✿Medicine✿

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-Su salud se deterioró dramáticamente. Debemos encontrar una cura de inmediato, mi Emperador, o-...-

-Yo me encargare.-

Habían pasado casi dos semanas desde que Qin Shi Huang había comenzado a enfrentar un sentimiento que no lo había atormentado en mucho tiempo: el miedo.

Porque un emperador no podía tener miedo. No podía temer a sus enemigos, tener miedo a su propio pueblo o temer ser víctima de algún impensable engaño, pues poseía un poder inmenso y los mismos dioses le habían brindado el apoyo adecuado, decidiendo velar por sus éxitos.

Pero, ¿dónde estaban ahora esas deidades? ¿Dónde quedó toda su omnipotencia, esa fuerza que debería haberlo hecho lograr nuevamente innumerables éxitos?

(T/N) no estaba bien y su condición empeoró. Le había ocultado su incomodidad y estaba sufriendo, incapaz de encontrar alivio a todo el dolor que estaba obligada a sufrir en cualquier medicamento.

-¿Por qué no me dijiste nada?- dijo Qin con voz casi débil, como si se estuviera muriendo con ella.

(T/N) estaba pálida y respiraba con dificultad, pero lo estaba observando. Con los ojos medio cerrados y apenas abiertos, todavía encontró la fuerza para sonreírle, aunque con un gran sentimiento de culpa atormentando su pecho.
Trató de llevar una mano a la de el, pero la determinación no fue suficiente y se encontró apretando el vacío.

-Y-Yo...- (T/N) trató de encontrar fuerzas para no toser: -...L-Lo siento... No quise preocuparte...-

¿Había comenzado a sentirse enferma desde el día de su boda y él no había notado nada en absoluto?
Tal vez ni siquiera merecía tenerla a su lado, su falta de atención había contribuido a empeorar las cosas.

Pero aún podía compensar su error y salvarla de una muerte segura. Estaba en su poder, después de todo.
Era una criatura perfecta, admirada por todos. Un emperador con un poder como el suyo no podía fallar. No debería haber fallado.

-No tienes que disculparte.- tan confiada como sonaba la voz de Qin a los oídos de los médicos y sus sirvientes, paradójicamente (T/N) sabía que la tristeza y la ira eran dos sentimientos que no podían evitarse tan fácilmente. Y fue su culpa y sus elecciones.

No podía considerarse una esposa digna. Se suponía que el trabajo de una emperatriz era permanecer fuerte e impasible ante las dificultades, fingir que todo estaba bien, pero ni siquiera pudo hacer eso.

Se sintió inútil.

-En unos días todo habrá terminado, no tendrás que sufrir más.-

(T/N) sus ojos se abrieron un poco, sin entender: -Que...-

Ella no lo había notado, pero su amado emperador tenía algo entre los dedos. No tuvo la oportunidad de concentrarse en lo que podría ser, pero sabía que Qin debía tener algo bajo la manga.

-Tienes que pensar en descansar, yo me encargo del resto. ¡Así que sonríe y no pongas una cara tan deprimente!-

Esta vez fue Qin quien sonrió. (T/N) había pensado que estaba enojado o triste o incluso amargado por toda esta situación, pero la esperanza aún no lo había abandonado.

Pero pensar en ese rostro pálido y terriblemente serio de ese dios vestido completamente de blanco no la hizo sentir mejor. Algo andaba mal, lo sentía.

-N-No es necesario...- era ridículo incluso rogarle que no encontrara la manera de salvar su vida, pero sentía que si no lo intentaba, algo malo sucedería. No sabía cuándo ni cómo, pero eso era todo. ¿Ese hombre de modales elegantes le había advertido de alguna manera? De lo contrario-

-El mercurio puede otorgar la inmortalidad. Podemos vivir juntos, sin tener miedo a estar solos.-

-¿Mercurio...? ¿Dices... de verdad...?

-Hao!-

Qin estaba alegre, seguro de lo que estaba haciendo.
Y (T/N) no pudo descifrarlo, averiguar qué le pasaba por la cabeza. Porque tal comportamiento era extraño incluso para él.

-Qin, ¿qué... qué... estás pensando...? ¿Por qué quieres llegar tan lejos...?-

<<Las acciones de un gobernante digno hacen inmortal su obra. Y a los ojos de las personas y los dioses, su fuerza se volverá una no solo con la eternidad, sino con la historia de este mundo.>>

Qin podía tener un carácter juguetón y agradable, autoritario e indiferente en otros momentos, como cuando tenía que enfrentarse a sus enemigos o tenía que dar una orden, pero la inmortalidad nunca había estado en su interés. No concretamente.

"Algo anda mal. No hay forma de que realmente esté diciendo estas cosas, no es propio de él."

-Preocupaciones efímeras pronto dejarán tu inconsciente.-

"...eh?"

Al fondo, en un rincón de la habitación, un hombre vestido de negro y con orejas puntiagudas la miraba fijamente.
Parecía ser la antítesis misma del otro hombre que había visto días antes; sus penetrantes ojos rojos reflejados en la oscuridad de la habitación

La muerte misma debe haber venido por ella, porque nunca había tenido tanto miedo de observar a otro ser vivo.

Y como si eso no fuera suficiente, Qin no había notado esa desagradable llegada. Él le apretó la mano con ligera aprensión, tal vez pensando que ella estaba tratando de decirle algo.

"Y tú... ¿quién eres?"

Esos ojos rojos ni siquiera podrían compararse con una piedra preciosa como un rubí. Eran vidriosas y primeras de luz, diabólicas.

-Has cruzado la frontera de la muerte y regresado a este mundo. Admirable hazaña que te condenará al tormento eterno.-

Ese ser la escrutó sin pestañear, debe haber sido un gusano inútil frente a ella. Era como si él fuera el emperador y (T/N) una mariposa enferma que había dejado de volar, lista para ser aplastada.

-Por esto, a instancias del dios del Inframundo Hades, pagarás un alto precio.-





No tengo casi nada que decir: quería precisar que, para los interesados, en dos meses publicaré la Nikola Tesla x Reader como prometí

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No tengo casi nada que decir: quería precisar que, para los interesados, en dos meses publicaré la Nikola Tesla x Reader como prometí. Además, ¡tengo varias historias en mente para el futuro!

¡Espero que hayan disfrutado este capítulo!

Hasta la proxima!

- LadyFraise💜

Eternal Torment  | QinxReader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora