Prólogo.

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Ser de un pueblo tan pequeño Bibury,  Reino Unido y llegar a una ciudad tan grande como lo es New York, no es cosa fácil.

Una británica, en el continente americano, imaginense lo perdida que estaba, lo extraño que era para mí pasar de un pueblo donde casi todos se conocían a una ciudad donde veías rostros diferentes todos los días.

Pero hubo un rostro que, cuando lo vi, no lo olvide, no podía sacar de mi cabeza esas facciones y todo mi sistema esta en colapso por experimentar un sentimiento que no pensé que tenía, que no sabía que podia sentir.

Ahora entiendo a mi madre cuando me decía que, auto descubrirse, era algo importante para un mejor desarrollo en ti a futuro.

Mi cabeza no estaba en la fase de, autodescubrirme, así que se imaginan el desastre de persona que era cuando me di cuenta.

Que me gustaban, ellos y... Ellas.

O más bien, solo ella porque fue la primera y tambien, la ultima en mi vida.



Soy un manojo de nervios justo ahora, porque es primera vez que escribo este tipo de historia.


Virgencita de los duendes, bendiceme.

Bajo una tormenta. {✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora