Consecuencias

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Lena se estaba demorando demasiado en el hospital, mientras eso sucedía Kara ayudaba a Reign a arreglar todo, por alguna razón no se había ido todavía.

—No puedo creer que me quedé atascada, debería ser Sam quien recogiera los escombros.

Kara la miró y se encogió de hombros, la niña gracias a dios estaba dormida, la había logrado dormir Reign, porque no se dejaba cargar por Kara, y la rubia no podía sentirse más devastada por ello.

—Deja esa actitud lastimera, ponte fuerte, recupéralas.

Kara simplemente asintió, sus ojos estaban tristes y cristalinos. Pasaron horas hasta que por fin ambas terminaron de arreglar todo el desastre y cuando Kara se puso a limpiar el suelo vió toda la sangre allí, donde ella misma con sus propias manos había atacado a Lena y casi la mata, de no haber sido por la niña, quien también, se recordó a si misma, casi perdía la vida.

La rubia se le quedó mirando a todo aquello, había roto la regla más importante en su vida, no hacer daño a su familia, es era lo único que Kara no debía hacer jamás, y lo había hecho ¿Cómo viviría con eso ahora?

En piloto automático limpió el suelo, Reign no la detuvo, ella tenía que enfrentar sus propias consecuencias, para que aprendiera de las malas experiencias y tuviera más fuerza de voluntad en el futuro, de alguna manera ella se veía a sí misma en Kara cuando ella tenía la kriptonita roja en su sistema.

Kara esa noche no quiso comer ni beber nada, simplemente se fue a dormir y Reign estuvo toda la noche oyendo sus lamentos muy bajitos, porque la rubia no podía evitarlo pero tampoco quería despertar a la niña.

Al día siguiente.

Kara amaneció durmiendo en el suelo, tenía los ojos hinchados de tanto llorar. Los recuerdos de lo que había hecho la golpeaban como dagas en el pecho, ver a Lena pidiéndole detenerse, luego verla diciéndole que era ella...

La rubia se levantó del suelo y fue a despertar a Sam.

—¿Sam?

—No, soy yo todavía—suspiró Reign levantándose.

—¿Puedes..la niña?

—Sí descuida yo haré todo, tú sólo preocúpate por los jaguares, dales de comer y demás.

Reign entró al cuarto de la niña y la vió en la cuna despierta, la tomó en brazos y sonrió—Buenos días pequeña criatura del averno, a ver di que tía Reign es top.

—¡Tia!—La niña comenzó a darle besitos.

—¡Qué asco, babas, me encantas, me torturas como toda una profesional!—dijo la mujer sosteniéndola.

—Babas—repitió la niña alegre, pero su sonrisa se esfumó cuando vio a su madre triste, la niña quería reconfortar a su madre, pero por alguna razón se sentía reacia a acercarse.

Kara lo notó y suspiró para luego salir de la casa e ir a alimentar a los jaguares.

Otro día después.

Kara se levantó como siempre, ojos hinchados, cabizbaja, fue a buscar a Reign, pero esta vez la mujer ya estaba vistiéndose.

—Alístate, Alex traerá a Lena, ya están de camino.

Kara asintió con tristeza.—La niña.

—Sí ya voy a buscarla, déjame atarme los zapatos y saldré.

Kara cerró la puerta del cuarto de Reign y fue a ver a la niña, tenía la necesidad de al menos observar a su pequeña. Cuando abió la puerta la vio despierta jugando con sus manitos.

Corazón indomableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora