✿¿God?✿⁠

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Qin no podía entender de dónde venía ese dolor en el pecho que lo atormentaba.

Era un momento importante para el Reino: su Imperio se expandía y la gente celebraba con entusiasmo, pero por primera vez no podían compartir su alegría.

Su atención estaba constantemente en (T/N) que estaba hablando con un par de hombres. Eran dos soldados, no era difícil de entender, pero no entendía el por qué de tanta cercanía entre su amada y esos dos guerreros.

Claro, aún no estaban casados ​​pero muchos estaban al tanto de su deseo de casarse (T/N), pero ver tanta insolencia ante sus ojos lo perseguía.

Qin hizo un puchero, como un niño al que se le ha negado algo extremadamente importante.

-¿Quiénes son?- preguntó de inmediato, sin mirar a quien estaba a su lado.

-Desgraciadamente no sé sus nombres, mi rey.- respondió una voz femenina desde atrás, probablemente la de un sirviente. Qin comenzó a golpear la superficie de la mesa con los dedos.

-Pero no son malas personas, una vez los vi ayudando a niños en dificultad.-

-Mh.- Qin no se sorprendió al escuchar algunas noticias. Últimamente la gente intentaba ayudarse unos a otros, especialmente ayudando a las mujeres y los niños, pero en muchos casos estos actos de pura caridad se realizaban para satisfacer algún beneficio personal.

Buenas acciones para sacar buen provecho. Qin ya había descubierto con quién estaba tratando.

Se levantó de su asiento, caminando frente a él e ignorando la mirada desconcertada de aquellas personas de alto rango sentadas a su lado que querían iniciar alguna charla burocrática. Todo el mundo piensa en sí mismo, después de todo.

-Qué tontería.- murmuró (T/N) justo cuando los dos soldados la dejaban, ignorando que se habían ido por la llegada de su emperador: -¿Me toman por una imbécil?-

-¿Deberían haberte considerado una imbécil? ¿Y por qué?- Qin notó que sus hombros se ponían rígidos. Era obvio que ella no lo había visto llegar.

-Aquí...- (T/N) vaciló un poco. Nunca le había ocultado nada a Qin, pero una vez antes lo había preocupado desapareciendo durante muchas horas debido al mal tiempo y no quería que volviera a suceder.

-Esos dos trataron de pedirme un préstamo por una "buena causa". No soy lo suficientemente tonta como para entender que quieren usar ese dinero para sus pésimas comodidades, sin mencionar que no fueron muy inteligentes para venir a rogarme.-

-El orgullo ciega la mente de las personas.- Qin se encogió de hombros, luego colocó una mano en su mejilla: -Puedo hacer que los arresten.-

-No hay necesidad. Los detuve antes de que pudieran hacer alguna tontería.- replicó (T/N), sintiéndose incómoda al notar que la alegría de Qin era bastante forzada. Esos tipos pueden haber sido personas deplorables, pero ser víctima del mismísimo Emperador fue un desastre que (T/N) nunca le desearía a nadie.

Pagarían tarde o temprano. Y si no recibieran el castigo divino, ella lo hubiera hecho sin pensarlo dos veces.

Pero tal vez no habría llegado a tiempo.

Qin se rió pero solo porque la venda cubría sus ojos y la (c/c) no podía imaginar lo que realmente sentía.

-Si todo se soluciona, podemos seguir celebrando. ¡Un poco de vino nos haría bien!-

-¿Vino? Sí, claro, por qué no...!-

(T/N) trató de no darle demasiado peso a sus pensamientos. No quería preocuparse ni siquiera en los momentos de tranquilidad.

Incluso si en los días siguientes la gente seguía preguntando qué pasó con esos malos.

A menudo encontraba el estado de ánimo de Qin más radiante de lo habitual. Parecía estar contento por algo, como solía hacer cuando lograba obtener alguna victoria importante.

"Sí. Debe haber sido alguna deidad quien los castigó."



A partir del próximo capítulo, seguirá un orden cronológico de los eventos💜

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Eternal Torment  | QinxReader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora