Había hecho cosas sin pensar a lo largo de mi vida y me había arrepentido después, no era tan grande mi arrepentimiento pero lo estaba. Ahora, me estaba arrepintiendo a niveles exagerados.
Mi hermano estaba riéndose a carcajada limpia a unos metros de mi, yo trataba de que el caballo no me tirara al suelo, o yo tirarlo a él.
Mamá me miraba entre divertida y preocupada, había pasado una semana y habíamos avanzado bastante bien, seguía en la incertidumbre, el miedo y la confusión, mamá le llama Etapa 1, pero estaba agradecida de que ella estuviera conmigo.
El caballo relincha y se para en dos patas, mi culo terminó en el suelo, estaba adolorida hasta la mierda y el caballo se había ido después de dejarme tirada en el suelo.
—¿Estas bien, cielo?—Mamá se acerca y me ayuda a ponerme de pie.
—Siento que mi útero se subió a la garganta—Sacudo mis pantalones y miro por donde se fue el caballo—Antes era mas sencillo.
—Antes practicabas, hija, ahora no.
—Se fue por tres años mamá, lo único que cabalgaria en esa ciudad sería el pene de un hombre.
—¡Sammael!—Tapo mi boca con una de mis manos para no soltar la carcajada y que me llegue el regaño a mi.
—Como si fuera mentira—Mamá le da un golpe en la parte trasera de su nuca.
—Cierra la boca y mejor váyanse antes de que tome la manguera y los moje.
Mi hermano me arrastra hasta la granja que tienen los vecinos, me muestra como sacar leche y bueno, muchas cosas que ya sabía pero se me olvidaron, irse por tres años tiene sus represalias.
En un intento de atrapar un conejo, me golpeé la mejilla con una cajonera, eso iba a quedar morado y bastante feo, de todas maneras, logré atrapar al conejo y salí feliz del corral.
Tenía el conejo en brazos y durmiendo, si, después de casi matarme para atraparlo, ahora dormía tranquilamente en mis brazos, mi espalda estaba apoyada en un caballo que estaba recostado, durmiendo también, es que todos dormían ahora y tenía una vaca a un lado de nosotros, ella estaba despierta y comiendo, Sam se había ido a entrar las ovejas, porque resulta que el corral quedó mal cerrado y todas las ovejas salieron corriendo.
Una llamada en mi celular despierta al conejo y tengo que agarrarlo con fuerza para que no se vaya, parece que la canción no le gusta. Contesto la llamada y se calma enseguida, definitivamente le molestaba la canción.
Conejo caprichoso.
Es una video llamada.
Una video llamada con Abby.
Virgencita de los duendes, ayúdame.
—Hola, Pinkie...—Se detiene abruptamente en cuanto enfocó mi cara—¿Que mierda te paso en la cara?—Su ceño se frunce mirando mi rostro.
Hoy no trae maquillaje, lo que vuelve su rostro un poco más suave, cada que se delinea parece que te va a enterrar un tenedor en la yugular, su cabello va suelto, como usualmente le gusta traerlo y trae una enorme sudadera. En increíble que incluso así se vea hermosa.
Bueno, siempre se ve así pero entienden el punto.
—Me metí en una pelea.
Con una cajonera y un conejo.
—Te diría que no te creo pero tu timbre de voz me dice que es verdad—Se acomoda en la cama y yo bostezo acomodandome mejor en el caballo, podría dormirme aquí—¿Que fue lo que paso?
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Bajo una tormenta. {✓]
Teen FictionMi cabeza desde que la encontré fue un sube y baja, no sabía que sucedía conmigo, y eso me asustaba, me asustaba hasta la mierda.