El tiempo había pasado y las tropas de la coalición enemiga fueron tomadas como prisioneros de guerra. Y al parecer, los altos mandos a cargo huyeron luego de que la primera y segunda línea colapsara.
Por esa razón, mis aliados pudieron acabar con relativa facilidad al bando contrario a tal punto de hacerlos rendirse. Por órdenes de Julius, me encontraba en el área de atención médica donde me encontraba descansando después de la lucha.
Con mi armadura en una silla al lado de la cama, me encontraba solo con una camisa y unos pantalones de algodón. Cuando llegué al área de atención médica siendo arrastrado por los caballeros escolta, al quitarme la armadura pude ver en detalle las consecuencias de lo que había sufrido mi cuerpo durante la batalla. Mi 'piel' estaba agrietada y tenía indicios de heridas punzantes, laceraciones y una que otra herida corto punzante. Y eso que solo era el estado de mi cuerpo por fuera, por dentro, era todo un caos. El efecto de la limpieza había terminado y el 'Veneno' circulaba por todo mi cuerpo deteriorando lentamente mis órganos y huesos, en ese entonces yo no sabía de la presencia del 'Veneno' en mi cuerpo.
Al ver mi estado, los caballeros se asombraron mayormente por mi brazo y pierna izquierda. El tono de mi piel que fue reemplazado por un negro metalizado con unas tres delgadas líneas blancas que iban desde el hombro hasta mis dedos índice, corazón y anular. No sin antes recalcar los números que aparecían en mi antebrazo. Sabía que era un código, pero de entre tantos códigos que tenía en mi mente en ese momento, no daba con el propósito de aquél código.
Enfocando mi mente hacia los caballeros, noté que ellos miraban mucho mi cuerpo y las mujeres que estaban ahí mantenían sus ojos fijos en mi pecho. Los minutos pasaban y el ambiente se tornó muy silencioso, hasta que una de las mujeres que formaba parte de los caballeros escolta preguntó para satisfacer su curiosidad.
"Mi señor... sé que le parecerá algo repentina la pregunta, pero, ¿cómo se hizo todas esas cicatrices?"
Todos los caballeros escolta la miraron y uno de ellos habló.
"Caballera Mili, eso es grosero de su parte"
La mujer, Mili, agachó un poco su cabeza.
"Lo siento, capitán. La curiosidad me ganó y no pude evitar preguntar"
El capitán se acercó a Mili y yo hablé en caso de que la llegaran a castigar.
"No fue nada grosero, capitán. Solo hizo una pregunta, aunque me pareció repentina"
Los caballeros quitaron su mirada de Mili y la posaron en mí.
"Entiendo, mi señor"
Cerré mis ojos por un instante y los volví a abrir.
"Pues estas cicatrices me las hice antes, durante y después de que me aplicaran las 'mejoras', también fue durante la guerra. Mi pierna y mi brazo izquierdo quedaron inutilizables y fueron reemplazados por estas prótesis, según los doctores, estas prótesis son hechas de una aleación de titanio que los hace más ligeros y más fuertes que el titanio en su forma más pura"
Moví un poco las extremidades que había mencionado.
"Pero, todo lo bueno tiene su lado malo. Mi piel, por motivos y decisión del Comando Central, fue reemplazada por piel sintética la cual actuaba como una capa antibalas para calibres menores del .50 y, por si fuera poco, no tenía opción de negarme al fin y al cabo la seguridad de Sofía, mi hermana menor, estaba en las manos del Comando Central"
Noté que mi voz se notó un poco nostálgica.
"Volviendo al tema, la piel sintética que porto puede parecer muy buena. Sin embargo, tenía un defecto fatal. No se podía regenerar por sí sola y cada vez que era impactada por calibres cercanos al .50, esta se agrietaba y empezaba a caerse pedacitos por pedacitos, en pleno combate, estos pedacitos se quedaban pegados a mi uniforme"
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El surgimiento de un guardián
FantasyLuego de entrar en un estado de sueño debido a una máquina de criogenización, Julian Esteban Hernandez Piñeros despierta en un mundo que ya no es el que él conoce. Las armas de fuego no existen, la tecnología que conocía son solo los vestigios de lo...