Capítulo 2

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Era sábado y a Gregory no se le ocurrió nada mejor que hacer una cita doble, si, así mismo, cita doble. Abigail o Abby, como Greg la llamaba se negó a salir con nosotros, no me sentí dolida porque ni siquiera le dijo quien iba a ser su cita, pero aunque trató de convencerla, ella se negó las veinte veces.

Gregory es un poco insistente.

Ahora me encontraba de adorno hogareño, en una cafetería con la parejita de novios, no diré que me aburría porque en esta cafetería tenían manteles para colorear o para completar un laberinto, era entretenido, si tenías cinco años o te gustaba pintar. Thomas y Gregory bebían café, yo pintaba al unicornio en mi mantel, no tenía muchos colores, así que me toco improvisar.

—Sonríe, Vee.

Levantó la cabeza para ver a Gregory, le regalo una pequeña sonrisa y el saca una foto, un minuto después me llega la notificación a mi celular, pensé que era Gregory, pero un mensaje de la compañía de mi celular, ofreciendo un plan más amplio.

Thomas y Gregory siguen hablando, yo voy en mi tercer animal coloreado y mi segundo laberinto completado, pueden ser para niños pero son bastante entretenidas estas cosas, más cuando te sientes como velita decorativa.

Bebo de mi café y sigo coloreando el dinosaurio, tiene un lindo gorrito en su cabeza, es muy tierno, aunque ya estoy un poco cansada de colorear, cuando empecé solo estaba con el unicornio y eso fue hace veinte minutos, ahora estoy con un dinosaurio.

Las evoluciones de los dibujos.

—¿Abby?, creí que no vendrías.

Dejó de ver mi dibujo para ver a la chica parada a un lado de la mesa, ella no está viendo a Gregory, está viendo mi dibujo. Gregory no parece sorprendido, Thomas se ve un poco ceñudo.

—No tenía nada que hacer y vine—Sus ojos se encontraron con los míos y una pequeña sonrisa tiro de sus labios—Hola, pinkie pie.

—Hola, Vidia.

Bien, no te tembló la voz, muy bien Vee, excelente avance. Eres fantástica para saludar.

—Vee, mueve tu culo a un lado para que Abby se siente—Vale, que soy lenta en reaccionar.

Muevo todas las cosas a un lado de la mesa y me siento en el otro extremo, junto a la pared, estoy acorralada.

Abby se sienta a mi lado y acomoda su cabello, el olor a lavanda inunda mis fosas nasales y pasan dos cosas. Una, me impresiona que alguien como ella ocupe lavanda, teniendo un aspecto tan rudo y dos comienzo a estornudar porque para mí mala fortuna, soy alérgica a la lavanda.

—Vee, ¿Estas bien?

Asiento con mi cabeza y rebusco en mi bolso la inyección, porque si, damas y caballeros, el mundo está lleno de lavanda. Y mi alergia a la lavanda es más fuerte de lo que me gustaría.

—¿De qué es tu perfume Abby?

—Lavanda, ¿Por qué?

—Vee es alérgica a la lavanda—Thomas se ríe, pero yo no le veo lo gracioso a eso, es horrible estornudar y sentir como tu garganta se cierra—¿Tienes la inyección? Porque cargo con las pastillas siempre que salgo contigo.

Encuentro la inyección y la alzó para que la vea, después la clavo en mi muslo y dejó caer mi frente en la mesa, solo que mi frente no toca la mesa, toca la mano de Gregory, quien está acostumbrado a que haga eso cada vez que me inyectó.

—Bueno, tu cita es alérgica a la lavanda, espero lo anotes Abby—Pateo a Gregory por debajo de la mesa y el suelta un quejido.

—¿Ella es mi cita?—No quiero levantar la cabeza pero siento su mirada en mi—Haberlo dicho antes, Greg.

Bajo una tormenta. {✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora