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Spreen, un adolescente común y corriente, estaba cenando con su familia. Ese 3 de julio era día de reunión familiar, entonces estaba toda su familia allí (sus dos primos, sus tíos, sus abuelos y su bisabuela).

Él se sentó al lado de su primo, Rodrigo, al que también le decían "Carrera" de cariño. Ambos empezaron a hablar de boludeces, hasta que fueron interrumpidos por su abuela, María Elena, la cual había llevado la comida hacía la mesa.

- Ivancito, rodri, sírvanse algo. - Dijo en tono demandante. - Delen que están cada día más flacos ustedes.

- Sí, abu, ya nos servimos - respondió Rodrigo intentando calmar a la señora.

Rodrigo agarró una bandeja que contenía la ensalada de papa y huevo, sirviéndose un poco en su plato, para luego pasárselo a su primo, el cual también se sirvió pero esta vez se la pasó a su hermana, Camila, la cual murmuró un "gracias", Iván le pidió que le pasara el agua. Cuando ya estaban comiendo, Rodrigo le susurró algo a Spreen:

- Che, ivi, un amigo se mudó por acá.

- Ah, mira vos, ¿y? - respondió desinteresado.

- ¿Más tarde lo vamos a ver? - preguntó rodri.

- Bueno, ¿cómo se llama?

- Su nombre es Raúl, pero le decimos Auron de cariño.

- Ok, espera que quiero comer el flan de la tía Daisy.

Un rato más tarde, Iván se encontraba lavando los platos mientras que su primo se encontraba hablando de bastantes cosas que no le importaban mucho. Luego de un rato, terminó de hacer la tarea que le fue asignada por su madre.

- Ya está, podemos irnos - dijo cerrando la canilla.

- Dale dale. - Caminó dos pasos para agarrar las llaves que estaban en la mesada. - Vamos.

Ellos fueron caminando hasta la entada, donde el pelinegro gritó que ya volvían, para luego salir de la casa, dirigiéndose hacia la casa de el amigo de Rodrigo. Cuando llegaron, el más bajito de los dos tocó la puerta tres veces seguidas, seguido a eso, se escuchó un "¡Voy!" a lo lejos, y luego, un joven de la edad de Iván (15 años aproximadamente) con el cabello de color marrón-café, ojos del mismo color, con una remera pegada al cuerpo y algo sudado abrió la puerta.

- ¡Hola!, ustedes deben ser los amigos de mi hermano mayor - este se escuchaba agitado - perdonen por venir así, andaba entrenando.

- Jaja... - rió Spreen un poco nervioso - No te preocupes.

- A ti te conozco - dijo mirando a Carrera, para luego voltear a ver a Iván - pero a ti no, ¿cuál es tu nombre?

- Emh, soy Iván, pero decime Spreen, por favor.

- Que lindo nombre tienes, Spreen.

- Gracias; ¿cuál es el tuyo?

- El mío es Juan; ya pasen - dijo para luego darles paso - Mi hermano está en su habitación, carre.

Los primos dijeron en unisono "gracias". Rodrigo fue directamente a la pieza de su amigo, pero Iván se quedó quieto sin hacer nada, le daba vergüenza, hasta que Juan le habló.

- Oye, ¿quieres tomar algo?

- Por favor - respondió agradecido.

Juan sirvió un vaso con agua para ambos, los dejo en la mesa - ven, siéntate. - el otro hizo caso y se fue a sentar.

- Gracias por el agua.

- Ya, ni te molestes, eres un invitado. - el otro le respondió con una sonrisa. - Y, ¿a qué escuela vas?

- Voy a la del San Miguel del Norte, ¿y vos?

- Yo voy a Los Maristas - respondió con felicidad.

Ellos empezaron a hablar de sus gustos y aficiones.

Un rato después, se escuchó un ruido bastante fuerte proveniente de una puerta que daba al sótano.

- Epa, se habrá caído algo, ¿me acompañas a ver?

- Si, dale.

Ambos se levantaron de la mesa y se dirigieron a esa puerta. Juan la abrió cuidadosamente y prendió la luz del lugar. Bajaron poco a poco, Spreen empezó a sentir un sentimiento raro, una especie de 'atracción'. Llegaron al piso del sótano, se habían caído un anillo y un collar.

- Ay, mi anillo, ¿cómo mierda habrá llegado acá? - habló mientras levantaba el anillo. Miro a la derecha, donde estaba el collar, para luego levantarlo - Spreen, ¿lo quieres?. Creo que se te vería bien.

- Oh, gracias, es realmente hermoso. - Dijo agarrando el collar.

- Ya vamos arriba.


[ . . . ]


Habían pasado un par de horas, Iván ya estaba en su casa y Rodrigo se había ido junto a toda la familia.

Eran la 1 de la madrugada y estaba tirado en su cama. De pronto, le agarró curiosidad de cómo se le vería el collar. Entonces se levantó, agarró el collar que estaba en su tocador, se miró al espejo y luego se puso el collar. Sintió algo raro, se vio bien, sus ojos no estaban igual de negros que siempre, se habían vuelto verde-lima, y en su mejilla izquierda tenía una marca, era una estrella. Se había quedado en shock, algunas cosas en su habitación habían empezado a levitar, rápidamente se quitó el collar, el efecto había desaparecido y las cosas cayeron a gran velocidad, corrió a su cama tapándose hasta la cabeza y pensando en lo que había pasado hasta quedar dormido.


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¿Qué onda?

Volví con otra historia Spruan.

Soy Martín, o maru.

¡Disfruta!<3

Immortal she, return to me... Primer Libro // SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora