Capítulo 6

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Los días pasaban y Francesca no le hablaba a Miranda, ni la mirada. Ya no comían juntas, Francesca ahora levantaba su plato de la mesa y se iba a su habitación a comer o a alguna otra parte de la casa.

Cada vez que Miranda tenía una oportunidad para que se disculpara, sus palabras y su cuerpo no le respondían. Se reprendía y regañaba hasta insultaba por no ser lo suficientemente valiente para hacerlo, para aceptar su error y pedirle una oportunidad para volver a recuperar esa confianza que parecía que le tenía.

- ¿Y esto? - Le pregunto Francesca alzo la caja negra entre sus manos- ¿Es para mí? - Miranda asintió sin poder hablar- No quiero nada de usted, doctora - Le tendió la caja con desdén

- Es tuyo - Mascullo- Es... una ofrenda

- ¿Ofrenda? - Alzo una ceja expectante- ¿De qué? ¿De qué le pertenezco por ser un sujeto de experimentación? ¿De ser una de sus infectados? Si es así, no lo quiero. Me niego totalmente en aceptar algo de usted y su culto

- Es una ofrenda de disculpas - Soltó por fin, prosiguió ante el silencio de Francesca- Hice mal y lo acepto, quiero disculparme por ello, pero... me deje llevar por la envidia, Oswell está logrando lo que yo no en siglos, aparte termine dañando nuestra... confianza y convivencia - Miraba el rostro tan neutral de Francesca- Por favor, di algo o haz algo

Se quedaron unos minutos en silencio sin mover ni una sola fibra de sus cuerpos sin cortar el contacto visual, Miranda buscaba alguna señal en los ojos ónix tan fríos y severos de Francesca mientras que Francesca buscaba alguna señal en los ojos azules llenos de desespero y sinceridad.

Francesca le quito la tapa a la caja sin cortar el contacto visual entre ambas, deslizo su mano derecha adentro de la caja encontrándose con una textura entre capas de unas plumas sedosas, corto el contacto para ver que era.

Termino de sacar las plumas negras, estás estaban entre capas perfectamente alineadas creando una túnica que parecía ser perfectamente de tu tamaño, era exuberante y hermoso. Reconoció las plumas negras provenientes de los cuervos negros que Miranda manejaba.

- Bien - Asintió para alejarse de Miranda e irse a su habitación nuevamente

Miranda suspiro aliviada y al mismo tiempo decepcionada por solo haber obtenido un "Bien", aunque se volvió optimista al saber que era un gran avance entre ambas conociendo que eran de pocas palabras y más acciones o pequeños detalles.

- Recuerda Francesca. La obediencia trae disciplina. La disciplina trae unidad. La unidad trae poder. Y el poder trae la vida - Se recordó manteniéndose con los brazos cruzados negándose a volver a tocar la túnica- Hiciste la primera y terminaste traicionada, ahora mantén la disciplina de ser firme ante ella y tener dignidad




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Francesca y Miranda estaban almorzando en la mesa, completamente en silencio... otra vez. Pero era un excelente avance que estuvieran ambas en la misma habitación o sección de la casa de la mayor.

Miranda había hecho que Donna le hiciera más túnicas de diferentes plumas a Francesca siendo sus ofrendas de disculpas hacia la menor. Nunca había imaginado sentirse tan... denigrada al perder su dignidad ante una persona como lo estaba haciendo con Francesca.

- Perdone que la interrumpa, pero la buscan en la puerta principal, doctora Miranda - Le indico para seguir con su lectura en la sala de la casa

Miranda frunció sus labios ante la frialdad de Francesca hacia ella, pero se resignó nuevamente. Camino hacia su puerta principal encontrándose con el Duque listo para entregarle sus encargos, podía sentir la mirada intensa y oscura de su pequeña platinada en su espalda quemando por lo intensa y firme que era.

- La señorita es un encanto, Madre Miranda - Le comento casualmente mirando hacia Francesca- Educada, sería, centrada. Una mujer encantadora por completo, nada que se vea actualmente entre las doncellas concurrentes de la aldea

- Es una forastera - Simplifico Miranda- Nada del otro mundo

El Duque asintió con una sonrisa para darle el último encargo a Miranda -Quien estaba más seria de lo normal ante las palabras tan halagadoras del Duque hacia su pequeña-.

- El Duque me agrada - Hablo Francesca haciendo que Miranda la mire- Es un hombre simpático y hablador, fácil de conversar sobre las cosas sin ser juzgado. Gran hombre, sin dudar

Miranda apretó su mandíbula molesta y....celosa, demasiado celosa. Quería esas palabras para ella, no para el Duque, ella necesitaba sentir esa comodidad en ella como lo estaba sintiendo Francesca con el Duque y viceversa.

- El Duque no es la gran cosa - Mascullo molesta- Solo es un comerciante más del montón

- Puede - Se encogió de hombros para levantarse del sillón- Pero no quita el hecho que me agrade

Miranda gruño molesta mientras veía como Francesca se iba a la biblioteca tranquilamente entre pasos seguros y agiles. Dejo las cosas en su laboratorio molesta para salir de nuevo con ella, caminaba por los pasillos y habitaciones de su casa con los puños bien apretados.

- El Duque no puede agradarte - Gruñó apenas estuvo en la biblioteca llamando la atención de Francesca- Él es un simple un comerciante y tú...

- Un sujeto de prueba - Murmuro Francesca dolida- Lo sé, doctora Miranda

- No - Se acerco más a Francesca- Eres más que eso, eres más que un sujeto experimental. Lo que eres es una gran mujer educada y cordial, una mujer que no juzga y lucho por su libertad

- Claro, como usted diga, doctora - Le dijo con ironía volviendo a poner su atención a su libro- Buen intento para volverme a convencer de cosas que no

Jadeo sorprendida cuando la mano de Miranda agarro con firmeza sus mejillas haciendo que la mire. Los labios carnosos y suaves de la rubia se encontraron con los de Francesca haciendo que abra los ojos en par en par de la sorpresa y los nervios por no saber que hacer.

Sus labios solo estaban pegados, ninguna de las dos los movía. Miranda tomo otro golpe de valentía y empezó a mover sus labios contra los de su pequeña platinada, que empezó a imitarla con torpeza.

Francesca jamás había besado a alguien y mucho menos había tenido sentimientos tan intensos y nuevos hacia una persona como los tenía hacia Miranda. Miranda en cambio, tenía siglos sin besar a alguien desde que había concebido a su amada hija, Eva.

- Doctora - La llamo sin aliento cuando se separaron- Miranda, usted... yo...

- Cállate - La volvió a besar con mayor motivación

Francesca dejo a un lado el libro que leía para levantarse del sillón individual y profundizar el beso con forme se enderezaba. Con torpeza y nervios deslizo sus manos a la cintura de Miranda vestida por la toga, acerco todo lo que podía a la sacerdotisa a ella mientras que esta seguía manteniendo sus manos en las mejillas de Francesca, pero con mejor fuerza que antes.

Al cortar el beso por falta de oxígeno en ambas dejaron sus frentes juntas y sus ojos cerrados disfrutando de la cercanía, sus narices se acariciaban con total veneración y cariño, al fin sus interiores estaban tan tranquilos y sin estar tan alterados.

- Todo lo que siento por usted me asusta tanto - Admitió alejándose ligeramente de Miranda- Pero me gusta tanto, así como usted - Sonrió con timidez ante su atrevimiento

- Ya somos dos, pequeña mía - Arrullo el rostro de Francesca entre sus manos con cariño- Tú también me gustas - Volvió a juntar sus labios contra los de Francesca soltando un tarareo feliz ante la sensación

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Doamnelor | Resident Evil 8: Village (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora