saeng, contuvo el aliento, su cuerpo tensándose.
Si Hyun Joong continuaba esto por mucho más tiempo, Saeng se derramaría sobre las sábanas.
―Por favor, ― Saeng dijo otra vez, porque era la única palabra que quedaba en su vocabulario. Hyun Joong lentamente frotó las puntas de sus dedos sobre el punto dulce de Saeng como si tuviera todo el tiempo del mundo. Saeng se quejó, sin importarle como lo hiciera sonar. Su pene se movió debajo de él mientras Hyun Joong masajeaba su próstata. ―Oh Dios. ― Saeng trató de zafarse, pero Hyun Joong lo mantuvo en su lugar fácilmente. El cuerpo entero de Saeng se tensó ante la sobre estimulación. Hyun Joong hizo muy claro su punto: él estaba a cargo.
Desesperado, Saeng trató de empujar contra las sábanas. Hyun Joong retiró sus dedos, deslizó un condón sobre su polla, y agarró las caderas de Saeng, manteniéndolo quieto. Y luego Hyun Joong guio su pene dentro de Saeng. La respiración de Saeng lo dejó en un silbido mientras Hyung Joong entraba. Joder, Hyun Joong era grande. Y duro. Y ardía. Ardía tan condenadamente bueno. Saeng cerró sus ojos, inhaló, y trató de poner a su polla bajo control. Hyun joong se enterró en él por completo. Saeng lo sintió todo el camino hasta su médula. No podía recordar la última vez que alguien lo había llenado así.
El pensamiento huyó de la mente de Saeng cuando la mano de Hyun Joong se envolvió alrededor de su pene. Un sonido estrangulado se escapó de Saeng. La polla de Hyun Joong presionó con fuerza contra su dulce punto. Hyun joong le dio un golpe firme. Saeng jadeó, tirando de las cadenas. La sensación de estar indefenso en las manos de Hyun Joong le dio el último tiro. Hyun Joong lo acarició de nuevo, y la visión de Saeng se blanqueó cuando se vino con un pequeño grito. Todo su cuerpo se sacudió en las cadenas y el asimiento de Hyun Joong.
Hyun Joong eligió ese momento para empezar a empujar. Maldito loco bastardo. Golpeó en Saeng, duro y áspero -justo en la forma en que a Saeng le gustaba. Joder. Saeng gimió cuando Hyun Joong lo ordeñó con su mano en el pene de Saeng y su dura polla embistiendo en su próstata.
No podía tomar un descanso. Hyun Joong simplemente continuaba. Saeng se quedó duro cuando Hyun Joong empujó contra su punto dulce una y otra vez. ¿Cómo era esto posible? Nunca había experimentado nada como eso.
―Joder, joder...― repitió sin aliento.
Las manos de Hyun Joong se clavaron en sus caderas mientras aumentaba el ritmo. Puntos bailaron frente a la visión de Saeng mientras Hyun Joong abusaba de su cuerpo en la más deliciosa manera posible. Saeng quería decirle que era un bastardo, que era imposible, pero el aliento quedó atrapado en su garganta mientras Hyun Joong continuaba clavando en su sensibilizada próstata. Sus bolas se apretaron con fuerza de nuevo.
No había forma, ni una maldita manera de que fuera a correrse otra vez, pero ahí estaba la sensación, ese hormigueo en sus entrañas. Era más intenso que antes, su cuerpo tensándose lejos del abuso y ansiándolo todo al mismo tiempo.
Hyun Joong gimió, y el sonido profundo resonó dentro de Saeng. La mano de Hyun Joong fue a la polla de Saeng otra vez, y Saeng apretó sus ojos cerrados, gritando cuando su segundo orgasmo lo golpeó.
Placer se deslizó a través de su cuerpo como una espada, cortándolo y haciéndolo sangrar, un poco más de energía dejándolo con cada descarga. Se quedó blando en el asimiento de Hyun Joong, tomando respiraciones profundas. El mundo a su alrededor dejó de importar. Estaba apenas consciente de Hyun Joong retirándose.
Saeng se curvó sobre sí mismo cuando Hyun Joong removió la barra separadora de sus piernas y luego las cadenas. Hyun Joong se sentía cálido contra la espalda de Saeng mientras yacía a su lado. Saeng no se resistió cuando Hyun Joong deslizó sus brazos a su alrededor. Anhelaba el contacto, en realidad, siempre lo hacía después de una sesión. Y se sintió bien cuando Hyun Joong frotó sus muñecas.
Hyun Joong besó el cabello de Saeng justo sobre su oreja.
―Sabía que podía hacerte gritar.

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¿𝐒𝐎𝐘 𝐒𝐔 𝐑𝐄𝐌𝐏𝐋𝐀𝐙𝐎? /𝐇𝐘𝐔𝐍𝐒𝐀𝐄𝐍𝐆/𝐘𝐀𝐎𝐈/𝐒𝐒𝟓𝟎𝟏
Fanfiction𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐦á𝐬 𝟏𝟖. Cuando Young Saeng malgasta todo su dinero en drogas y juegos de azar, Hyun Joong se ofrece a pagar sus deudas. Pero su generosidad tiene un precio: Young Saeng tiene que convertirse en su rata de...