Capítulo 22

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Finales de año ya había llegado, todo estaba siendo un revueltijo de emociones y personas.

Teníamos esa tradición, de juntarnos en campo abierto cinco horas antes de la media noche, sólo para estar en familia. La cual se puso muy feliz de poder ver nuevamente a Abby.

Estaba con bola de baba, caminábamos por el pequeño prado de flores y se las iba mostrando, el estaba en la edad de querer comerse todo lo que viera y se viera bonito. Abby estaba jugando fútbol con mis tíos y mis primos más grandes.

Debo decir que mi novia le pateó el culo a todos ellos.

Me senté en el pasto con la bola de baba en mis piernas, ambos estábamos comiendo fresas, el más sucio que yo, pero era una buena compañia a la hora de comer.

—¿Necesitas servilletas?

Alex, la bola de baba, le responde a Abby cuando levanta su bracito y limpia su boca para seguir engullendoce las fresas.

—¿Quedó clara su respuesta?—La observó divertida.

—Más que clara—Me roba una fresa y la come mientras mira al bebé en mis piernas—¿Es el menor?

—Por ahora, tía Jenny está embarazada, así que pasará a ser el hermano mayor dentro de unos meses—Relamo mis labios y dejo el plato de fresas en las piernas de Abby.

—Más bebés, uy amigo, te van a quitar la herencia de la abuela—Sonrió divertida, Alex solo estira sus labios y sigue comiendo fresas.

—¡Niñas, es hora de irnos!

Abby me ayuda a ponerme de pie y yo devuelvo al bebé lleno de fresas, mi tía al verlo, suspira y llena de besos la mejilla, cosa que lo pone bastante feliz, ojalá mi mamá me diera tantos besos cuando me ensucio de chocolate, pero en vez de eso, solo me regaña.

Que fácil es ser bebé, algunas veces.

El camino a casa fue silencioso, mamá iba hablando con Patrick, para que comprara ciertas cosas para la cena, era divertido oír como repetía su nombre en forma de regaño y advertencia, el pobre terminó la llamada más amenazado que el presidente.

Está vez, nos mandó a ducharnos por separado, no teníamos mucho tiempo a decir verdad. Abby levantó las manos cuando mamá le advirtió que la ducha era por separado.

—Elegiré tu ropa mientras te duchas—Asiento tomando dos toallas—Vee.

—Dime—Volteo a verla.

—Se piadosa conmigo y la ropa.

—No prometo nada, vidia, pero lo intentaré—Entro al baño con una sonrisa divertida.

Escucho sus quejas y de como se arrepiente de haberme dejado esa responsabilidad, pero no le hago mucho caso, solo me concentró en ducharme, no quiero que mamá suba a regañarme porque me duche muy lento y la cena ya está lista.

Al salir, sacó los productos que necesito para la cara y le ordenó a Abby que se duche, ella me advierte al menos cinco veces que no exagere con los colores, y yo repito lo mismo, no prometo nada.

Abro mi maleta y comienzo a sacar ropa, encuentro el vestido que iba a usar hoy y lo dejo sobre la cama. La parte de arriba es como un brasier, es de color azul pastel, el largo del vestido llega a mitad de muslo y tiene una cola que llega al piso, es lindo y sencillo, que no se queje mucho la odiadora de colores.

Miró el que me dejó a mi y lado la cabeza mirándolo, es un vestido negro, con una abertura en ambas piernas, un escote en V y liso completamente. Bueno, yo no me quejo, ella tampoco debería.

Bajo una tormenta. {✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora