Cuando Lena Luthor, científica millonaria decide salir de National City para adentrarse en una expedición en una isla remota lo último que se imaginó fue que en ese lugar tan lejos de toda civilización encontraría el amor, y mucho menos que sería al...
Kara nunca había visto la playa de lo que ella llamaba el nuevo mundo, no había viajado en un avión a pesar de que los había visto en el cielo, incluso en su isla, pero antes ignoraba qué podrían ser esos pájaros ruidosos.
—Lena—se agarró del brazo de su prometida mientras miraba a todas las personas a su alrededor en el hangar privado de los Luthor. Había uno de esos enormes pájaros de metal que Kara siempre veía pero ahora de cerca era enorme—¿Lena eso no muerde?—estaba genuinamente asustada.
Lena sonrió girándose para abrazarla—no amor, es como un auto pero que vuela, ven—dijo llevándola dentro del jet y Kara sonrió impresionada, tenía asientos de cuero y azafatas que les preguntaban si querían comer o beber algo.—¿Quieres algo de comer amor?
—Sí por favor pero luego, me gustaría ver quien maneja esto ¿Favur?—dijo con picardía.
—Kara eso no se hace, pones esa carita para que te cumpla tus caprichos y dices esa justa palabra sabiendo que me puede—entrecerró los ojos con sospecha y la arrastró hacia atrás en el jet a una pequeña habitación que había.
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—¿Qué es esto?
Lena se lanzó a sus labios con deseo, sus pequeños gemidos eran casi desesperados, Lena usualmente era muy caliente pero ahora mismo parecía serlo mucho más, llevaba un par de días que no paraba de darle guerra a Kara y ambas terminaban sin poder caminar.
—Kara—susurró en su boca, sus alientos estaban juntos—amor ¿Quieres un rapidín?
Kara asintió cargándola en brazos—¿Y los condones?—su respiración acelerada le indicaba a Lena que estaban en la misma sintonía.
La pelinegra suspiró en su boca, ignorando por completo el tema de los condones—Olvida esa mierda, hemos cogido demasiado sin condones Kara, además no hay tiempo los demás están por llegar.—Le abrió la camisa que traía y amasó los pechos de la rubia despacio, sabiendo que eso la excitaba. Los chupó con deseo saboreando lentamente hasta que sintió la mano de Kara detenerla. Sonrió complacida y le bajó el pantalón entonces, luego sus bóxers y la besó con furia.
Kara le respondió con el mismo fuego, la recostó en la cama de la habitación y le quitó sus pantalones, las bragas y se acomodó entre sus piernas para hundirse lentamente en su interior. Ambas gimieron al unísono y se besaron mientras sus cuerpos se movían juntos. Lena ya tenía las piernas alrededor de la cintura de su mujer.
—¡Ah mierda Kara, así maldición así!—Los ojos de Lena estaban cerrados completamente, su rostro estaba rojo y la vena en su frente se marcaba. Su boca estaba entreabierta mientras era dulcemente penetrada por Kara, que gemía sin parar bajamente.
El miembro de Kara entraba y salía furiosamente de Lena que lo recibía entre gemidos mientras se sujetaba fuerte de la espalda de la rubia. Su sexo parecía estarse derritiendo alrededor del miembro.
