Tres días han pasado desde que había regresado de la Cueva de las Tinieblas y de haber pasado por la Caída.
Me encontraba acostado en una cómoda cama dedicada a los heridos en batalla, siendo atendido constantemente por sanadores, doctores, enfermeros, enfermeras y sobre todo por las hermanas las cuales no se separaban a más de tres metros de mí. Cuando la noche llegaba, una de ellas se transformaba en espada y descansaba enfundada a mi lado, mientras que la otra vigilaba desde una esquina toda la habitación ocultando su presencia esperando al acecho en la oscuridad por alguien que amenazara mi vida. Afortunadamente, nadie fue por mi vida esas tres noches.
"No debí de liderar y adelantarme durante la carga" suspiré resignándome a las heridas que sanaban poco a poco las cuales había recibido anteriormente debido a mi imprudencia.
"Sí, los caballeros escoltas me lo contaron, usted fue muy imprudente, amo" dijo Safiras mientras estaba acurrucado a mi lado en la cama en la que estaba.
"Así es, fue muy imprudente" añadió su hermana, Sofisas, que estaba sentada al lado de mi cama mientras miraba fijamente a Safiras.
Alcé mi mano un poco y la puse sobre la cabeza de Safiras, sentí que ella se estremeció apenas la toqué.
"Disculpa" me disculpé porque probablemente la había sorprendido. Retiré la mano de la cabeza de Safiras pero la mano de ella me detuvo y la puso nuevamente en su cabeza.
"No, no me molesta, más bien, me sorprendí porque hacía rato no sentía una caricia de..."
Ella se detuvo antes de terminar lo que iba a decir, se movió hacia un lado para mirarme y continuó.
"Desde mi anterior amo"
"Bueno, disculpa nuevamente por sorprendente"
Ella se acurrucó aún más escondiendo su cara.
"Ya le dije que no es problema"
Empecé a acariciar su cabeza suavemente hasta que un rato después movió su cabeza y pude ver su cara dormida.
Miré a Sofisas y ella miraba a su hermana con ojos cálidos, decidí dejarla dormir.
El sol cayó y la luna se alzó. El sueño se apoderaba de mí, señal de que mi cuerpo me decía que necesitaba descansar para sanar. Mientras que mis párpados caían lentamente, vi que Safiras se levantaba y se acercaba a mí para luego sentir un ligero toque en mi frente y escuchar un "Dulces sueños, amo"
Mis párpados se cerraron completamente y mi conciencia cayó al mundo de los sueños regido por Denatria.
XXX
Al siguiente día, desperté siendo vigilado fuertemente por varios caballeros y no veía a las hermanas por ninguna parte de la habitación.
Después de mirar alrededor de la habitación mientras estaba acostado en la cama, miré a un caballero y pregunté:
"Las hermanas, ¿Dónde están?"
El caballero volteó a verme, se acercó rápidamente a mí y se arrodilló poniendo una rodilla al suelo.
"Ellas salieron por petición de su majestad. Mientras que las señoritas están fuera, nosotros estaremos custodiándolo a usted, mi señor"
Cerré mis ojos por unos momentos y respondí.
"Entiendo. Tengo hambre y sed"
El caballero se levantó rápidamente.
"Entendido mi señor"
Luego, se alejó lentamente de mí y salió de la tienda de campaña exclusivamente erigida para heridos.
Los caballeros que aún seguían dentro de la tienda me miraban y después apartaban la mirada.
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El surgimiento de un guardián
FantasyLuego de entrar en un estado de sueño debido a una máquina de criogenización, Julian Esteban Hernandez Piñeros despierta en un mundo que ya no es el que él conoce. Las armas de fuego no existen, la tecnología que conocía son solo los vestigios de lo...