Un mes estoico.

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****NOTA: ¡Hola ahí!

He llegado al capítulo final de esta historia que tanto me gustó escribir.

Nunca me importaron mucho los votos o comentarios. Siempre me bastó con que alguna persona disfrutara lo que escribo.

Sin embargo, esta vez me gustaría pedirte que si llegaste hasta aquí, hasta este último capítulo, me digas que te pareció la historia. Amaría conocer tu opinión.

Muchas gracias por leer DICEN QUE ES AMOR****


Un mes estoico.


Es de noche y el viento hace que mi cabello se pegue y golpee mi rostro cuando abro la puerta de casa. Las luces de la habitación de Jules están encendidas, las del cuarto de mis padres están apagas. Sin embargo, cuando comienzo a quitarme la capa en la sala, todo está silencioso y no hay ningún aroma a comida.

Becca se ofreció a traerme a casa después de nuestra sesión de estudios. Dije que no porque necesitaba caminar y pensar. Ahora, mientras mi cabello gotea sobre la alfombra y mi ropa se paga en mi piel, estoy absolutamente arrepentida de no habérselo permitido.

Suspirando y arrastrando mis pies sobre las escaleras subo a mi habitación. Me quito las botas y las tiro en dirección a la cama, donde alguien profiere un suave

"Ouch" que hace que los bellos de mis brazos se pongan de punta y mi corazón dé un salto de nivel olímpico.

—¡Jules! —Grito—. Un ladrón.

—Jules no está en casa —Dice una voz no desconocida, que provoca el mismo efecto en mí.

Respiro profundamente, tratando de ralentizar mi corazón. Enciendo la luz y prácticamente me quedo sin aliento cuando la figura pálida de Matt sobre mi cama es todo en lo que mis ojos enfocan.

—¿Que. Estas. Haciendo. Aquí? —pregunto con dientes apretados.

Matt baja la vista hacia sus zapatos. Su olor a colonia y mentas invade mi sistema respiratorio.

—Tu mamá me dejó quedarme —dice con un hilo de voz—. Le pidió a Jules que se quedara conmigo, pero él tuyo que salir.

¡Sangriento infierno!

Ha pasado un mes desde aquel picnic. El que podría ser el mejor día de mi vida.

Desde entonces he intentado evadir a Matt la mayor parte del tiempo. Pero evadir no es olvidar. Podría no verlo con mis ojos, pero lo veía con mi mente a cada minuto.

He estado pensando mucho desde entonces y he descubierto que finalmente creo en el amor: Mi madre, ahora que está con papá, es más feliz de lo que ha sido en años. Jules y Celeste están saliendo oficialmente desde hace dos semanas, y cada día se ven más alegres, más vivos. Y si eso no es amor, realmente no sé que pueda ser.

Pensar en eso me hace notar mis sentimientos hacia Matt. En lo cerca que siempre estuve de caer por él. Tan cerca de aceptarlo...

Matt se pone de pie, quizás malinterpretando mi silencio y mi postura rígida.

Contengo el aliento cuando se acerca, demasiado cerca. Alza una mano y se detiene a medio aire, suspirando y dando un paso atrás.

—Sabes —susurra—. Yo no creo en el destino. Pero tampoco creo en las coincidencias. Por eso decidí venir a verte, a pesar de saber que nunca vas a perdonarme. —Da un paso atrás de nuevo. Su vista fija en las frases de libros escritas a mano en la pared blanca frente a mi cama—. Es solo que... yo creía que te conocía más que nadie. Creía que estar enamorado de ti secretamente durante dos años me hacía conocerte de verdad.

Dicen que es A.M.O.RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora