La alarma vibró en su teléfono. No se movió. Se quedó quieta con la cabeza reposada en el cabecero. Sus extremidades entumecidas y sus ojos estaban llorosos por el cansancio. Se tomó un momento, la jaqueca latía en ella. Mantuvo los párpados presionados dejando que la oscuridad en la que sucumbía la salvara del malestar. Es fresco y acogedor. Su-ji quiere quedarse ahí, al menos para siempre. Pero, Dabin carraspea y abre sus ojos nuevamente. Ve el interior dentro de la furgoneta; los asientos y el techo están forrados de una piel sintética color blanco. La calefacción está encendida lo que significa que el calor ahí adentro es seco. Dabin prende las luces del techo y puede verse. Está tumbada con el asiento pasajero reclinado como si fuera una cama. Hay una frazada de ¿Hello Kitty? que raspa su mentón. Alice la mira en el asiento del copiloto lo bastante preocupada para no mirar otra cosa. Se está mascando los labios, desde el mes y medio que llevan trabajando juntas sabe que eso significa que algo le está poniendo nerviosa.
¿Se preguntó si Jangmi lo sabía?
Dabin tiene el estereo apagado y también parece fruncir el ceño. Su-ji también está nerviosa, pero, no lo demuestra, se le educó para no demostrar nunca el miedo. Apestar a miedo significa debilidad y no debes de ser débil nunca en la escena artística coreana; sin duda una de las grandes paradojas de la vida, porque lo más hermoso del arte es ese reflejo de la vulnerabilidad del ser humano. Realmente si lo reflexiona, no siente nada. Sólo piensa en cerrar los malditos ojos otra vez y esperar a que el dolor se disipe.
En cambio, reclina el asiento y ve por la ventana. Sabe que es de madrugada, posiblemente las 4 AM. Lo comprueba en su teléfono. Una sonrisa se estampa al ver el fondo de bloqueo; es una fotografía de Damon con pajarita. Se veía muy apuesto. Todavía debe estar oscuro, piensa. Necesita ponerse en marcha. Pero, no tan rápido que se marea con los movimientos bruscos.
— ¿Es hora?
Su voz suena exhausta y se fuerza a no denotar lo débil que en verdad es.
Alice asiente solemne, mira su teléfono comprobando la hora.
— Toma esto —, le entrega un termo caliente. — ¿Todavía quieres hacer esto hoy?
Su-ji aprieta sus dientes mientras se pone de pie. Dabin sale para deslizar la puerta pasadiza de la furgoneta. Alice sale y espera afuera con los dedos metidos sobre los bolsillos de su abrigo.
— No tiene opción —, oye a su gerente tararear de mala gana.
Sus cejas siguen desplegadas hacía abajo con esos ojos apáticos mientras toma las cosas de Su-ji, porque sabe que no puede hacerlo. No puede exigirle más a su cuerpo. Puede ver incluso el atisbo de preocupación momentánea que sucede en ellos. << Estoy bien >>, se obliga a exhalar cuando pasa por su lado y se detiene esperando a que Su-ji comience avanzar. Ambas se ponen sus máscaras. Dabin ha estado en ese maldito negocio el tiempo suficiente para saber lo inhumana que es la industria. Tal vez incluso, Su-ji piensa que a veces se olvida de que es un ser vivo cuidando a otro ser vivo. Alice en cambio es más emocional, sus ojos lo dicen todo: está preocupada.
Se pregunta si el mismo miedo que late por ella le hace pensar en las cosas que tuvo que vivir su hermana pequeña. Su pobre Jangmi atrapada las en garras YG. Su-ji suspira.
— Toma un poco de té y come algunas galletas, no desayunaste.
Expresa Alice caminando a su lado. Vuelve a sostener el termo y le pasa un paquete de galletas saladas.
Se da cuenta que su estómago está vacío. No desayunó porque pensó que vomitaría. Su estómago está revuelto.
— Estoy bien.
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Cuando las noches son de té y los días de lluvía| Suzé o Susé
FanfictionDonde después de malas experiencias y tonto rumor con Rosé de Blackpink, Suzy comienza a pensar de que quizás Park Chaeyoung no es tan desagradable como pensaba.