Capítulo 3

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Estaba mirándome en el espejo, arreglaba mi cabello una y otra vez, juzgaba mi maquillaje y mi ropa, nada me gusta y los nervios no ayudan en nada. Jalo mi cabello frustrada y me pregunto que tan buena idea sería raparme la cabeza.

—Te ves bien, tonta—Miró a Thomas por el reflejo del espejo—De igual forma, ella desordenara ese cabello, no lo arregles tanto.

Ush, verdad que voy a que me vuelvan rubia.

Me alejo del espejo, arreglando el desastre que deje en mi cabello, Thomas suelta una risa que termina en jadeo cuando golpeó su estómago, bajo las escaleras y tomó mi bolso, me despido del maravilloso amigo y comienzo a caminar por las calles.

El día de hoy, el frío decidió apiadarse de New York y dejó que el sol alumbrara felizmente las calles, aún así, no era mucho el calor que este mismo te entregaba.

Veo algo blanco bajar y me detengo abruptamente, ya llegue al paradero de buses. Elevó mi cabeza y sonrió emocionada al ver que esta comenzando a nevar, mis ojos miran maravillados como la nieve comienza a caer poco a poco, el suelo de las calles comienzan a cubrirse de blanco.

Amo la nieve, definitivamente.

—Hola, Pinkie pie.

Volteo al lugar de donde proviene la voz, Abby esta vestida con una sudadera negra y pantalones del mismo color, unas botas largas cubren sus pies, esta vez su maquillaje es menos notable, un sutil y muy pequeño delineado adorna sus ojos, más la máscara de pestañas, de resto, no hay nada más, su cabello va suelto, creo que siempre lo trae así.

—Hola, Vidia—Me acerco a ella y la sigo cuando comienza a caminar.

—¿Llevas mucho tiempo esperando?

—No, acabo de llegar, solo me distraje viendo la nieve—Mis manos se estiran para recibir los copos de nieve, los cuales se derriten a los segundos de estar en ellas.

—Lo note, podrías estar en medio de la calle y no podría importarte menos—Dejo salir una risa mientras sacudo mi cabeza.

—No así, me gusta la nieve pero tampoco para poner mi vida en riesgo.

Abre la puerta del edificio y con su cabeza me hace una seña para que entre primero, lo cual hago inmediatamente, ella me guía hasta el elevador y entrelazo mis manos delante de mi mientras esperamos.

Parezco niña pequeña, una niña pequeña y nerviosa.

—No te voy a morder, Vee.

—¿Qué?—Giro mi cabeza para poder verla.

—Que estas muy tensa y nerviosa, no voy a saltar encima de ti—Guarda silencio unos segundos—A menos que me lo pidas.

Ay virgencita.

Carraspeo para volver a mirar las puertas del elevador, la escucho reír, pero no dice nada más, lo agradezco, no creo poder contra lo sonrojada que están mis mejillas. Las puertas se abren y pasamos a quedar en un espacio bastante reducido.

Si se puediera escuchar el latir de mi corazón, posiblemente creería que esta por darme algún tipo de ataque al corazón. Abby presiona el botón con un 7 muy desgastado y tengo que respirar hondo para poder aguantar este minuto en un elevador.

—Aún no lo resuelves, ¿no?—La miró sin entender de qué está hablando—Se nota cada vez que miras un punto fijo la batalla mental que tienes. Y por lo que Gregory me habló, hace no mas de una semana eras heterosexual.

Maldito gusano chismoso, lo voy a aplastar cuando lo vea.

—¿Muy notorio?

—No, para una persona que no está pasando por lo mismo o para alguien completamente ajeno al tema, para mí, Gregory y Thomas, si lo es.

Bajo una tormenta. {✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora