Doamnelor | Resident Evil 8: Village (Terminada)

Capítulo 10

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Donna y Francesca hacían galletas mientras escuchaban música de fondo bajo la mirada de Angie que estaba sentada en la alacena moviendo sus pies al ritmo de la música.

- ¿Puedes dejar de cantar y ayudarnos? - Le pregunto Francesca a Angie

- No - Siguió moviendo sus piernitas- Aquí estoy bien

Francesca resoplo con diversión para seguir haciendo las bolitas de las galletas mientras Donna las ponía en la charola aplastándolas ligeramente para darle el aspecto de las galletas.

- Hasta dentro de 15 minutos - Le dijo Donna con más confianza

Entre los días que pasaban Donna estaba controlando mejor sus nervios y timidez ante la presencia de Francesca que le daba todo el espacio que ella quisiera aliviándola, aunque Angie seguía insistiendo en que debían quedársela para ellas solas.

- No te comas la masa cruda, tonta - La regaño Angie al ver que se comía la masa cruda de sus dedos- Te enfermaras

- Ohhh, la muñequita se preocupa por mí - Se burlo enternecida- Que linda muñequita

- Estúpida - Se cruzo de brazos mirando a otro lado

- Oww, ahora se avergonzó - Se siguió burlando

- Cállate, cállate - Le pidió Angie ocultando su rostro entre sus manitas

Francesca se carcajeo al ver a Angie se avergonzaba ante ella y como se preocupaba por ella, Donna miraba con gran ilusión como la platinada se reía libremente mientras molestaba a Angie.

- A Donna igual debes molestarla, está babeando debajo de su velo mirándote como tonta - Señalo a su dueña

Francesca paro de reír de golpe para mirar a Donna con sorpresa, Donna se puso nerviosa, fulmino con la mirada a Angie, aunque no la viera, pero sabía que Angie sentiría que la fulminaba.

- Es todo un halago para mí tal suceso, señorita Donna - Le dijo Francesca con voz sedosa- Una lástima que no pueda ver por ese velo

El rostro de Donna se calentó indicándole que se había ruborizado demasiado, Angie se carcajeaba al saber cómo estaba reaccionando ante las palabras de la más alta.

- Yo... Yo...

- No tiene por qué querer justificar sus buenos gustos - Se acerco a Donna casi invadiendo su espacio personal- Es normal admirar ciertas cosas de la persona que le atrae

La mano fría de Francesca se había deslizado debajo del velo de Donna para acariciar su mejilla izquierda, no quería alzar el velo sin su consentimiento o contra su voluntad solo por saciar su curiosidad de que si su rostro sería tal y como la pintura.

Ahora sabía lo suave y tersa que era su piel, tan suave como la seda y tan cálida que no podía parar de acariciarla, estaba caliente indicándole que estaba ruborizada.

- Seguiré con mis labores, señorita Beneviento - Alejo su mano con suavidad

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Francesca no volvió a tener el valor para atreverse a tocar a Donna como aquel día, se había reprendido por dejarse llevar por el momento y a ver incomodado a Donna.