Sam y Alex

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Alex se despertó con la mano de Sam en su cintura, maldita degenerada, la había tomado por la fuerza y lo peor es que ella lo había disfrutado tanto como la otra mujer.

Salió de su agarre y se metió al baño para luego alistarse, hoy era su día libre.

—Buenos días— susurró Sam levantándose.

—Ni tan buenos estúpida, no hagas más lo que hiciste.

—¿O qué?— los ojos de Sam se ven divertidos mientras se sienta en la cama.—¿Vas a odiarme mientras te corres conmigo dentro de tí?

—Eres..—Alex le da una bofetada.—No soy una puta ni una perra.

Sam se toca la mejilla y se ríe para luego bañarse y alistarse. —Alex.— En cuanto la pelirroja se gira le da una bofetada que la sienta en la cama y se coloca encima de ella. —No me pegues, porque yo no te he forzado, te trato bien y soy paciente contigo hace años.

Alex gruñe y la empuja pero Sam no se mueve.—Te odio jamás confiaré en ti.

—Eso no me lo dices a mí— Sam le da un suave beso.—Se lo dices a Maggie, Alex, tienes que dejar ir eso, perdónate de una vez.

—No, te lo estoy diciendo a ti, te odio y sí me forzaste y aún ahora lo haces.—Alex estaba mintiendo, el miedo se apoderaba de ella, el miedo a querer y que la traicionaran, el miedo a entregarse, darlo todo y perder nuevamente.

—Dime ¿Cómo te fuerzo exactamente? Porque entonces quizás yo no estudié debidamente y lo que yo entiendo por forzar no sea lo mismo que entiendes tú, para mí forzarte sería a que yo haga algo contra tu voluntad.

—Y eso haces.

—No, o no te correrías, tu cuerpo no reaccionaría a mí como lo hace, Alexandra mírame a los ojos—Sam la miró furiosa. —Déjate querer, sé que me quieres no entiendo por qué cojones lo haces todo más difícil.

Alex la miraba triste sintiéndose pequeña, Sam suspiró y se apartó de ella.

—Ven conmigo— dijo Sam— quiero enseñarte cuánto puedes confiar en mí.

Cuando ambas mujeres salieron de su cuarto Kara estaba gateando por el apartamento con Kiara encima de su espalda sosteniéndola del cabello mientras Lena la sujetaba de su cinturita.

Sam las miró con envidia, ella quería algo así con Alex, sólo faltaba que Alex cediera y dejara de hacerlo todo tan imposible.

—Hola Sam, Alex— Kara y Lena sonrieron saludándolas.

—Vendremos luego, quiero que Alex conozca a alguien— dijo Sam sonriente y tanto Kara como Lena asintieron.

—Tráigan condones al regresar por favor, muchos— dijo Lena sonriente y Sam asintió riéndose.

Alex y Sam fueron al estacionamiento subterráneo del edificio y Sam arrancó su auto cuando Alex se subió.

Condujo durante unos minutos, había un silencio sepulcral entre ellas que Alex se sintió obligada a romper.

—¿A donde vamos?

—Ya verás.

Llegaron a una casa muy bonita y acogedora, Sam tocó el claxon antes de que se bajaran. Una señora de unos cincuenta años salió a recibirlas.

—¿Sammy, cómo te fue en el trabajo?

—Bien Amalia ¿Ruby está bien? ¿No dio problemas?

¿Ruby, quién demonios es Ruby? Alex las miraba confundida.

Corazón indomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora