Familia

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Lena se despertó justo a las ocho de la mañana, casi no había dormido nada, estaba sudando y pensando que todo lo de ayer había sido un sueño. La habitación estaba totalmente a oscuras, Lena quería llorar y respiraba con dificultad.

—No puedo...no puedo— se llevó las manos a la cara llorando.

A su lado Kara se despertó y la abrazó. —Estoy aquí...Lenita estoy aquí soy real— susurró Kara pegándola a su cuerpo y Lena se sobresaltó.

—No fue...un sueño...estás...estás aquí— Lena se levantó y encendió la luz, sus ojitos se veían abatidos e hinchados.

Kara se levantó también para abrazarla y ambas se miraron. Kara tensó la mandíbula al ver la cicatriz que casi mata a su mujer y a su hija y Lena miró con horror la marca en el pecho de Kara sin saber cómo estaba viva.

—Lo siento Kara...fue...fue mi culpa...no calculé bien que tu padre....

—Shhh ya...ya Lena...favur...—Lena soltó una pequeña risa mientras lloraba cuando Kara le dijo esa palabra.

—¿Todavía dices favur?

—O sí, por supuesto, y estuve mucho tiempo dormida no he tenido realmente mucho tiempo para acostumbrarme a este mundo raro lleno de cajas parlantes.

Kara la besó con ternura.

—Kara...yo...no puedo dejar a tu padre vivo espero que lo entiendas...—dijo Lena con pesar.

—No quiero que viva, mi hija y tú están vivas de milagro Lena, y ese hombre no me crió, no siento nada más que odio por él, tú y Kiara son mi familia.— los ojitos de Kara brillaban mientras secaba las lágrimas de Lena.

—Te amo tanto— susurró Lena en su boca y se comenzaron a besar pero luego Lena se detuvo y se apartó. —Pero debemos ver a nuestra hija primero y debo comprar muchos condones— susurró Lena con malicia.

—Okay Okay— Kara corrió a vestirse antes de que su miembro traidor se despertara. —Corro...me visto...bebé....pensar en mi hija...en pajaritos...cosas bonitas.

—¿Intentas distraerte para no excitarte?— dijo Lena vistiéndose y echándose a reír.

—Sí, o te haré el amor y no saldremos en mucho tiempo de esta habitación lujosa.

—¿Lujosa? Pfff no has visto nada mi amor— sonrió Lena.

Unos golpecitos se oyeron en la puerta y Lena abrió la puerta cuando ambas estuvieron vestidas.

Kiara estaba afuera con su peluche de panterita toda soñolienta.

—Mami leche— susurró Kiara y Lena la cargó para sacar su pecho y amamantarla.

—Tienes casi dos años, dice la OMS que en cuanto cumplas dos vas a los biberones pequeña vividora.— susurró Lena mientras Kara las miraba con envidia.

—Pero Lenita...favur Lena yo quiero igual...—Kara las miró y la bebé le dedicó una mirada de pequeño demonio y sujetó la teta de la que bebía exrpimiéndola como un gatito.

Lena las vió mirarse —Oigan no quiero peleas por mis tetas, Kara ya estás grande.

—¡Pero igual quiero!— Kara resopló haciendo un puchero enorme hasta que Lena terminó con la niña y se la dio a Kara para que la cargase.

—Llévense bien Kara, que es tu hija, no le tengas envidia.

—Es mi hija, obvio que lo es, mírala cómo se engancha de tu teta, exijo probar más tarde o haré una rabieta y destruiré todo.—Dijo Kara suspirando.

Corazón indomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora