Yo no nací para ser miserable.
Me lo dije cuando mis padres se divorciaron, me lo dije cuando decidí dejar de salir con chicos, y me lo digo ahora, cuando las personas que algún día pudieron ser mis amigos me llaman egoísta, a pesar de que no lo hacen a propósito. Me lo digo cuando me detengo enfrente del café de la esquina, Avalon, con Celeste a mi lado hablándome de mi supuesta cita con el stripper, no con Damon como él lo sugirió.
La escucho superficialmente porque en realidad estoy armándome de valor, abrasando la indiferencia que siempre ha sido mi amiga.
—Oh mira, ahí está Bryden.
El parecido entre Bryden y Matt es ridículo, y es así como me siento, ridícula, al no relacionarlos como parientes, y ridícula por el papel que hice la última vez que lo vi.
Suspiro profundamente, el olor a café viaja por todo mi cuerpo, avivándome y empujándome a caminar.
Tomo la delantera y recuerdo uno más de mis mantras. Los chicos no me intimidan, yo los intimido a ellos.
Celeste toma mi brazo para no ser dejada atrás, su energía es burbujeante, casi corre al encuentro de Bryden, pero la detengo, la obligo a caminar más despacio mientras el chico que nos espera en una de las mesas, nos sonríe dejando al descubierto sus enormes hoyuelos.
—Pensé que te esconderías en el baño de nuevo.
¡Vaya! La sonrisa de Bryden al hablar es intoxicante, nunca pensé que un aro en el labio podría verse tan sexy.
—Hola Bryden —Celeste me golpe con el codo, porque oh... aun no he dicho nada.
Tomo asiento frente a él, Celeste a mi derecha, y le extiendo la mano.
—Julieta Kloss. No tuve la oportunidad de presentarme la última vez.
La sonrisa de Bryden me recuerda a un gato, lenta y perezosa. Sus dedos son suaves cuando rosan los míos, y recuerdo lo que Celeste dijo, es un artista.
Me sorprende que no esté trabajando como la última vez. Está vistiendo una camiseta negra y pantalones militares. Se ve fuerte e imponente.
Desde esta distancia tengo la oportunidad de ver su tatuaje, es un atrapa sueños enredado en lo que parece ser una flor de loto.
Fascinante.
—Eh... —Celeste se aclara la garganta—. Julieta, estas... ¿estudiándolo?
Por primera vez en mucho tiempo creo que mis mejillas se ponen rojas. Bryden deja escapar una enorme carcajada, lo que atrae a Jim que nos pregunta que vamos a ordenar.
—Un expresso —murmuro, mortificada.
—Lo de siempre —Celeste le guiña un ojo, golpeo su pie por debajo de la mesa.
—Vino —pide Bryden. Jim le frunce en seño.
—Muy gracioso. Tienes veinte minutos.
Eso capta mi atención.
—¿Estás trabajando? —me sorprendo preguntando.
Bryden se encoje de hombros. —Yo siempre estoy trabajando.
—Excepto en las noches —añade Celeste con una sonrisa.
—Exacto.
Me toma unos cuantos minutos decidirme si debo mantener mi filtro vocal, quiero decir, a veces tengo que mantener algunas opiniones resguardadas, porque, bueno, no son tan amables.
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Dicen que es A.M.O.R
HumorJulieta Kloss no cree en el amor... O eso es lo que ella dice. En el Instituto San Javier tiene una identidad secreta conocida como La Vendedora de Romances, una traficante de cartas. Aunque solo dos personas conocen la verdadera identidad de La Ven...